CAPÍTULO XVIII - ROBERT P. T. COFFIN

Category:

 CAPÍTULO XVIII - ROBERT P. T. COFFIN


ROBERT PETER TRISTRAM COFFIN

 

Robert Peter Tristram Coffin, poeta, escritor, profesor y artista visual estadounidense.

Brunswick, Maine, 18-03-1892; Portland, Maine, 20-01-1955.


Creció en el seno de una de las familias más antiguas de Nueva Inglaterra. Se graduó de Bowdoin en 1915 y obtuvo títulos de posgrado en la Universidad de Princeton en 1916 y en la Universidad de Oxford en 1920.

Sus obras, basadas en la vida marinera y rural de Nueva Inglaterra, reflejan su visión de una representación amable del bien en el mundo.

En 1935 publicó Red Sky in the Morning, una novela sobre las costas de su natal Maine.

Ganó el Premio Pulitzer de poesía en 1936, por Strange Holiness.

En 1937 publicó Saltwater Farm, colección de poemas ambientados en Maine.

En 1950 apareció Maine Doings, un ensayo sobre la vida y costumbres de Nueva Inglaterra.

Ilustró muchos de sus libros con dibujos de gran calidad, en blanco y negro.

Por más de diez años fue profesor en el Wells College del estado de New York, hasta 1934 cuando fue invitado a dar clases en Bowdoin, Maine, donde enseñó hasta su muerte por un ataque cardíaco en 1955.

Sus restos reposan en el Cementerio Cranberry Horn de East Harpswell, Maine.

El epitafio muestra versos de su poema This is my country, y una estrofa de otro de sus poemas:     

   

Este es mi país, acerbo como el mar

persistente como el abeto y el arrayán.

Una pradera de la isla, amurallada, alta y perdida,

con arándanos de agosto enrojecidos por la escarcha.

Un enebro sobre un ventisquero rocoso,

esplendor de granito sobre la arista luminosa del mundo.

Un faro como un diamante, tallado y rotundo,

y todos los árboles como cuerdas de un arpa.

Yo, barro encendido por el sol,

he hecho, sin embargo, algo perdurable.

He guardado la ley antigua,

he escrito lo que he visto.



ESTE ES MI PAÍS - (This is my country)

 

Este es mi país, acerbo como el mar,

persistente como el abeto y el arrayán.

Una pradera de la isla, amurallada, alta y perdida,

con arándanos de agosto enrojecidos por la escarcha.

Dos horas de sol antes de que la niebla borre

los límites en las paredes de árboles finamente podados como encajes.                                                                                  

Una casa detrás de la última de todas las colinas,

y luego, el llamado de las gaviotas solitarias;

un enebro sobre un ventisquero rocoso,

esplendor de granito sobre la arista luminosa del mundo,

una garza en la playa y otra en pleno vuelo,

el viento alrededor de cada última cosa viviente,

un faro como un diamante, tallado y rotundo,

y todos los árboles como cuerdas de un arpa.


Esta es mi gente, a salvo de emociones,

con sus ojos sumergidos en el mar de invierno,

solitarios, pacientes, de palabra lenta,

cuyos cuerpos se inclinan con el viento,

persistentes y limpios, fuertes y claros,

que viven donde Invierno es la palabra del año…

y la rosa del brezo ha elegido ser breve,

y los árboles visten puñales en vez de hojas.


Estos son mis parientes y mi especie,

llevan en la mente una especie de faro

que almacena luz, porque el sol

es demasiado opaco para ser confiable;

gente alegre, que ha tenido

la oportunidad de conocer el sabor de estar triste.