CAPÍTULO LI - ALFRED EDWARD HOUSMAN

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 CAPÍTULO LI


ALFRED  EDWARD HOUSMAN


Alfred Edward Housman, poeta y académico inglés.

Fockbury, Worcestershire, 26-03-1859; Cambridge, 30-04-1936.

Era el mayor de siete hermanos. Su madre Sarah Jane Williams murió de cáncer cuando él tenía apenas 12 años y su padre era el abogado Edward Housman.

Fue educado en la King Edward's School en Birmingham y luego en la Bromsgrove School.

En 1877 ganó una beca para el St John’s College de Oxford, donde se dedicó al estudio de los clásicos.

Escribió dos volúmenes de poesía, A Shropshire Lad (1896), no muy bien recibido inicialmente, pero muy celebrado después; y Last Poems (1922), con buena crítica desde su aparición.

Como académico es altamente reconocido por sus críticas sobre clásicos como Juvenal y Lucano, y especialmente por los cinco volúmenes de su edición crítica del Astronomicon del poeta y astrónomo latino Marco Manilio. 

Entre 1892 y 1911 fue catedrático de latín en la Universidad de Londres, y entre 1911 y 1936 en la Universidad de Cambridge.

En suma, a Housman se le reconoce como uno de los más importantes clasicistas de su época, y uno de los más insignes eruditos de todos los tiempos.

 

Después de su muerte en 1936, su hermano Laurence, dramaturgo y fundador de Housman's Bookshop, publicó los volúmenes tercero y cuarto de su obra, llamados respectivamente More Poems y Collected Poems.

 

A pesar de su éxito como poeta y académico, Housman fue un solitario que rechazó honores y evitó reconocimientos y atenciones. Nunca se casó.

Sin embargo, a pesar de su introversión, durante su permanencia en Oxford hizo una gran amistad con sus compañeros de habitación Moses John Jackson y Alfred William Pollard.

Después de Oxford, Housman y Jackson fueron compañeros de trabajo en la Oficina de Patentes de Londres, y compañeros de apartamento junto a Adalbert, el hermano de Jackson, hasta que en 1885 Housman se mudó a vivir solo, aparentemente debido a que Jackson, heterosexual, se negaba a corresponder a los sentimientos del poeta.

 

La primera edición de su ya mencionado M. Manilii Astronomicon apareció con la dedicatoria Sodali meo M. I. Jackson, harum litterarum contemptori (Para mi amigo M. I. Jackson, despreciador de estas letras), único libro que Housman dedicó a alguien.

 

Claude J. Summers, especialista en Literatura Inglesa de la Universidad de Louisiana, en The Gay and Lesbian Literary Heritage: A Reader's Companion to the Writers and Their Works from Antiquity to the Present  (Nueva York: Henry Holt and Co, 1995), hablando sobre Housman, refiere que en 1942 su hermano y albacea literario Laurence, depositó en la Biblioteca Británica un ensayo titulado A. E. Housman's “De Amicitia”, con la condición de que no podría publicarse hasta 25 años después. A partir de ahí se haría accesible al Consejo de la Sociedad de Autores para su publicación. El ensayo plantea la posible homosexualidad de Housman y su atracción por Jackson.

 

Leamos algunos párrafos de Laurence en A. E. Housman's “De Amicitia”:

 

…Cuando los papeles de mi hermano llegaron a mis manos después de su muerte, me vi enfrentado al hecho de que él me había dejado para descubrir en ellos ciertos asuntos de muy íntimo carácter sobre sí mismo, de los cuales previamente nunca me había hablado, aunque era razonable pensar que él era consciente de mi conocimiento de lo que había afectado tan profundamente su vida y de mi simpatía por la infelicidad que le había causado.

 

…No pretendo saber hasta qué punto mi hermano siguió aceptando durante toda su vida, en todas las circunstancias, la negación de lo que era natural para él, pero sé que consideraba cruel e injusta la inhibición impuesta por la sociedad a sus compañeros víctimas.

