CAPÍTULO LXXXII - ALAN SEEGER
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CAPÍTULO LXXXII
ALAN SEEGER
Alan Seeger, poeta estadounidense.
New York, 22-06-1888; Belloy-en-Santerre, Francia, 04-07-1916.
Creció en
Staten Island, en un hogar culto y rodeado de comodidades. Allí cursó sus
primeros estudios en la Staten Island
Academy y luego fue llevado a la Horace
Mann School de Manhattan, hasta los doce años.
Su
familia se trasladó a Ciudad de México, pero en 1902 Alan regresó con su
hermano Charles a Nueva York para asistir a Hackley
School, en Tarrytown. Tras graduarse en Hackley, Alan ingresó a la
Universidad de Harvard, donde, como poeta en ciernes, recibió la influencia de
los poetas románticos, mientras otros poetas de Harvard, como T. S. Eliot,
experimentaban con versos más modernos.
También
tradujo al Dante y a Ludovico Ariosto y ayudó a editar el Harvard Monthly, donde publicó muchos de sus poemas. Se graduó en Harvard con un BA en 1910, y se trasladó a Greenwich Village,
en New York City. Allí intentó disfrutar de su idea romántica de una existencia
bohemia, viviendo totalmente a través de los sentidos y haciendo a un lado las
preocupaciones de la mente. Su padre se opuso a esa decisión de eludir la
búsqueda de una carrera responsable a cambio de la búsqueda de la belleza. Aún
así, Seeger continuó escribiendo poesía y durmiendo en el sofá de su compañero
de clase y revolucionario declarado, John Reed.
Después de dos años Seeger decidió que New
York no estaba a la altura de sus ideales y, financiado por algunos amigos que
lo admiraban, se fue a París.
Allí
encontró sus ideales de belleza encarnados en el ambiente cultural parisino y
en sus nuevas amistades entre los artistas del barrio latino. Sus poemas de la
época y la correspondencia con su padre sugerían también que había encontrado
el amor. Cuando estalló la guerra entre Francia y Alemania en 1914, Seeger se
alistó en la Legión Extranjera Francesa para defender a su amada Francia.
Al parecer, su espíritu aventurero buscaba las máximas emociones de la vida, pero en ese intento había también una vena fatalista que lo llevaba a sentirse atraido por la posibilidad de su muerte. De esta manera, su visión romántica de la guerra se convirtió en la razón de su poesía, a diferencia de poetas más realistas y antibélicos como Wilfred Owen y Siegfried Sassoon.
El poema
de Seeger “I have a rendezvous with death”
habla de una cita anunciada entre el narrador y la muerte misma.
Aunque el
narrador del poema se arrepiente de dejar atrás los placeres de la vida y del
amor, no tiene miedo ni aborrece la muerte. En su lugar, es estoico, y hace de
la cita un punto de honor. El escritor estadounidense James V. Hart en Dictionary of Literary Biography describe
así la curiosa relación entre el narrador y la muerte: “La unión del soldado
caído y la muerte no se basa, desafortunadamente, en ninguna profunda creencia
filosófica o religiosa, sino en una vaga fusión romántica de la belleza de la
naturaleza, el amor sexual, y la vida en algún otro reino no definido”.
Su Ode in Memory of the American Volunteers Fallen for France, es considerada menos exagerada y egocéntrica, y por lo tanto un trabajo mejor logrado, pero aún así, I have a rendevouz with death es todavía más famosa.
Seeger
murió en 1916 –irónicamente el 4 de julio- en el ataque a Belloe-en-Santerre,
donde le dispararon en el estómago. Después de su muerte, el ejército francés
le concedió la Croix de Guerre y la Medaille Militaire.
Poems, una colección de sus poemas fue publicada en 1917, con numerosas y variadas críticas.
Sus
restos reposan en la Necrópolis Nacional de Lihons, en Somme, Picardia,
Francia. Allí se leen, en inglés y francés, los dos últimos tercetos del
primero de sus sonetos Bellinglise:
Oh, si mañana caigo, quiero aquí mi reposo,
y que, sobre mi tumba, con cada nuevo año,
florezcan los capullos y canten las palomas;
y al cruzar los amantes este lugar ignoto,
hagan alto y se junten en un pequeño espacio,
sus regazos muy cerca, cuando salga la luna.
BELLINGLISE - I
Al fondo en la pendiente
del bosque que rodea
la cima de unos
verdes collados que conozco,
las tierras
ancestrales de Bellinglise se extienden
y los bellos
jardines y el hermoso castillo.
Entre altos
pastizales y arboledas umbrosas,
era mi regocijo
ver el ocaso y cómo
cual espejo sereno
se llenaba el estanque,
y sus torres
antiguas y muros carcomidos.
Oh, si mañana caigo, quiero aquí mi reposo,
y que, sobre mi tumba, con cada nuevo año,
florezcan los capullos y canten las palomas;
y al cruzar los amantes este lugar ignoto,
hagan alto y se junten en un pequeño espacio,
sus regazos muy cerca, cuando salga la luna.
TENGO UNA CITA CON LA MUERTE - (I have a rendezvous with death)
(De acuerdo con la Biblioteca JFK, este era uno de los poemas favoritos
de John F. Kennedy, y con frecuencia le pedía a su esposa Jacqueline que lo
recitara).
Tengo una
cita con la muerte
en alguna
barricada en disputa,
cuando la
primavera vuelva con susurro de sombra
y el aire
tenga el aroma de los capullos del manzano;
tengo una
cita con la muerte
cuando
regresen los hermosos días azules de la primavera.
Tal vez
tome mi mano
y me
conduzca por su tierra de sombras
y cierre
mis ojos y ahogue mi aliento,
o quizás
pase en silencio por su lado.
Tengo una
cita con la muerte
sobre las
cicatrices de alguna colina destrozada,
cuando
regrese una vez más la primavera
y en la
pradera asomen las primeras flores.
Dios sabe
que sería mejor estar profundamente hundido
entre
almohadas de seda y plumones perfumados
donde
vibra el amor en sueño placentero,
pulso con
pulso, aliento con aliento,
donde se
ama la serenidad de los amaneceres...
Pero
tengo una cita con la muerte
a media noche
en algún pueblo en llamas,
cuando la
primavera otra vez regrese al norte;
y yo,
fiel a mi palabra empeñada,
no
faltaré a la cita.
CITAS
- En el gran mercado de la Tierra donde se
trafica con Alegría,
compra mientras tu bolsa aún se infla con la
Juventud dorada.
- La muerte no es nada terrible, después de
todo. Puede significar algo aún más maravilloso que la vida. No puede
significar nada peor para el buen soldado. Entonces, no estés triste.
(Alan Seeger, en carta a su madre).