CAPÍTULO LXVI - EDWIN MARKHAM

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CAPÍTULO LXVI

EDWIN MARKHAM

 

Charles Edward Anson Markham, poeta, escritor y ensayista estadounidense.

Oregon City, 23-04-1852; Staten Island, New York, 07-03-1940.

Era el menor de diez hermanos y siendo un niño su familia se mudó a California donde asistió a escuelas rurales antes de encontrar trabajo en una granja.

En 1868 ingresó al California College, y tras graduarse cuatro años después, se convirtió en profesor en San Luis. Trabajó posteriormente en Santa Rosa y Coloma antes de ser nombrado director de una escuela en Hayward. Entre tanto, escribió poesía y sus poemas fueron publicados en Overland Monthly y Scribner’s Magazine.

Su vida personal estuvo marcada por relaciones conflictivas. Se casó en 1875 con Annie Margaret Cox Thole y se divorciaron en 1884. En 1887 se casó por segunda vez con Caroline Bailey, quien lo dejó después de que la madre de Markham se uniera a la familia.

En 1898, después de dos matrimonios fallidos, se casó con la poetisa y académica nacida en California, Anna Catherine Murphy. Fue una relación exitosa donde además ella se desempeñó hasta su muerte como editora y colaboradora de Jack y alentó su trabajo en The Man with the Hoe.  En 1899 tuvieron a Virgil, su único hijo.

En 1899, su más famoso poema, The Man with the Hoe, que ya se conocía un año antes por una lectura pública de poesía, apareció publicado en el San Francisco Examiner. A finales del mismo año vio la luz su primera colección de poemas, The Man and the Hoe and Other Poems.

Posteriormente se editaron nuevas colecciones, entre otras Lincoln and Other Poems, The Shoes of Hapiness and Other Poems, California the Wonderful, Gates of Paradise, Ballad of the Gallows Bird, Eighty Poems at Eighty y Collected Poems.

En prosa merecen mencionarse Children in Bondage y California the Wonderful.

En 1908 fue honrado con la elección al National Institute of Arts and Letters.

En su octogésimo cumpleaños, fue agasajado en el Carnegie Hall en un evento que incluyó al presidente de los Estados Unidos, Herbert Hoover.

En 1936 sufrió un derrame cerebral del cual nunca se recuperó por completo y murió cuatro años después en su casa de Staten Island.

Legó su biblioteca personal de quince mil volúmenes a la Biblioteca Horrmann de Wagner College, en Staten Island.

Sus cenizas reposan en el Cementerio Calvary de Los Ángeles.

En su tumba se lee:


Vivamos la poesía que cantamos.

 

EL HOMBRE DEL AZADÓN

(The man with a hoe. - Writen after seeing Jean-François Millet’s world famous painting L’homme a la houe). 

(Escrito después de observar la famosa pintura de Jean-François Millet).


  Doblegado por el peso de los siglos se inclina
  sobre su azadón y mira el suelo,
  el vacío de los siglos en su rostro
  y en su espalda la carga del mundo.
  ¿Quién lo hizo insensible al éxtasis y al desespero,
  sin aflicciones, sin ninguna esperanza,
  anonadado e impasible, como su hermano buey?
  ¿Quién ha desencajado esta macilenta mandíbula?
  ¿De quién la mano que inclinó esta frente?
  ¿De quién el soplo que apagó la chispa de su ingenio?

  ¿Es esta la Criatura que Dios hizo
  y a quien otorgó el dominio del mar y de la tierra
  para buscar el origen de los astros y el poder de los cielos,
  para acariciar el fuego de la Eternidad?
  ¿Es este el sueño que soñó quien dio forma a los soles
  y dibujó sus rutas desde la más insondable antigüedad?
  Desde los pasillos del infierno hasta su última caverna
  no hay figura más terrible que ésta -- --
  más elocuente para censurar la ciega avaricia del mundo -- --
  más llena de señales y presagios para el alma -- --
  más cargada de amenazas para el universo.

