CAPÍTULO IV - WYSTAN HUGH AUDEN

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 CAPÍTULO IV 

WYSTAN HUGH AUDEN

 

Poeta, historiador, dramaturgo, crítico literario, ensayista y libretista estadounidense de origen británico, uno de los grandes del siglo XX.

York, 21-02-1907; Viena, Austria, 29-09-1973.

 

Famoso poeta y hombre de letras que alcanzó temprana fama en la década de 1930 como héroe de la izquierda durante la Gran Depresión. Muchos de sus dramas en verso de este período fueron escritos en colaboración con Christopher Isherwood.

En 1908, la familia de Auden se trasladó a Birmingham, donde su padre se convirtió en médico y profesor de la universidad. Dado que el padre era un médico distinguido de amplios intereses científicos y la madre había sido enfermera, el ambiente del hogar era más científico que literario.


Su educación siguió el patrón estándar para niños de las clases media y alta. A los 8 años fue enviado a la escuela preparatoria St. Edmund, en Surrey, y a los 13 a Gresham School, en Holt, Norfolk. Auden pretendía ser ingeniero de minas y estaba interesado principalmente en la ciencia, así que se especializó en biología.

En 1922 descubrió su vocación de poeta, y dos años después se publicó su primer poema en Public School Verse.


En 1925 ingresó en la Universidad de Oxford (Christ Church), donde ganó una formidable reputación como poeta y sabio, y tuvo una fuerte influencia en otros intelectuales como Cecil Day-Lewis (poeta laureado en 1968), Louis MacNeice y Stephen Spender, quien imprimió a mano la primera colección de poemas de Auden en 1928.

Aunque estos nombres a menudo se vinculaban con los de él como poetas de la llamada generación Auden, la noción de un “Grupo Auden” dedicado a la política revolucionaria era en gran medida sólo una invención periodística.

 

Al graduarse de Oxford en 1928, Auden, a quien sus padres le ofrecieron un año en el extranjero, eligió Berlín en lugar del París que había fascinado a la generación literaria anterior. Se enamoró del idioma alemán y fue influenciado por su poesía, canciones de cabaret y obras de teatro, especialmente las de Bertolt Brecht. Regresó para convertirse en maestro de escuela en Escocia e Inglaterra durante los siguientes cinco años.

 

En sus Collected Shorter Poems, Auden divide su carrera en cuatro períodos. El primero se extiende desde 1927, cuando todavía era un estudiante, hasta The Orators de 1932. La “farsa” Paid on Both Sides, que junto con Poems estableció la reputación de Auden en 1930, revela mejor la amalgama imperfectamente fusionada pero fascinante de material de las sagas islandesas, poesía inglesa antigua, cuentos de escuelas públicas, Karl Marx, Sigmund Freud y otros psicólogos, y el humor escolar que impregna todas estas obras. Los poemas son desiguales y a menudo oscuros, lanzados en direcciones contrarias por el impulso subjetivo de la fantasía, lo mítico y lo inconsciente, y el impulso objetivo hacia un diagnóstico de los males de la sociedad y los defectos psicológicos y morales de los individuos que la constituyen. Aunque las implicaciones sociales y políticas de la poesía atrajeron la mayor atención, el aspecto psicológico es primordial. La noción de poesía como una especie de terapia, que desempeña una función de alguna manera análoga a la psicoanalítica, sigue siendo fundamental en Auden.

 

En el segundo período, 1933-1938, Auden fue el héroe de la izquierda. Continuando con el análisis de los males de la sociedad capitalista, también advirtió sobre el auge del totalitarismo. En On This Island (1937) su verso se volvió más abierto en textura y accesible a un público más amplio. Para el Group Theatre, una sociedad que presentaba obras de teatro experimentales y no comerciales en Londres, escribió primero The Dance of Death (una obra de propaganda musical) y luego tres obras en colaboración con Christopher Isherwood: The Dog Beneath the Skin (1935), The Ascent of F6 (1936) y On the Frontier (1938).