 

…Nadie que lea estas anotaciones de sus diarios, puede tener alguna duda sobre la naturaleza emocional del amor de mi hermano por Jackson; fue profundo y duradero y le causó gran infelicidad. …Sólo dos años antes de su muerte tuve pruebas de ello. En sus habitaciones del Trinity College de Cambridge había dos retratos sobre la chimenea. Uno era de Adalbert. 

Le pregunté a Alfred, cuando me estaba quedando con él dos años antes de su muerte, de quién era el otro. Con una voz extrañamente conmovida, respondió: "Ese era mi amigo Jackson, el hombre que tuvo más influencia que nadie en mi vida”.

 

…Cuando encontré los poemas que había dejado a mi discreción, cuando encontré los diarios que tan obviamente se habían conservado con un solo propósito, cuando encontré otras cosas entre sus papeles, que no lo desacreditaban, pero me indicaban claramente la dirección de su interés por la belleza de la forma humana, me convencí de que tenía un propósito, y ese propósito era hacerme saber el secreto de su vida y permitirme la libertad de darlo a conocer.

 

…En Seven Pillars of Wisdom, Thomas Edward Lawrence (Lawrence de Arabia) hace la siguiente consideración introspectiva

de sí mismo:

Estaba mi anhelo de agradar, tan fuerte y nervioso que nunca pude abrirme a la amistad con otro. El terror al fracaso en un esfuerzo tan importante me hizo desistir; además, estaba la norma; porque la intimidad parecía vergonzosa a menos que el otro pudiera dar la respuesta perfecta, en el mismo idioma, con el mismo método, por las mismas razones...

Alfred escribió en el margen: "Este soy yo".

 

…Los poemas y el diario nos indican claramente que nunca se dio la respuesta perfecta.

…El anhelo de Alfred de agradar era también un anhelo de ser comprendido; y para que la comprensión fuera posible, dejó estos registros para que los encontrara alguien de cuya simpatía podía estar seguro. Y aunque los necios, los obstinados y los de duro entendimiento puedan reprobar lo que aquí se revela, muchos -los más inteligentes, los más caritativos, los de entendimiento más comprensivo- pensarán, creo, de manera diferente; y teniendo un conocimiento más completo podrán tener más simpatía también por el hombre que, en su propia vida, no pudo darse a conocer mejor.

Esta es la razón personal de lo que aquí registro.

 

…Mi RAZÓN SOCIAL es que aunque, en su tratamiento del problema homosexual, "los preciosos bálsamos de los justos" han roto muchas cabezas y muchos corazones, y arruinado muchos adioses, tengo la esperanza de que, dentro de veinticinco años, su día de poder maligno se habrá ido, y la sociedad podrá, por fin, haber adquirido suficiente sentido común para tratar el problema con menos estupidez, menos crueldad, más científicamente. Y si no, puede ayudar a ese fin que el mundo sepa que alguien con quien está profundamente en deuda por la belleza de su poesía y la eminencia de su erudición, fue uno de los que lo sufrió y a quien el pasado encontró tan absurdamente fácil de despreciar y condenar.

 

Pese a todo, no hay evidencia concluyente, sólo trazas, y Laurence termina su ensayo asegurando que los lectores de A. E. Housman’s “De Amicitia” deben decidir por sí mismos.

 

Alfred Edward Housman pasó sus últimos años en un hogar para ancianos en Cambridge, donde murió mientras dormía.

 

Inglaterra ha rescatado su legado a través de la Housman Society, y sus poemas han sido tema para obras musicales de compositores como George Butterworth y Ralph Vaughan Williams.

 

Sus restos reposan en el Cementerio de la Iglesia de San Laurencio en Ludlow, Inglaterra.

El epitafio recuerda un fragmento de su poema, Descanso ganado (Parta Quies):

 

Buenas noches; liberación asegurada,

paz imperecedera,

haya para los vuestros.

 

 

DESCANSO GANADO

(Parta Quies). Housman tomó el título para este poema, del Libro VII de la Eneida de Virgilio.

 

Buenas noches; liberación asegurada,

paz imperecedera,

haya para los vuestros,

mientras el mar y la tierra esperan,

y los cimientos sostienen el universo,

y el cielo permanece.