  ¡Qué abismos entre él y el serafín!
  Esclavo de la rutina del trabajo, ¿qué le dicen
  Platón y el vaivén de las Pléyades?
  ¿Qué las notas sublimes de las altas cimas de la música,
  la rendija del amanecer, el rubor de la rosa?
  A través de esta figura pavorosa miran los siglos doloridos;
  la tragedia del tiempo vive en esa penosa encorvadura;
  a través de esta figura la humanidad traicionada,
  expoliada, profanada y desheredada,
  protesta a gritos ante los Jueces del Mundo
  y su protesta tiene clamor de profecía.
  Oh amos, señores y gobernantes de todos los rincones,
  ¿es esta la obra que entregáis a Dios,
  este ser monstruoso, deformado y sin alma?
  ¿Cómo podréis enmendar esta figura,
  darle una chispa de inmortalidad,
  devolverle la luz y la mirada altiva,
  restaurarle la música y los sueños,
  reparar las inmemoriales infamias,
  las pérfidas ofensas, los incurables males?
  Oh amos, señores y gobernantes de todos los rincones,
  ¿qué pensará el Futuro de este Hombre?
  ¿Cómo responderá a su brutal pregunta en esa hora
  en que los huracanes de la rebelión sacudan la tierra?
  ¿Qué pasará con los reinos y los reyes -- --
  con aquellos que hicieron de él lo que es -- --
  cuando ese Terror mudo le reclame a Dios,
  después del silencio de los siglos?



  EPITAFIO
  Aquí duermen ahora las cenizas de Edwin Markham,
  pero mirad, él no está aquí, está muy lejos,
  en las grandes tareas de la vida bajo los cielos poderosos
  afanándose por llegar a alguna estrella melodiosa.
 


  UN EPITAFIO
  No pensemos que nuestros muertos idos
  se sienten atrapados y agobiados en estas tumbas de tierra;
  pensemos en la muerte como en otro nacimiento,
  como una nueva libertad para las alas extendidas,
  una nueva aventura que espera en el futuro;
  como un nuevo placer de más etéreo júbilo,
  como un nuevo mundo con amigos de más noble valía,
  donde todos puedan saborear un pan más inmortal.
 
 
  CITAS
 
  - Las opciones son las bisagras del destino.
 
  - Markham será recordado como el primer verdadero poeta del trabajo.
     (Leonard D. Abbott, biógrafo y político).

 

 

CAPÍTULO LXV - WALTER DE LA MARE

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 CAPÍTULO LXV
                                            WALTER DE LA MARE
 
Walter John (Jack) de la Mare, poeta, cuentista, ensayista, dramaturgo, crítico y novelista británico.
Charlton, Kent, 25-04-1873; Twickenham, Middlesex, 22-06-1956.
Fue educado en la Escuela del Coro de la Catedral de San Pablo, antes de ingresar a la Anglo-American (Standard) Oil Company en Londres, como empleado del departamento de estadística desde 1890 hasta 1908. A sus treinta y cinco años, una pensión concedida por el gobierno le permitió dedicarse a tiempo completo a la escritura.
Tenía veinte años cuando conoció a Constance Elfrida Ingpen en el grupo de teatro Esperanza en Wandsworth en 1893.
Ella se convirtió en su protagonista y estrella de sus producciones teatrales.
En mayo de 1894, ambos asumieron los papeles principales en una obra de teatro escrita por Jack y, aunque Elfrida era más de 10 años mayor que Jack, pronto se convirtieron en un buen “equipo”.
Se casaron en agosto de 1899 en la iglesia parroquial de Battersea y tuvieron cuatro hijos.
Los premios y honores que recibió durante su vida por sus cuentos, novelas, poesía y crítica, compilaciones y ediciones de antologías, incluyen: Polignac Prize de la Royal Society of Literature en 1911, por The Return; James Tait Black Memorial Prize for Fiction en 1922, por Memoirs of a Midget; Carnegie Medal de la Library Association en 1947, por Collected Stories for Children; Companion of Honour en 1948; Order of Merit en 1953; Foyle Poetry Prize en 1954; y unos cuantos grados honorarios de universidades como Cambridge, Oxford y St. Andrews, entre otras.
Su obra, extensa y versátil, consta de 27 libros de poesía, 21 libros de poemas y cuentos para niños, 5 novelas y 7 libros de relatos.
En 1947 se agruparon sus cuentos infantiles en Collected Stories for Children; en 1950 el profesor y crítico literario estadounidense Edward Wagenknecht editó los relatos en The Collected Tales of Walter De La Mare; y en 1969 sus poemas se recopilaron en The Complete Poems.
Por otra parte, el poeta Wystan Hugh Auden hizo una muy bien comentada antología en 1963, titulada A Choice of De La Mare’s Verse.
Walter De La Mare murió luego de una segunda trombosis coronaria y sus cenizas reposan en la Catedral de San Pablo en Londres.
Sobre su tumba hay una inscripción con la última estrofa de su poema Vain questioning:

Donde se abre la flor cuando sus pétalos se marchitan
donde duerme el eco de la música terrestre
donde lo transitorio vence a lo inmutable
allí esperan que tu espíritu duerma en paz.