Auden también escribió comentarios para películas documentales, incluido un clásico de ese género, Night Mail (1936); numerosos ensayos y reseñas de libros; un reportaje sobre un viaje a Islandia con MacNeice, descrito en Letters from Iceland (1937), y un viaje a China con Isherwood que fue la base de Journey to a War (1939).

Auden visitó España brevemente en 1937, siendo su poema España (1937) el único resultado inmediato; pero la visita, según sus últimos recuerdos, marcó el comienzo tanto de su desilusión con la izquierda como de su regreso al cristianismo.


En 1936 contrajo un matrimonio de conveniencia con Erika Mann, hija del novelista alemán Thomas Mann, para ayudarle a obtener un pasaporte británico que le permitiera escapar de la Alemania nazi.

Cuando Auden e Isherwood fueron a China, cruzaron los Estados Unidos en ambos sentidos, y en el viaje de regreso ambos decidieron establecerse allí, lo que efectivamente hicieron en 1939.

 

En el tercer período, 1939-1946, Auden se convirtió en ciudadano estadounidense y experimentó cambios decisivos en su perspectiva religiosa e intelectual. Another Time (1940) contiene algunas de sus mejores canciones y versos de actualidad, y The Double Man (que contiene New Year Letter, y proporcionó el título de la edición británica en 1941) encarna su posición al borde del compromiso con el cristianismo. Las creencias y actitudes que son básicas en toda la obra de Auden después de 1940 se definen en tres largos poemas: religiosas en For the Time Being: A Christmas Oratorio (1944); estéticas en Sea and The Mirror (un “comentario” cuasi dramático sobre The Tempest de William Shakespeare); y socio-psicológicas en The Age of Anxiety (1947), la “égloga barroca” con la que ganó el premio Pulitzer en 1948. Fueron sus últimos poemas extensos.

 

El cuarto período comenzó en 1948, cuando Auden estableció la costumbre de salir de la ciudad de Nueva York cada año para pasar los meses de abril a octubre en Europa. De 1948 a 1957 su residencia de verano fue la isla italiana de Ischia. En el último año compró una granja en Kirchstetten, Austria, donde luego pasaba los veranos.

En The Shield of Achilles (1955), Homage to Clio (1960), About the House (1965) y City Without Walls (1969) hay secuencias de poemas ordenados según un patrón externo (horas canónicas, tipos de paisajes, habitaciones de una casa).

 

Con Chester Kallman, poeta estadounidense y amigo íntimo que convivió con él durante más de 20 años, rehabilitó el arte del libreto de ópera. Sus colaboraciones más conocidas son The Rake’s Progress (1951), para Igor Stravinsky; Elegy for Young Lovers (1961) y The Bassarids (1966), de Hans Werner Henze; y Love's Labour's Lost para Nicolas Nabokov. También editaron An Elizabethan Song Book (1956). En 1962, Auden publicó un volumen de crítica, The Dyer’s Hand, y en 1970 A Certain World. Dedicó mucho tiempo a editar y traducir, en particular The Collected Poems of St. John Perse (1972).

En 1972, Auden transfirió su residencia de invierno de la ciudad de Nueva York a Oxford, donde fue miembro honorario del Christ Church College.

 

A principios de la década de 1930, Auden fue aclamado prematuramente por algunos como el poeta más destacado que entonces escribía en inglés, sobre la base discutible de que su poesía era más relevante para las realidades sociales y políticas contemporáneas que la de T.S. Eliot y William Butler Yeats, quienes anteriormente habían compartido la cumbre. Sin embargo, en el momento de la muerte de Eliot en 1965, se pudo afirmar de manera convincente que Auden era de hecho el sucesor de Eliot, ya que Eliot había heredado el único derecho a la supremacía cuando Yeats murió en 1939.

 

Auden fue, como poeta, mucho más profuso y variado que Eliot y mucho más dispar. Intentó interpretar los tiempos, diagnosticar los males de la sociedad y afrontar problemas intelectuales y morales de interés público. Pero la necesidad de expresar el mundo interior de la fantasía y el sueño fue igualmente evidente y, por lo tanto, su poesía a veces es desconcertante. Si los poemas, tomados individualmente, a menudo son oscuros, especialmente los primeros, crean, cuando se toman en conjunto, un cosmos poético significativo con paisajes simbólicos y personajes y situaciones míticos.

