CAPÍTULO LV - JACK KEROUAC

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 CAPÍTULO LV

JACK KEROUAC

 

Jean Louis Kerouac, poeta, novelista y pintor estadounidense, figura legendaria de la contracultura y pionero de la llamada Generación Beat, cuyas otras figuras principales eran sus amigos Allen Ginsberg, Neal Cassady, William Burroughs y Lucian Carr.

Lowell, Massachussets, 12-03-1922; St. Petersburg, Florida, 21-10-1969.

Era hijo de los inmigrantes franco-canadienses Leo-Alcide Kérouack y Gabrielle-Ange Lévesque.

En la escuela secundaria se destacó en fútbol americano, por lo cual consiguió una beca para la Universidad de Columbia. Después de abandonar el fútbol y la universidad, y ser expulsado del ejército, se dedicó a viajar por los Estados Unidos, Europa, África y México.

En 1957, después de varios intentos fallidos publicó On the Road, cuya primera versión había terminado a finales de 1948 y había concluido como texto definitivo a principios de 1951. Escrita en un estilo que bautizó como “prosa espontánea”, recoge sus aventuras de viaje a través de los Estados Unidos, acompañado por Ginsberg, Cassady y Burroughs. El libro le significó reconocimiento inmediato, lo consagró como el portavoz de la Generación Beat, y con el tiempo se ha convertido en su obra más recordada.

Por ese camino, los viajes, el alcohol, las drogas, el sexo, la música, el arte y la literatura, el budismo y el cristianismo, se transformaron de la mano de Kerouac en un coctel de símbolos para una generación cuyos valores estuvieron siempre al margen de los convencionalismos.

Kerouac escribió muchos otros libros, entre los cuales merecen destacarse The Town and the City, The Dharma Bums, Vanity of Duluoz, Desolation Angels, Big Sur y The Subterraneans.

Kerouac conoció a Frankie Edie Parker mientras ella estudiaba Arte en la Universidad de Columbia. Pertenecía a una próspera familia de Detroit. Tras graduarse, Edie tomó un apartamento en New York junto a su amiga Joan Vollmer. Poco después, el apartamento se convitió en el lugar de encuentro de los integrantes de la Generación Beat, y en testigo de la progresiva relación entre Edie y Jack.

Cuando Lucian Carr fue acusado del asesinato de David Kammerer, Jack fue implicado como testigo y encarcelado. Su padre se negó a pagar la fianza y Jack fue liberado el tiempo necesario para que Edie y él, escoltados por dos detectives, se casaran en el Edificio Municipal de Manhattan el 22 de agosto de 1944. El matrimonio les permitía acceder a los intereses del fondo fiduciario de Edie, y pagar la fianza. Dos años después, Edie empezó a lamentarse por apoyar su estilo de vida y regresó a casa, pero se mantuvo en contacto con él hasta su muerte en 1969.

El matrimonio fue anulado en 1948, y Edie se casó dos veces más.

Ella murió en 1993 y en 2007 se publicó su libro de memorias You'll Be Okay – My Life with Jack Kerouac.

Edie Parker aparece como Judie Smith en la novela de Kerouac The Town and the City, Elly en Visions of Cody, Edna “Johnnie” Palmer en Vanity of Duluoz, y con su propio nombre en The Original Scroll, la versión sin editar de On the Road.

En 1950 Jack conoció en Manhattan a la escritora y pintora Joan Virginia Haverty, de 19 años. La invitó a conocer a su madre y dos semanas después se casaron.

Jack la convirtió en Laura, la protagonista de su novela On the Road. El matrimonio duró apenas ocho meses y se separaron antes del nacimiento de su hija Jan Michelle.

Jan tenía diez años cuando Jack la conoció, le negó la paternidad durante muchos años y fue a la Corte para evitar pagar la manutención. No hay pruebas de que la haya reconocido.