Sus últimas palabras fueron para una de sus hijas, que le preguntó si quería frutos o flores: No, querida, demasiado tarde para frutos, demasiado temprano para flores.


OTOÑO - (Autumn)

Hay viento allí donde la rosa estaba;              
y lluvia allá donde la hierba estaba;     
y nubes como ovejas
flotan en las laderas
del cielo gris donde la alondra estaba.

No hay oro ya donde tu pelo estaba;  
y no hay calor donde tu mano estaba;
como un fantasma, nimio,
debajo del espino,
tu espectro está donde tu rostro estaba.

Viento infeliz donde tu voz estaba;     
llantos allí donde mi pecho estaba;
pero siempre conmigo,
hijo, siempre conmigo,
todo el silencio donde el sueño estaba.


UN EPITAFIO - (An Epitaph)

Descansa aquí una dama encantadora
de corazón risueño y paso alegre
hermosa ella entre las más hermosas
flores de las praderas del Oeste.

Pero se apaga y muere la belleza
y es, sin embargo, tan esquiva y breve.
¿Alguien se acordará cuando yo muera
que ella fue la más bella del Oeste?
 
 
LOS OYENTES - (The Listeners)

“¿Hay alguien ahí?”, dijo el Viajero,
golpeando la puerta iluminada por el claro de luna;
y su caballo, en medio del silencio, masticaba las hierbas
en el suelo del bosque tapizado de helechos;

un pájaro voló desde la torre,
sobre la cabeza del Viajero;
y él golpeó la puerta por segunda vez;
“¿Hay alguien ahí?”, dijo de nuevo.
Pero nadie salió al encuentro del Viajero;
Y entre los tenues rayos de la luna sobre la escalera tenebrosa
Y él sintió en su corazón la extrañeza,
Ni un leve movimiento hicieron los oyentes,
nadie desde el alféizar bordeado de hojas
se inclinó para mirar entre sus ojos grises,
mientras él esperaba inmóvil y perplejo.

Solo una corte de oyentes fantasmales
que entonces moraban en la casa solitaria
se quedó escuchando en la quietud del claro de luna
aquella voz del mundo de los hombres:
que desciende hasta el vestíbulo vacío,
oían con atención a través del aire agitado y estremecido
por la llamada del Viajero solitario.
la quietud como respuesta a su llamado,
mientras su caballo pacía en la oscuridad de la hierba,
bajo un cielo de hojas y estrellas;

y de pronto sacudió la puerta,
con más fuerza aún, y levantó la cabeza:
“Díganles que vine y nadie respondió,
que cumplí mi palabra”, dijo.
aunque cada palabra que decía
era un eco en las sombras de la casa en silencio,
de la voz del único hombre que quedaba despierto:

Entonces oyeron su pie sobre el estribo,
y el sonido metálico por la senda de piedra,
y cómo el silencio regresó quedamente,
cuando el ruido de los cascos se desvaneció.


UNA CITA

- Una vez que un hombre se aleja del rebaño, es más probable que en los matorrales se encuentre con lobos que con ángeles.
 

CAPÍTULO LXIV - THOMAS BABINGTON MACAULAY

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 CAPÍTULO LXIV

THOMAS BABINGTON MACAULAY 

Thomas Babington Macaulay, Barón Macaulay de Rothley, poeta, ensayista, historiador y político británico del partido Whig.

Rothley Temple, Leicestershire, 25-10-1800; Campden Hill, Londres, 28-12-1859.

Estudió en la Universidad de Cambridge y se licenció como abogado en 1826, pero ejerció su profesión de manera muy esporádica y por muy poco tiempo, y prefirió dedicarse a la literatura, al periodismo y a la política.

