CAPÍTULO XVII - NATALIE CLIFFORD BARNEY
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CAPÍTULO XVII - NATALIE CLIFFORD BARNEY
NATALIE CLIFFORD BARNEY
Poetisa, escritora
y novelista estadounidense, una de las salonnières más famosas y
admiradas de su tiempo.
Dayton, Ohio, 31-10-1876; París, 02-02-1972.
A los seis años su madre, una mujer de la alta burguesía estadounidense, de alegría contagiosa, espíritu libre y respeto por la vida y opiniones ajenas, la llevó a París por primera vez, cuando todavía no sospechaba que viviría allí sus mejores años y la mayor parte de su vida.
En su adolescencia, Natalie y su hermana Laura ingresaron al exclusivo internado parisino Les Rouches, donde Natalie descubrió su amor por la poesía y la música.
Con todas las facilidades para recibir la educación convencional que hubiera deseado, ella sentenció: “Me parece suficiente saber leer, escribir, sentir y amar”. Y enfocó sus preocupaciones al francés, al griego, al violín, a las letras y al amor.
Figura
literaria exiliada en París, se le conoció principalmente por su salón
internacional, su estrecha amistad con los escritores y artistas más famosos de
su época, y su abierto lesbianismo.
Hija
de un próspero industrial, su niñez y adolescencia transcurrieron entre los
algodones de una familia acaudalada. Era rica, bella, culta, inteligente,
carismática, de una elegancia exquisita y una personalidad irresistible.
Desde
su temprana adolescencia descubrió su inclinación por las mujeres y no solo
nunca la ocultó, sino que hizo alarde de ella. Preocupado, su padre la envió a
París a los 21 años y ella encontró una oportunidad feliz para escapar del
provincialismo estadounidense.
A los
32 años se instaló en París, y como respuesta a la Academia Francesa integrada sólo por hombres, fundó la famosísima Academia de las Mujeres, para promover la literatura escrita por
mujeres. Durante más de sesenta años fue la anfitriona del también llamado Salón de Barney y Templo de la Amistad, por donde pasó la flor y nata del
arte y la intelectualidad de su tiempo.
Su
primer amor a los doce años fue la actriz, coreógrafa e historiadora del arte
Eva Palmer. Con el tiempo llegarían a
sus brazos, entre otras, la baronesa Hélène de Zuylen, la poetisa británica
Renée de Vivien, la bailarina Armen Ohanian, la escritora y poetisa Lucie
Delarue-Madrus, la poetisa británica Olive Eleanor Custance, la escritora
aristócrata Elisabeth de Gramond, la pintora estadounidense Romaine Brooks -de lejos, su amor más duradero-, Janine
Lahovary, que era la esposa de un diplomático rumano, la escritora francesa
Liane de Pougy, la escritora y traductora francesa Antoinette Corisande
Élisabeth, duquesa de Clermont-Tonnerre, la famosa bailarina Isadora Duncan, la
escritora francesa Colette, la escritora estadounidense Djuna Barnes y la
poetisa y socialité británica Dolly Wilde, sobrina del célebre escritor… Y hubo
más.
Escribió siete libros de poemas y obras de teatro -en inglés y francés-, una novela, dos libros de memorias y dos de epigramas.
Entre sus obras literarias citemos las siguientes: Quelques
Portraits-Sonnets de femmes, Cinq Petits Dialogues Grecs, Pensées d’une Amazone,
Je me souviens, Lettres à une
Connue, Nouvelles pensées de l’Amazone, Souvenirs Indiscrets, Traits
et Portraits, Poems & Poemes: Autres Alliances, y Èparpillements.
The One Who is
Legion, fue su única
novela, escrita totalmente en inglés.
Además de su
talento literario, vale destacar su autenticidad, su compromiso sin fisuras con
la amistad y, como norma absoluta de vida, no juzgar. Estas virtudes
probablemente fueron gran parte del encanto que deslumbró a las mujeres y
hombres que compartieron su amor y su vida.
A sus 95
años bien vividos, una insuficiencia cardíaca acabó con su vida. Estuvo
acompañada en sus últimos momentos por Berthe Cleyrergue, su fiel y devota ama
de llaves, que terminó siendo amiga y confidente, y por Janine Lahovary que,
muerto su marido, se echó encima la responsabilidad de cuidar a Natalie.