Joan se volvió a casar y tuvo tres hijos más. Murió en 1990 y diez años después se editó el manuscrito de su autobiografía Nobody's Wife: The Smart Aleck and the King of the Beats.

El tercer matrimonio de Jack tuvo lugar el 18 de noviembre de 1966 con su amiga de la infancia Stella Sampas (1918-1990), hermana de Sebastián, su amigo más cercano desde niños.

Siempre se creyó que fue un matrimonio de conveniencia, puesto que Stella se ocupó de Gabrielle, la madre inválida de Jack.

Stella aparece en la obra de Kerouac, Vanity of Duluoz, como Stavroula Savakis.

Alcoholizado y decepcionado, murió de una hemorragia interna en el hospital St. Anthony de St. Petersburg.

Sus restos reposan en el Cementerio de Edson, en Lowell, Massachusetts. En la lápida se lee:

 

Honró la vida.


En San Francisco, California, un callejón entre North Beach y Chinatown, rinde culto a su memoria. Allí hay un monumento con una cita de su novela On the Road:


El aire era suave, las estrellas fantásticas, y maravillosa la promesa de cada uno de los adoquines de la calle…


En 1988, la Comisión de Preservación Histórica de Lowell eligió al escultor Ben Woitena para diseñar el Parque Conmemorativo Jack Kerouac.

El diseño se caracteriza por ocho losas de granito pulido, con inscripciones tomadas de cinco libros de Kerouac, que describen sus primeras experiencias en Lowell.

En una de ellas se lee:


Esta obra es un tributo a Jack Kerouac, voz de la Generación Beat. Los inspirados poemas y novelas de Kerouac son una crónica de su vida y aventuras en Lowell y en el camino. El diseño está basado en un mandala, dibujo circular que simboliza el universo. Los círculos y la senda en forma de cruz hacen referencia a las creencias cristianas y budistas de Kerouac.


Un lado de las columnas cita otro de sus libros:


LA ESCRITURA DE LA ETERNIDAD DORADA


Antes de ti, miro con asombro al interior del mundo como si se tratara del vacío: innumerables espíritus sagrados, budistas, y dioses salvadores allí ocultos, sonriendo. Todos los átomos emitiendo luz dentro de una longitud de onda, no hay separación de ninguno. Un colibrí puede entrar en una casa y un halcón no lo hará: entonces, descansa y asegúrate. Mientras buscas la luz, de repente te puede devorar la oscuridad y encontrar la verdadera luz.

Escritura 22.


Otro lado contiene el principio y el final de su famosa y trascendental On the Road:


Conocí a Dean poco después de que mi esposa y yo nos separamos. Yo venía de una grave enfermedad de la cual no me molestaré en hablar, excepto que tenía algo que ver con el cansancio miserable de la ruptura y mi sensación de que todo estaba muerto.

Con la llegada de Dean Moriarty empezó la parte de mi vida que podría llamarse mi vida en el camino. Antes, a menudo había soñado con ir al Oeste para ver el país, siempre planificado vagamente y nunca realizado.


Dean es el tipo perfecto para el camino porque él realmente nació en el camino, cuando sus padres pasaban por Salt Lake City en 1922, en un carro viejo, rumbo a Los Ángeles.

Las primeras noticias de él me llegaron a través de Chad King, que me mostró unas cuantas cartas suyas escritas desde un reformatorio en Nuevo México.


Yo estaba tremendamente interesado en las cartas porque ingenua y dulcemente buscaban que Chad le enseñara todo sobre Nietzsche y todas las maravillas intelectuales que Chad sabía. En un momento dado Carlo y yo hablamos de las cartas y divagamos sobre si alguna vez nos encontraríamos con el extraño Dean Moriarty.


Todo eso está muy atrás, cuando Dean no era lo que es hoy, cuando era un joven desadaptado rodeado de misterio. Entonces llegaron noticias de que Dean había salido del reformatorio y se dirigía a New York por primera vez; también se habló de que se acababa de casar con una chica llamada Marylou.