 

Cuando los cimientos del universo se derrumben,

no quedará nada

del cielo ni de la tierra ni del mar,

confórmate, déjalos consumirse:

No es asunto tuyo;

espera; duerme profundamente.

 

 

UN EPITAFIO - (An epitaph)

 

Detente, si al pasar oyes algo, caminante;

pero llega la noche y es mejor que te marches.

Ya no suspiro, no me ruborizo, no arrugo la frente,

ni me aflige pensar por qué Dios puso las penas en mi vida. 

Aquí, con el bálsamo que cura todas las fiebres, 

me curé de un antiguo mal y duermo en paz.

 

LEJOS, EN UN OCCIDENTAL CAMPO DE ARROYOS

(Far in a western bookland)

 

Lejos, en un occidental campo de arroyos

donde me crié hace tiempo

los álamos aún se yerguen y tiemblan

en los lagos que entonces conocí.

 

Allí, en la noche sin viento,

el vagabundo, ante tanta maravilla,

se detiene sobre el puente para escuchar

el suave suspiro de los álamos.

 

Él oye: No hay recuerdos

en los lugares donde fui conocido,

aquí descanso en Londres

y vuelvo a mi reposo y a estar solo.

 

Junto a los cercados que las estrellas iluminan,

el vagabundo se detiene y escucha

que mi alma se ha quedado suspirando

sobre la temblorosa luz de los arroyos.

 

Esta última estrofa fue grabada en la tumba del escritor estadounidense Henry Moscow, editor del New York Post, en el Cementerio de Rockland, New York.

 

 

EPITAFIO PARA UN EJÉRCITO DE MERCENARIOS

(Epitaph on an Army of mercenaries)

 

El día en que los cielos se apagaron

las bases de la tierra se movieron,

y atendiendo al llamado mercenario

recibieron su paga y están muertos.

 

En sus hombros el cielo soportaron;

a su valor las iras se rindieron;

lucharon por valores despreciados,

y salvaron el mundo por dinero.

 

 

PARA UN JOVEN ATLETA MUERTO - (To an athlete dying young)

 

Ayer, cuando ganaste la carrera,

te paseamos en brazos por la plaza

y entre vítores de hombres y de niños,

a hombros te llevamos a tu casa.

 

Hoy han venido todos nuevamente,

y a hombros otra vez, vas a otra casa,

en cuyo nuevo umbral te dejaremos

habitando una villa más callada.

 

Sabio muchacho, te fugaste a tiempo

de los campos ajenos a la gloria,

sabías que el laurel crece muy pronto,

pero muere primero que la rosa.

 

La noche oscura te cerró los ojos

y no verás cuando tu récord muera,

es lo mismo el silencio que el aplauso

cuando cubre tus tímpanos la tierra.

 

No serás uno más de aquel tumulto

de chicos que su gloria malgastaron,

competidores de encumbrada fama

cuyos nombres murieron derrotados.

 

Pon, mientras los ecos se disipan,

al borde de la tumba el leve pie,

y allí desde el umbral alza la copa

de la justa que estás por defender.

Junto a la frente de laureles nuevos

se juntarán a ver la débil muerte

y hallarán la guirnalda en los cabellos,

cual rizo de doncella, fresca y breve.

 

 

DICEN QUE MIS VERSOS SON TRISTES: NO SORPRENDE

(They say my verse is sad: No wonder)

 

Dicen que mis versos son tristes: No sorprende.

Su estrecha medida alberga 

penas y lamentos eternos,

no míos, de los hombres.

 

Son para todos los seres maltratados,

los no engendrados y los no nacidos,

para que los lean en medio de las aflicciones

que ya no tendré.

 

 

FRASES

 

·      La poesía debería apelar a las emociones en lugar de apelar al intelecto.

 

·      Sin duda he sido influenciado inconscientemente por los griegos y los latinos, pero las principales fuentes de las que soy consciente son las canciones de Shakespeare, las baladas de Scottish Border y Heine.

 

·      Un crítico textual dedicado a su negocio no es en absoluto como Newton investigando el movimiento de los planetas: es mucho más como un perro cazando pulgas.

 

·      Muchos eruditos son estúpidos, perezosos, vanidosos, o los tres.