CAPÍTULO XL - PHYLLIS MARIANNE GARDNER

Category:

 CAPÍTULO XL

PHYLLIS MARIANNE GARDNER

 


El portal myheritage.es menciona que nació en 1908 y murió en 2003, pero no hay certeza de que sea la misma que escribió estos poemas, que aquí traducimos de versiones en inglés de la página www.poemhunter.com.

Esta página no suministra información sobre la autora; solamente informa que nació en Kingston, Ontario, Canadá.



EPITAFIO - (Epitaph)


Día tras día el otoño se quedaba.

Los árboles tenían aún sus hojas doradas

en contraste con el azul del cielo.

El aire estaba inmóvil. Una ardilla corría sobre el césped.


En la callada alcoba debajo del vestíbulo

el único sonido era una tenue respiración.

Era su último día sobre la tierra

y el cansado viejo yacía moribundo.


En su bondadoso rostro relajado,

no había señales de temor ni expresiones de angustia,

sólo una majestuosa calma.

Era un príncipe en medio de los hombres.


En el ocaso el cielo oscurecía

y los pájaros se mostraban intranquilos.

Un soplo de aire estremeció las ramas,

y cayeron las hojas como lluvia dorada

como si los árboles mismos lloraran a su paso.


Esa noche murió, y cuando asomó la madrugada,

era el invierno.



AMANECER EN DELPHI - (Sunrise in Delphi).


Nos detuvimos en el Monte Parnaso

mirando hacia el golfo de Corinto.

Los olivares serpenteaban cuesta abajo hasta el abismo

entre las colinas. El balido lejano de los corderos se mezclaba

con el tintineo de las campanas alrededor de sus cuellos.


Las primeras notas del canto de los pájaros agitaron el aire.

El aroma del tomillo perfumaba el ambiente.

Nos abrazamos buscando calor en el temprano frío mañanero.


De repente salió el sol, y un rayo de luz dorada

brilló a través del espacio y subió por la ladera

tornando verdes los olivos negros.

La luz dorada acarició los viñedos

la pacífica belleza se estremeció

mientras desde la base estadounidense, rugieron tres aviones

y tronaron sobre las colinas.


Desde el pueblo llegaban los sonidos de la madrugada.

Los perros ladraban – las voces murmuraban.

Había amanecido.

Dimos media vuelta y salimos en busca de café.



PENSAMIENTOS - (Pensee)


Los pensamientos floridos vuelven sus caras hacia el sol.

Todo el verano dominarán el bosque.

Los tulipanes, radiantes, iban y venían.

Los lirios del valle, también, se han ido

hasta el próximo año. ¡Tanta belleza no puede durar!


¿Por qué esas caras de pensamientos conmueven mi alma?

No es exótico su aroma ni esbelta su forma,

sólo una ciclópea cara redonda mirando hacia afuera.

Mirando. Siempre mirando.


Tal vez son recuerdos de amores pasados,

por caminos que podría haber pisado

si no nos hubiéramos conocido. Así continúan

sombras melancólicas de lo que podría haber sido

si las cosas hubieran sido de otra manera.

Me bendijo el destino cuando nuestros caminos se fundieron.