Así que en América cuando el sol se pone y me siento en el viejo y destartalado muelle del río a mirar los inmensos, inmensos cielos sobre New Jersey y siento toda esa tierra cruda que gira en un increíble fardo sobre la Costa Oeste, y todo lo que la carretera lleva, y toda la gente soñando en esa inmensidad, y sé que ahora en Iowa los niños deben estar llorando en la tierra donde dejan que los niños lloren, y esta noche no habrá estrellas, ¿y no sabes que Dios es el oso Pooh?, la estrella de la tarde descenderá y esparcirá sus chispas de luz sobre la pradera, justo antes de que llegue la noche que bendice la tierra, oscureciendo todos los ríos, las copas de los cerros y los confines de la tierra, y nadie, nadie sabe lo que le pasará a nadie amén de las tristes vestiduras de la vejez creciente, pienso en Dean Moriarty, incluso imagino al viejo Dean Moriarty como el padre que nunca encontramos, pienso en Dean Moriarty.



POEMA

Vi

claramente

el esqueleto debajo

de todo este espectáculo

de la personalidad

¿qué queda

de un hombre y de todo su orgullo,

sino huesos?

Y de todos sus bocados nocturnos perdidos…

y de las bañeras llenas de licor

a través de su garganta

…huesos ------ Él se desanima

en la tumba,

sus rasgos faciales

deformados por los gusanos

*

*

*         

de él

no se oirá

nada más.

*

*

*

La vida está enferma

Los perros tosen

Las abejas haraganean

Las aves hachan

Los árboles asierran

Los bosques lloran

Los hombres mueren

Las garrapatas intentan

Los libros mienten

Las hormigas vuelan

Adiós.



BOWERY BLUES

La historia del hombre

me enferma

adentro, afuera,

no sé por qué

algo tan condicional

y de lo que todos hablan

debería herirme así.

Me hiere

me asusta

quiero vivir

quiero morir

no sé

a dónde regresar

de este vacío

ni cuándo

detenerme.


Como no sigo a ninguna Iglesia

y no hay Gurú que me controle

no hay consejos

solo las piedras

de New York

y en el bar

escuchamos

el saxofón,

oh, Ruby muerta

muerta de un disparo

en la treinta y dos,

que suena como en los viejos tiempos,

y los borrachos

vacuos decapitados

asesinados por el reloj.


Y veo sombras

danzando en el abismo,

enamoradas, aferrándose

a los encantadores traseros

de las adolescentes

enamoradas del sexo

exhibiéndose

en blancas transparencias

tras altos ventanales

esperando lo peor.


No puedo aceptarlo

de ninguna manera

si no puedo retener

a mi pequeña detrás

de mí en mi cuarto.

Entonces esto es el adiós

Sangsara

para mí.

Además

ellas no son tan buenas

como parecen

y Samadhi

es mejor

de lo que piensas

cuando comienza

a taladrarte la cabeza

con ese zumbido

de brillos dorados:

ángeles del cielo

lamentándose

diciendo

“Te hemos estado esperando

desde esta mañana, Jack.

¿Por qué tanto tiempo

perdido en la penumbra de tu cuarto?”

Este Resplandor trascendental

es la mejor parte

(del Gran Vacío

que canto).


De acuerdo.

Renuncio.

Loco.

No más.



HEY, JACK! *

(Este poema fue escrito y parcialmente improvisado por Jan Michelle Kerouac para el programa de radio Captured Voices de Marjorie Van Halteren, en la radio WNYC de Nueva York, en 1989. Jan Michelle lo leyó en voz alta con un telón de fondo de su padre leyendo Origins of the Beat Generation, en una cinta grabada en Hunter College en 1958).


 ¡Hola Jack! ¡Hola Jack! ¿Eres tú?

Soy Jan Michele, tu hija.

¿Recuerdas?

Soy tu hija, ¿recuerdas?

Creo que nos vimos dos veces en Stew Pot.