En sus últimos años, Auden ordenó el mundo de su poesía y facilitó el acceso; recopiló sus poemas, los revisó y los presentó cronológicamente en dos volúmenes: Collected Shorter Poems 1927-57 (1967) y Collected Longer Poems (1969).

 

Reconocimientos:

 

1942 - Guggenheim Fellowship for Creative Arts.

1948 - Premio Pulitzer de Poesía por su largo poema The Age of Anxiety: A Baroque Eclogue.

1954 - Fue honrado con el Bollingen Prize de Poesía.

1956 - Recibió el National Book Award de Poesía por su libro The Shield of Achilles.

1956 a 1961 – Cátedra de Poesía en Oxford.

1963 a 1965 - Integró la terna final que recomendó la Academia Sueca para el Premio Nobel de Literatura de 1963, junto a Pablo Neruda y Giorgios Seferis, que finalmente le fue concedido a este último. También integró los seis recomendados en 1964 y los tres recomendados en 1965.

1968 - Medalla de oro de la Academia Americana de las Artes y las Letras para la poesía.

1970 – Premio Literario de St. Louis.

 

Murió en el Hotel Altenburger Hof de Viena, pocas horas después de dar una lectura de sus poemas en la Sociedad Austríaca de Literatura. Había pasado la noche en el hotel antes de su previsto regreso a Oxford al día siguiente.

Sus cenizas reposan en el Cementerio de Kirchstetten, Austria.

La inscripción dice:


Poeta y hombre de letras.

 

La placa conmemorativa en una de las casas de Auden en Brooklyn Heights, New York, nos recuerda los tres versos finales de su poema de más de 1.700 versos, New Year Letter:

 

Y el amor ilumina nuevamente

la ciudad y el cubil de los leones,

la gran rabia del mundo, el viaje de los jóvenes.

 

En el Rincón de los Poetas de la Catedral de San Juan en New York, hay un cenotafio con una inscripción tomada de su poema The More Loving One:

 

Si el amor no puede ser igual,

deja que sea yo el que más ame.

 

En el Memorial de la Iglesia Catedral de Cristo en Oxford, Inglaterra, se lee un verso de su poema Precious five:

 

Bendice lo que es, por ser.

 

En el rincón de los Poetas de la Abadía de Westminster se le recuerda en una placa con los últimos versos de su poema In Memory W. B. Yeats:

 

En la prisión de sus días

enseña al hombre libre la manera de orar.

 

Intentemos una aproximación a algunos de sus poemas, a pesar del escepticismo del propio poeta en cuestión de traducciones y de la advertencia de Hannah Arendt: “La total intraducibilidad de uno de los poemas de Auden es lo que me convenció, hace años, de su grandeza”.

 

 

EPITAFIO PARA EL SOLDADO DESCONOCIDO

(Epitaph for the Unknown Soldier)

 

Para salvar tu mundo le pediste a este hombre que muriera;

¿podría este hombre, si pudiera verte ahora, preguntar por qué?

 

 

EPITAFIO PARA UN TIRANO

(Epitaph on a tyrant).

 

Perfección, la única, era lo que buscaba,

y la poesía que inventaba era fácil de entender;

conocía la estupidez humana como la palma de su mano,

y mostraba enorme interés en ejércitos y flotas navales.

Cuando reía, respetados senadores estallaban de risa.

Cuando lloraba, los niños morían en las calles.

 

 

DANZA DE LA MUERTE

(Recitative by death)

 

Damas y caballeros, han logrado el más notable progreso,

y el progreso, estoy de acuerdo, es una bendición;

han construido más coches de los que pueden estacionarse,

han roto la barrera del sonido, y puede que muy pronto,

se instalen rocolas en la luna;

pero quiero recordarles que, a pesar de todo,

yo, la Muerte, soy y seré siempre la Cosmócrata.

 

Aún me divierto con los jóvenes y audaces; a mi antojo

el alpinista pisa la roca destrozada,

la resaca arrastra a los niños que nadan,

el veloz piloto maniobra hacia la berma resbalosa.