Es autor de un brillante ensayo sobre John Milton que fue publicado inicialmente por Edinburgh Review  y que lo hizo famoso de la noche a la mañana.

En poesía merecen mencionarse sus Lays of Ancient Rome.

Como historiador publicó cuatro volúmenes de su obra maestra The History of England: los dos primeros en 1848, con tal éxito de ventas tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, que fue uno de los pocos escritores de su época que se enriquecieron con la pluma.

El tercero y cuarto volúmenes fueron publicados en 1855. En 1866 su hermana Lady Trevelyan publicó un quinto volumen que Macaulay no había podido terminar debido a su delicada salud y temprana muerte, causada por un ataque cardíaco.

Vale decir que The History of England consagró a Macaulay como un maestro de la narrativa histórica, y fue traducida a una decena de idiomas.

La obra recrea los sucesos políticos de Inglaterra desde antes de la caída de Jaime II, -de la casa Estuardo- en 1688, hasta los gobiernos de Jorge I y Jorge II –de la casa Hanover-, y su primer ministro whig Robert Walpole, sucesos que resultaron en la llamada Glorious Revolution de 1689 y en la firma de la mundialmente conocida Bill of Rights por parte de Guillermo, Príncipe de Orange, acontecimiento histórico y político para las Islas Británicas y hoja de ruta para la Constitución de los Estados Unidos.

Por otra parte, sus celebrados ensayos lo convirtieron en un elocuente vocero de las clases medias liberales inglesas.

Fue elegido al Parlamento en 1830, viajó a la India como miembro del Consejo Supremo de Gobierno en 1834, y regresó a Inglaterra en 1838. Un año después fue nombrado Secretario de Guerra hasta 1941, y siguió ocupando su curul en el Parlamento por el resto de sus días.

Nunca se casó y no tuvo hijos, pero se cree que se había enamorado de María Kinnaird, una atractiva, inteligente y destacada socialité, nacida en 1810 en la isla caribeña de San Vicente, que había quedado huérfana cuando el volcán La Soufrière entró en erupción en 1812 y fue adoptada por el popular político londinense Richard “Conversation” Sharp. De él heredó no solo una fortuna considerable, sino también una amplia red de amigos y contactos influyentes, particularmente entre los círculos Whig.

Sin embargo, no se han encontrado pruebas concretas de que la relación hubiera avanzado.

Los restos de Macaulay reposan en el Rincón de los Poetas de la Abadía de Westminster en Londres. Sobre su tumba se lee:

Su cuerpo descansa en paz, pero su nombre vivirá eternamente.


CANCIÓN - (Song)

¡Oh, quédate, Madona! quédate;
aún no asoma el alba
que marca el horizonte con su veta opalina
y las estrellas brillan en medio del silencio;
abrázame y presiona tus labios con los míos,
y reclina en mi cuello tu ardorosa mejilla.
¡Oh, duerme, Madona! duerme;
deja que mire y llore
sobre el triste recuerdo de antiguas alegrías,
sobre el aniquilado rayo de la esperanza,
sobre el desvanecido sueño de una quimera,
sobre lo que natura da y el hombre destruye.
¡Oh, despierta, Madona! despierta;
sobre el lago violeta
hay motas de colores y copos de luz ámbar,
hay sensaciones gratas de paz en la colina
y el caudal diminuto del pequeño riachuelo                           
en filamentos de oro salta desde la cima.
¡Oh, vuela, Madona! vuela;
que la envidia y el día
no espíen lo que saben la noche y el amor:
¡Vuela y pisa, querida, callada y suavemente!
para que no se escuchen entre los que nos odian
los ligeros sonidos de tus pies al pasar.


EPITAFIO PARA WILLIAM CAVENDISH BENTINCK. 

(Epitaph on William Cavendish Bentinck).


Durante siete años gobernó a la India
con eminente Prudencia, Integridad y Benevolencia.
Puesto a la cabeza de un gran Imperio
nuncá dejó a un lado
la simplicidad y moderación de un ciudadano común.
Inculcó dentro del despotismo Oriental
el espíritu de la Libertad Británica.
Nunca olvidó que el fin de un gobierno
es la felicidad del gobernado.
Abolió la crueldad.
Eliminó las distinciones humillantes.
Dio libertad de expresión a la opinión pública.
Su constante estudio tuvo por objeto
elevar la reputación intelectual y moral
de las naciones encomendadas a su cargo.
Este monumento
fue erigido por hombres diferentes en raza,
modales, lengua y religión,
que honran con igual veneración y gratitud
la memoria de su sabia, recta y paternal administración.