Sus
restos reposan en el Cementerio de Passy en París, donde se lee:
Escritora
Fue la Amazona de Remy de Gourmont.
Soy ese ser legendario en quien
volveré a vivir. N.C.B.
En el Cooper Park de
Dayton, Ohio, hay una placa histórica con la siguiente inscripción:
NATALIE CLIFFORD BARNEY
Nació en Dayton el 31 de octubre de 1876. Hija
de una familia de industriales acaudalados, incluyendo a su abuelo, que fundó
la Academia Dayton, el Seminario Femenino Cooper, y la Fábrica de Automóviles
Dayton. Natalie, que a los doce años supo que era lesbiana, vivió una vida
abierta e independiente, inusual para una mujer de su tiempo. Con su franqueza
y orgullo acerca de su sexualidad, sin ninguna vergüenza, se adelantó a su
tiempo por lo menos cien años. Bajo su propio nombre, en 1900 publicó “Algunos
Retratos – Sonetos de Mujeres”, un libro de poemas de amor para mujeres. La pintora
americana Romaine Brooks fue pareja y compañera de Barney durante cincuenta
años.
En 1909, Natalie Clifford Barney se mudó a
París, Francia, donde escribió ficción, poesía, ensayos, drama, epigramas y
algunas memorias. Durante cincuenta años fue anfitriona de un famoso salón
literario donde se reunían los principales escritores y artistas de la época.
En 1927, formó un grupo para honrar a las mujeres escritoras, como respuesta a
la Academia Francesa, conformada solamente por hombres. Barney buscó insistentemente
el avance de los derechos de las mujeres y es considerada la máxima escritora
feminista francesa del siglo XX. Por lo menos en doce libros fue la inspiradora
de personajes como Valerie Seymour en “El Pozo de la Soledad”. Barney murió en
1972 y está sepultada en París, mientras que sus padres reposan en el
Cementerio Woodland de Dayton.
En alguna
oportunidad, Natalie sugirió para su tumba este epitafio:
Fue amiga de los hombres y amante de las
mujeres, lo cual para la
gente llena de ardor y de energía es mejor que lo contrario.
SONETO XIII - (De Quelques Portraits - Sonnets de Femmes).
Nada
puede tocarte, nada puede moverte,
tu
corazón emerge de un gran bloque de hielo
todo
acaba en un muro de superficie calma,
tu carne
es como el mármol, tus ojos como el bronce.
Tu
inercia es desafío para los mismos dioses,
y tu
belleza virgen hace soñar la audacia
que se
apaga mirando la frialdad de tu cara
que
petrifica todo, el amor y el deseo.
Pareces
un abismo donde tu risa triste
reclama
las migajas, pero las llamas presa
en aras
de saciar tu gusto por la nada.
Tus senos
son dos flores grandes y rozagantes,
acunando
el veneno de su envidia lechosa
como
cisnes altivos en un lago estancado.
CÓMO ESCRIBIR EL LATIDO DEL AMOR - (How Write the Beat of Love)
¿Cómo
escribir el latido del amor, el latido mismo,
el ritmo
de la elocuencia profunda de nuestras venas?
¿Cómo
anclar ese sollozo final que desgarra la oscuridad,
ese
perfecto desmayo de cada conjunción de los sentidos?
La
agitación a toda vela de tu cuerpo triunfante
—a la
deriva y a salvo en el último maremoto de placer—
te
arrojará sobre las arenas plateadas del sueño,
en olvido
total del éxtasis que diste.
Tu
aliento desciende sereno como desciende la marea:
¡Un mar
en calma!... Ponme en la parte del valle
de los
senos cuyas crestas onduladas declinan.
¡Ah, cómo
marcaron los latidos de tu corazón!
CITAS
- La juventud no es una cuestión de años: uno es joven o viejo de nacimiento.
- El tiempo nos graba en el rostro todas las lágrimas que no hemos derramado.
- Lo primero que veo en un hombre es la mujer que va a su lado.
- Si alguna vez tuve una ambición, fue convertir mi vida en un poema.
- El amor y la amistad serán mi única religión.
- Escucha a los demás. Guárdate tus opiniones, si las tienes. Pondera con precisión a aquellos con los que hablas, pero nunca los juzgues.
(Cita de su diario de
adolescente).