Con otros, espero a que estén viejos

antes de asignarles, de acuerdo con mi humor,

a este una coronaria, a este un tumor.

 

En cuanto a raza y religión soy liberal;

impuestos, tasas de crédito, ambición social

no me desvelan. Nos veremos cara a cara,

a pesar de las medicinas, las mentiras de sus médicos

y los costosos eufemismos de los agentes funerarios:

La matrona de Westchester y el vagabundo de Bowery

bailarán conmigo cuando toque mi tambor.

 

 

DETÉN TODOS LOS RELOJES.

(Funeral Blues o Stop all the clocks).

(De Two songs for Hedli Anderson).

 

Detén todos los relojes, corta el teléfono.

Con un jugoso hueso, evita que el perro ladre.

Calla los pianos y con tambor asordinado

muestra el ataúd y deja que vengan los dolientes.

Que, en lo alto, los aviones tracen giros luctuosos,

garabateando en el cielo, “Está muerto”.

Pon crespones alrededor de los cuellos de las palomas;

que los agentes de tráfico lleven guantes negros de algodón.

 

Él era mi norte, mi sur, mi este y oeste;

mi semana laboral, mi reposo del Domingo;

mi mediodía, mi noche, mi verbo, mi canción.

Pensé que el amor era eterno, ...estaba equivocado.

No quiero las estrellas, apágalas todas.

Guarda la luna y desmantela el sol.

Derrama el océano y arrasa el bosque,

porque ahora nada tiene sentido.

 

 

UNA ANÉCDOTA

(En entrevista concedida a Michael Newman para Paris Review, unos meses antes de su muerte):

 

- ¿Cuál es el piropo poético más bonito que ha recibido?

- Fue de una forma inusual. Una amiga, Dorothy Day, había sido encarcelada entre el ángulo de la Avenida Sexta y la Calle Octava, por participar en una manifestación. Pues bien, una vez por semana, el sábado, las chicas eran obligadas a desfilar hacia las duchas. Estaban llevando a un grupo cuando una de ellas, que era prostituta, proclamó en alta voz: “Centenares han vivido sin amor/pero ninguno sin agua...”, un verso de un poema mío que había sido publicado en el New Yorker. Cuando me lo contaron supe que no había escrito en vano.

 

 

CITAS

 

- Un poeta es, ante todo, una persona apasionadamente enamorada del lenguaje.

 

- Ninguna trama de ópera puede ser sensata, porque la gente no canta cuando se siente sensata.

 

- Los jóvenes, que aún no están seguros de su identidad, a menudo se prueban una sucesión de máscaras con la esperanza de encontrar la que les conviene, la que, de hecho, no es una máscara.

 

- Un profesor es alguien que habla durante el sueño de otra persona.

CAPÍTULO III - MATTHEW ARNOLD

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CAPÍTULO III


MATTHEW ARNOLD


 

Poeta victoriano, crítico social y literario, y teólogo británico, cuya obra es considerada un enlace entre el romanticismo y el modernismo.

Laleham, Middlesex, 24-12-1822; Liverpool, 15-04-1888.

 

Empezó sus estudios en Rugby (1837) y luego en el Balliol College de Oxford; se graduó con honores de segunda clase en 1844 y se hizo fellow del Oriel College al año siguiente.

 

En 1851 contrajo matrimonio con Frances Lucy Wightman, hija de Sir William Wightman, juez del Banco de la Reina. Tuvieron seis hijos: Thomas, Trevenen William, Richard Penrose, Lucy Charlotte, Eleanore Mary Caroline y Basil Francis. Fue un matrimonio feliz, y algunos de los más bellos poemas de Arnold están dedicados a sus hijos.

 

Escribió casi toda su obra poética antes de los cuarenta años y luego se dedicó a la crítica literaria. En 1843 ganó en Oxford el Premio Newdigate con su poema Cromwell. Al aceptar el galardón, se dio cuenta de su potencial, decidió que quería ser poeta y empezó a dedicarse con mayor entusiasmo a escribir poemas.