 EPITAFIO PARA UN JACOBITA - (Epitaph on a Jacobite)

 
 A mi Rey verdadero, libres de toda mancha
 rendí valor y fé: valor vano, fe vana.
 Por él deseché tierras, honores y riquezas,
 y una amada esperanza, que era mi vida toda.
  En tierras extranjeras por él me he consumido
  y en la flor de mi vida platearon mis cabellos;
  oí murmullo de árboles en tierras de Lavernia,
  desfallecí en el Arno por mis amados sueños.
  Mi hogar era el desvelo de mis noches febriles,
  iba del sueño al llanto cuando llegaba el alba;
  hasta que el Dios piadoso, de mi dolor dolido,
  a tono con mis ruegos me dio temprana tumba.
  Tú, que por azar llegas a esta piedra sin nombre
  desde orgullosa tierra que alguna vez fue mía,
  por esos blancos riscos que no volveré a ver,
  por esa amada lengua que como tú yo hablé,
  derrama sin rencores una lágrima inglesa
  sobre inglesas cenizas de un roto corazón.

 


 UNA CITA


 - Tal vez nadie pueda ser poeta, ni siquiera gozar de la poesía, sin un cierto desequilibrio   mental.

CAPÍTULO LXIII - ROBERT LOWELL

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 CAPÍTULO LXIII

ROBERT LOWELL

 

Robert Traill Spence Lowell Jr., poeta, escritor y traductor estadounidense.

Boston, 01-03-1917; New York, 12-09-1977.

Nació en el seno de una de las más antiguas y prominentes familias de Boston.

Asistió dos años a Harvard College antes de ser transferido a Kenyon College donde estudió poesía bajo la tutela del poeta, ensayista, editor y crítico literario John Crowe Ransom, y se graduó en 1940. Posteriormente se inscribió en Louisiana State University donde estudió con Robert Penn Warren y Cleanth Brooks, influyentes críticos literarios que contribuyeron considerablemente al New Criticism, y revolucionaron la manera de enseñar poesía en la educación superior estadounidense.

En 1940 contrajo matrimonio con la cuentista y novelista Jean Stafford, que ganó un Pulitzer en 1970 por The Collected Stories of Jean Stafford. La relación a menudo estuvo marcada por la infelicidad y Jean quedó con persistentes cicatrices emocionales y físicas. Con Lowell al volante, resultó gravemente herida en un accidente automovilístico, un trauma que describió en una de sus historias más conocidas, The Interior Castle. La desfiguración que sufrió fue un punto de inflexión en su vida. Se divorciaron en 1948. Lowell le había dedicado Lord Weary's Castle, libro que dio comienzo a su reputación como poeta.

En 1949 se casó con la escritora, novelista, crítica literaria, periodista, biógrafa y ensayista Elizabeth Hardwick, licenciada por la Universidad de Kentucky y Ph.D. en Literatura Inglesa por la Universidad de Columbia.

Durante veintitrés años lo amó, perdonó sus infidelidades, soportó sus crisis alcohólicas, atendió sus problemas mentales, y hasta lo acogió otra vez cuando Lady Caroline Blackwood, la nueva mujer por la que la había abandonado se aburrió de su vida desordenada.

Poco después de la muerte de Lowell, y muchos años después de haber escrito The Ghostly Lover y The Simple Truth, Hardwick empezó a escribir su famosa novela Sleepless Nights, entre autobiografía y testamento, criticada, inclasificable, y finalmente celebrada como una de las grandes novelas de finales del siglo XX.

“Cuando escribas mi epitafio, debes decir que fui la persona más solitaria que jamás haya vivido”, le dijo una vez a Robert.