Sí, soy yo.

Me gustaría hablar con el gato que me engendró, ¿comprendes?

Escuché tu voz a través de la línea

desde la tierra del negro universo telefónico

y me sentí como el perro de la RCA Victor.

Sí.


Oh, ser un alegre Chico Malo de regreso a las brumas de la inocencia

un Beat aún incubando en el útero inmaculado de Beathood

donde los únicos espectros de perdición eran “¡dos gatos calvos

que podrían presionar un botón y sacarnos a todos de aquí, hombre!”

Y ahora, esas imaginadas cabriolas de Ike y Khrushchev

hace tiempo que se han disuelto en el suero de la historia.

Inmortalizadas por Mad Magazine

que yo robaba en la tienda de caramelos de la esquina

bombas H dibujadas en numerosos dibujos animados

se han convertido en una caricatura o, como mucho, en la medida más pequeña

de la potencia del fuego nuclear de la tierra.

Nadie parece darse cuenta, pero te contaré un secreto:

La bomba H, creo, es el secreto del éxito de Japón.

Sí.


Si uno de esos dulces Adolescentes Beatíficos de antaño

se hubiera levantado y profetizado que en tres décadas

un fanático iraní tomaría como rehén a todo el mundo editorial

si alguno hubiera dicho

que en Kansas City habría bandas agrupadas de narcotraficantes haitianos

o anuncios de condones en televisión

virus informáticos

agujas distribuidas en las esquinas de las calles

si se hubiera atrevido a sugerir

que a finales de los 80


los soviéticos serían más pacíficos que los estadounidenses

y habría un gran agujero en la capa de ozono

debido a las latas de los aerosoles

le habrían puesto una camisa de fuerza

y lo hubieran llevado a un manicomio.

Y allí, en el manicomio,

podría haber escrito una obra monstruosa de fantástica ciencia ficción

que hiciera ver “1984” de George Orwell como “El Mago de Oz”.


Ah, mi pobre padre

era un Bebé Grande Cabeza Hueca

demasiado tonto para vivir en este mundo de miedo geométrico

demasiado irracional con cabeza de santo

demasiado irracional con capucha de santo

demasiado santo para arrastrarse por esos laberintos de ratas de concreto de pensamientos retorcidos.

Lo sé.

Soy el mismo tipo de Bebé Cabeza Hueca.

Porque puedo sentirlo en mis huesos

estoy empezando a conocerlo.

Estoy empezando a conocer al Pequeño Bebé Azul de adentro hacia afuera.


Corriendo hacia el abismo, hacia la vergonzosa locura,

por Madison Avenue hasta Madhattan

congelándome en el frío cruel, me envuelvo como un árabe

sombrero azul y bufanda como un velo y, mientras corría,

eché un vistazo a las vitrinas de las tiendas.

Parecía una Tuareg loca o una de la tribu Bereber del Sahara

lanzada a toda velocidad sobre un caballo

o tal vez sobre un camello

sudarios y velos turquesa ondeando en el cálido viento del desierto.

Solo que esto era el viento frío de la ciudad

aquí al otro lado del Atlántico

que me recordó a la antigua casa hundida

de madera a la deriva

y desayuno continental.


Ah, los humanos debemos ser muy resistentes

para revolotear sobre este pobre viejo mundo, una y otra vez

fuertes como dinastías de cucarachas

en esos vecindarios en que solía vivir.

¿Recuerdas, Jack?

Viniste a visitarme a un vecindario.


Apuesto a que no viste ninguna cucaracha

no, estabas demasiado borracho.

Bueno, olvídalo.

De cualquier manera, entonces

tú dices,

que todos tus padres usaban sombreros de paja como W.C. Fields.

Bien,

desearía poder decir eso

pero tú ves,

mi padre era el hombre invisible

y no voy a usar eso en tu contra.


* De una versión en inglés en: https://poetrydispatch.wordpress.com/2007/10/20/jan-kerouac-hey-jack/.