Y su poesía es de tan alto vuelo que es considerado el tercer gran poeta victoriano después de Alfred Tennyson y Robert Browning.

Se perciben en ella notas tristes y tonos elegíacos inspirados en motivos clásicos cuyos temas rondan la alienación y el vacío espiritual: Empedocles on Etna and other poems (1852), The Scholar Gipsy (1853), Sohrab and Rustum (1853), Thyrsis (1866), Rugby Chapel (1867), Dover Beach (1867), y Westminster Abbey (1882).

 

Arnold era un hombre de mente ingeniosa, agudo espíritu crítico y apasionado amor por la verdad, que le permitían encontrar fisuras en los temas religiosos de la teología de su tiempo, especialmente cuando se fundaban en conjeturas improbables o ignoraban las evidencias de la razón.

 

Sus principales obras sobre cuestiones religiosas son Culture and Anarchy (1869); St. Paul and Protestantism, con una introducción sobre Puritanismo y la Iglesia de Inglaterra (1870); Literature and Dogma, un ensayo encaminado a una mejor apreciación de la Biblia (1873); y Last Essays on Church and Religion (1877).

 

En su colección de ensayos Culture and Anarchy, donde ataca el materialismo científico y defiende la cultura, sostiene que no se debe confundir “literature” con “belles lettres” y que literatura eran también los Elements de Euclides, los Principia de Newton, los escritos de Copérnico, de Galileo y de Charles Darwin. Tampoco se debía permitir que los científicos se reservaran el concepto de ciencia, puesto que también la crítica literaria y el estudio de las lenguas antiguas eran, según Arnold, ciencias.

 

Como crítico literario no tuvo rival en su generación. Se dice que cuando en Arnold murió el poeta, nació el crítico.


Essays and Criticism y la mencionada Culture and Anarchy contienen sus primeros dardos sobre las angustias de sus contemporáneos.

En este esfuerzo crítico, pensaba Arnold, Inglaterra iba a la zaga de Francia y Alemania, y los ingleses, en consecuencia, permanecieron en un remanso de provincianismo y complacencia. Incluso los grandes poetas románticos, con toda su energía creativa, sufrieron por la falta de crítica. Aseguraba que el crítico literario inglés debía conocer otras literaturas además de la suya y estar en contacto con los estándares europeos. Arnold desarrolla esta última línea de pensamiento en el segundo ensayo, The Literary Influence of Academies, en el que se detiene en “la nota de provincianismo” en la literatura inglesa, causada por la lejanía de un “centro” de conocimiento correcto y gusto correcto.

 

Para darse cuenta de cuánto amplió Arnold los horizontes de la crítica, basta con echar un vistazo a los títulos de algunos de los otros ensayos de Essays in Criticism (1865): Maurice de Guérin, Eugénie de Guérin, Heinrich Heine, Joubert, Spinoza, Marco Aurelio; en todos, como cada vez más en sus últimos libros, está “aplicando ideas modernas a la vida”, así como a las letras y “poniendo todas las cosas bajo el punto de vista del siglo XIX”.

 

Su primer ensayo, The Study of Poetry, contiene muchas de las ideas por las que Arnold es mejor recordado. En una era de credos que se derrumban, la poesía tendrá que reemplazar a la religión. Cada vez más, “recurriremos a la poesía para interpretarnos la vida, para consolarnos, para sostenernos”.

 

Su conocida clasificación de la sociedad inglesa en bárbaros (con su espíritu elevado, serenidad y modales distinguidos y su inaccesibilidad a las ideas), filisteos (el bastión del inconformismo religioso, la clase media comercial, materialista, descreída, con mucha energía y moralidad, pero insuficiente “dulzura y luz”), y populacho (todavía crudo y ciego), que concluye con la urgencia de educar y humanizar a los filisteos, resume de manera brillante lo que era la sociedad victoriana.

 

Convencido de que gran parte de la religión popular estaba “tocada con el dedo de la muerte” y no menos convencido de la desesperanza del hombre sin religión, trató de encontrar para esta una base de “hecho científico” que incluso el espíritu moderno positivo debe aceptar.