Lady Caroline Blackwood era una talentosa periodista y escritora inglesa, primogénita del cuarto marqués de Dufferin y Ava, y heredera de la cervecería Maureen Guinness. Exmujer del pintor Lucien Freud, a quien conoció en una fiesta organizada por la esposa del célebre novelista Ian Fleming, se había escapado con él a París en 1952 a los veintiún años, se casaron en 1953, Caroline lo abandonó en 1956 y se divorciaron al año siguiente. Las peripecias de su matrimonio la llevaron a convertirse en una enamorada de la vida bohemia y, por ese camino, de los personajes que se cruzaron en su camino, salpicado de excesos, alcohol, barbitúricos, muchas relaciones, varios hijos y numerosos escándalos. Caroline escribiría años más tarde sobre las angustias de su infancia, abandonada a su suerte a pesar de los pergaminos de su ilustre linaje.

Su segundo matrimonio fue con el pianista y compositor Israel Citkowitz. Tuvieron dos hijas, aunque en sus últimos días Caroline confesó que una de ellas era hija del guionista Ivan Moffat. Citkowitz tuvo un final triste: A sus 63 años, los bomberos encontraron su cadáver descompuesto en el modesto apartamento donde había vivido sus últimos días.

Caroline hizo grabar sobre su tumba estos versos del poema In the Ward, de Lowell:


En algún lugar, tu espíritu

ha alcanzado la más alta vida:     

Todos los lugares comparados

con ese lugar                              

se convierten en nada.


Además de sus tres matrimonios -Freud, Citkowitz, Lowell- y del mencionado Ivan Moffat, Caroline también estuvo involucrada sentimentalmente con el crítico Cyril Connolly y el fotógrafo Walker Evans.

Blackwood vivía en Londres en abril de 1970 cuando conoció a Robert Lowell, entonces profesor invitado del All Souls College de Oxford, y se fue a vivir con él la misma noche en que se conocieron.

Sheridan, el hijo de ambos, nació en septiembre de 1971.

Después de divorciarse de sus respectivos cónyuges, Blackwood y Lowell se casaron en octubre de 1972.

Seguro como estaba del talento de Blackwood, Robert la animó a escribir su primera novela. Después hubo más novelas, biografías, cuentos, crónicas, reseñas…, y ella colaboró con Lowell en la versión final de The Dolphin.

Tras la muerte del poeta en 1977, Blackwood se fue a vivir a Irlanda y diez años después regresó a Long Island, en los Estados Unidos. A pesar de sus problemas con el alcoholismo, siguió escribiendo, entre otros libros, una biografía de la princesa Margarita y otra de Francis Bacon, publicadas en The New York Review of Books en 1992.

Murió de cáncer a mediados de febrero de 1996 en el Hotel Mayfair de New York. Tenía 64 años.

Más allá de sus trastornos de personalidad, las relaciones sentimentales de Lowell produjeron una enorme cantidad de buena literatura, de él y de las mujeres que compartieron su desordenada existencia. 

Lowell es considerado el más importante poeta en lengua inglesa de la segunda mitad del siglo XX. En 1947, con apenas 30 años ganó el Premio Pulitzer por sus dos primeros libros de poesía, Land of Unlikeness y Lord Weary’s Castle, en los cuales explora el lado oscuro del legado puritano estadounidense y es evidente la influencia de su conversión del episcopalismo al catolicismo.

En 1960 ganó el National Book Award de poesía por su libro Life Studies, en el cual aparecen muchos de sus poemas más famosos, como On a Mad Negro Soldier Confined at Munich, Man and Wife, Commander Lowell, y Skunk Hour, este último dedicado a Elizabeth Bishop, en respuesta a The Armadillo.

Escribió poesía rigurosamente formal y fue altamente elogiado por su excepcional y poderoso manejo de la rima y de la métrica. Obras como Near the Ocean, The Dolphin y Day by Day, son apenas una pequeña muestra de la belleza y la musicalidad de su poesía.

Se le conoció como el padre de la llamada poesía confesional, que encontró eco principalmente en sus alumnas Anne Sexton y Sylvia Plath.

Alistado en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, al ser convocado se declaró objetor de conciencia por lo cual pasó varios meses en prisión, así como por sus activas protestas contra la guerra de Vietnam.

Su vida personal estuvo llena de conflictos sentimentales y sicológicos. Fue diagnosticado de transtorno bipolar, sufrió severos episodios maníaco depresivos por los cuales estuvo repetidamente hospitalizado y finalmente murió de un ataque cardíaco, dentro del taxi que lo llevaba de regreso a casa de Elizabeth Hardwick, mientras abrazaba un retrato de Caroline, pintado por Lucien Freud. Este había sido su deseo:


Pido una muerte natural,
sin dientes por el suelo,
ni sangre derramada.


Sus restos reposan en el Cementerio Stark de New Hampshire. El epitafio nos recuerda un fragmento de su poema Endings:


…lo inmortal es removido

sin consentimiento del mortal. 


En el Rincón de los Poetas de la Catedral de San Juan en New York, se leen las últimas palabras de su poema Where the Rainbow Ends:

…Ponte de pie y vive,

la paloma ha traído una rama de olivo para comer.


HIJOS DE LUZ - (Children of Light)

Nuestros padres extrajeron su pan de los troncos y las piedras
y cercaron sus jardines con los huesos de los Pieles Rojas;
embarcaron en los países bajos de Holanda,
peregrinos expulsados por la noche de Ginebra,
plantaron aquí el germen luminoso de la Serpiente;
y aquí los reflectores giratorios intentan alarmar
las bulliciosas casas de cristal erguidas sobre la roca;
y los cirios se consumen junto a un altar vacío,
y hay luz donde la sangre desposeída de Caín
quema, sigue quemando el insepulto germen.


COMO UN SICOMORO JUNTO AL AGUA - (As a plain tree by the water)

(El American plain tree o plátano americano, más conocido como sicomoro, alcanza una altura de 50 metros. Sus racimos de semillas colgantes individuales, suaves y en forma de bola, a menudo, persisten después de la caída de las hojas).

Las tinieblas han convocado a las tinieblas, y el oprobio
avanza por nuestras ventanas en esta planificada
Babel de Boston donde nuestro dinero conversa
y multiplica las tinieblas de una tierra
en formación donde la Virgen camina
y las rosas circundan su esmaltado rostro
o caen en astillas sobre calles resecas.
Nuestra Señora de Babilonia, pasa, pasa,
yo fui una vez la niña de tus ojos;
moscas, moscas sobre el sicomoro, en las calles.


Las moscas, las moscas, las moscas de Babilonia
zumban en mis tímpanos mientras el largo
y fúnebre canto de la gente hace explotar la hora
de las ciudades flotantes y el demonio cautiva
con su lengua de oro a los albañiles de Babel
para que levanten la ciudad de mañana hasta el sol
que jamás se pone en estas calles infernales
de Boston, donde la luz del sol es una espada
que golpea al que ha recibido al Señor:
moscas, moscas sobre el sicomoro, en las calles.

Moscas invaden las aguas milagrosas del helado
Atlántico y los ojos de Bernadette
que vieron a Nuestra Señora de pie en la gruta
de Massabielle, la vieron tan claramente
que su visión les obnubiló la razón. Cristo
yace en la tumba completamente abierta.
¡Oh muros de Jericó! Y todas las calles
hacia nuestra muralla atlántica cantan: “Cantad,
cantad por la resurrección del Rey.”
Moscas, moscas sobre el sicomoro, en las calles.


AGUA - (Water). (Para Elizabeth Bishop

Era una ciudad de langostas de Maine --
cada mañana botes cargados de remeros
partían hacia las canteras
de granito de las islas,

y dejaban docenas de desnudas
casas blancas de madera
adheridas como conchas de ostras
a una colina de rocas,

y por debajo de nosotros, el mar lamía
los laberintos de una ensenada
de pequeños y rústicos palillos,
donde se atrapaban los peces de carnada.

¿Recuerdas? Nos sentábamos sobre un trozo de roca.
Desde la distancia del tiempo
parece el color de los lirios
en descomposición, tornándose púrpura,

pero era solamente
la roca gris de siempre
volviendo al verde de siempre
cuando el mar la mojaba.

El mar empapaba la roca
a nuestros pies, todo el día,
y continuaba socavando
capa por capa.

Una noche soñaste
que eras una sirena ceñida a un pilote del muelle,
intentando arrancar
los percebes con las manos.

Queríamos que nuestras dos almas,
como las gaviotas, pudieran regresar
a la roca. Finalmente,
el agua era demasiado fría para nosotros.



CITAS


- Él es, pienso, el único poeta norteamericano reciente que escribe con éxito en el lenguaje, la cadencia y el ritmo de la sonora tradición inglesa.

(Edmund Wilson, a propósito de Robert Lowell).


- Un poema es un acontecimiento, no la descripción de un acontecimiento.