 

Una lectura de los cuadernos de notas de Arnold convencerá a cualquier lector de la profundidad de la espiritualidad de Arnold y del grado en el que, en su “vida enterrada”, se autodisciplinaba en constante devoción y olvido de sí mismo.

 

Arnold murió repentinamente de insuficiencia cardíaca, en la primavera de 1888, cuando se disponía a recibir a su hija Lucy Charlotte y su nueva nieta en el puerto de Liverpool.

 

Sus restos reposan en la Iglesia de todos los Santos en Laleham, junto a los de su esposa y los tres hijos cuya temprana pérdida había ensombrecido su vida. Sobre la tumba se leen dos epitafios:

 

- Amaneció la luz para el justo y la alegría para los de corazón recto.

 

- Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen, que me lleven a tu santo monte, y a tus moradas.

 

En el Rincón de los Poetas de la Abadía de Westminster, hay una placa que honra su memoria, con versos de su poema Westminster Abbey, escrito para el funeral del Deán de la misma, Arthur Penrhyn Stanley:

 

Que aparezca la luz y tus paredes transfiguradas sean tocadas por la llama.

 

 

DESCANSO - (Requiescat)

 

¡Regad sobre su cuerpo un mar de rosas

y no ramos de tejo!

¡Anhelo la quietud en que reposan

tan plácidos sus sueños!

 

Sediento el mundo de su plena gracia

se llenó de su risa;

hoy su cansado corazón naufraga

para ser ella misma.

 

Fue su vida en confusos laberintos

un continuo girar

y su alma que paz había pedido

por doquier halla paz.

 

Su libertario espíritu encerrado

voló calladamente

y esta noche lo hereda el vasto espacio

del reino de la muerte.

 

 

ENVEJECER - (Growing Old)

 

¿Qué es envejecer?

¿Es perder la gloria del aspecto,

el brillo del ojo?

¿Es por belleza renunciar a la corona?

--Sí, pero no sólo esto.

 

Es sentir nuestra fuerza--,

¿pero no nuestro encanto, sino el deterioro de nuestra fuerza?

¿Es sentir cada extremidad

más rígida, cada función menos exacta,

cada nervio más débil?

 

Sí, esto, y más; pero no,

ah, ¡no es lo que en la juventud soñamos que sería!

No es tener nuestra vida

sosegada y suavizada con el resplandor del ocaso,

un dorado declive del día.

 

No es ver el mundo

desde una montaña, con ojos proféticos absortos,

y el corazón profundamente conmovido;

y llorar y sentir la plenitud del pasado,

los años que no existen.

 

Es pasar largas jornadas

y no sentir ni una vez que fuimos jóvenes.

Es sumar, encerrados

en la cálida prisión del presente, mes

a mes con el dolor del cansancio.

 

Es sufrir esto,

y sentir solo la mitad, y débilmente, de lo que sentimos:

En lo profundo de nuestro insondable corazón

madura el pálido recuerdo de un cambio,

pero sin emoción alguna.

 

Es -la última etapa de todo-

cuando congelamos por dentro, y completamente

el fantasma de nosotros mismos,

para escuchar al mundo aplaudir al fantasma hueco

que culpó al hombre vivo.

 

 

DEMASIADO TARDE - (Too late)

 

Vivimos, cada uno dentro de nuestros límites,

y unos hallan la muerte sin hallar el amor.

Sus vidas son lanzadas a lugares lejanos

desde un alma gemela que las dividió en dos.

 

Y a veces, por capricho de un destino más duro,

los amantes se encuentran, pero se encuentran tarde.

--¡Tu corazón es mío!  --¡Cierto, cierto! ¡Ah, cierto!

--¡Dame entonces tu mano, amor!  --¡Ah, no! Adiós.

 

 

CITAS

 

- Matthew Arnold era buen poeta, pero estaba muy equivocado; siempre intentaba alcanzar lo más difícil: conocerse a sí mismo. Y a veces por eso, a mitad de sus más hermosos poemas, dejaba de ser el poeta y se convertía en el inspector escolar.

(Oscar Wilde).

 

- La poesía es en el fondo una crítica a la vida.

 

- El periodismo es literatura apresurada.