CAPÍTULO LXIII - ROBERT LOWELL
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CAPÍTULO LXIII
ROBERT
LOWELL
Robert Traill Spence Lowell Jr., poeta, escritor y traductor
estadounidense.
Boston, 01-03-1917; New York, 12-09-1977.
Nació en el
seno de una de las más antiguas y prominentes familias de Boston.
Asistió dos años a Harvard College antes de ser transferido a Kenyon College donde estudió poesía bajo la tutela del poeta, ensayista, editor y crítico literario John Crowe Ransom, y se graduó en 1940. Posteriormente se inscribió en Louisiana State University donde estudió con Robert Penn Warren y Cleanth Brooks, influyentes críticos literarios que contribuyeron considerablemente al New Criticism, y revolucionaron la manera de enseñar poesía en la educación superior estadounidense.
En 1940 contrajo matrimonio con la cuentista y novelista Jean Stafford, que ganó un Pulitzer en 1970 por The Collected Stories of Jean Stafford. La relación a menudo estuvo marcada por la infelicidad y Jean quedó con persistentes cicatrices emocionales y físicas. Con Lowell al volante, resultó gravemente herida en un accidente automovilístico, un trauma que describió en una de sus historias más conocidas, The Interior Castle. La desfiguración que sufrió fue un punto de inflexión en su vida. Se divorciaron en 1948. Lowell le había dedicado Lord Weary's Castle, libro que dio comienzo a su reputación como poeta.
En 1949 se
casó con la escritora, novelista, crítica literaria, periodista, biógrafa y
ensayista Elizabeth Hardwick, licenciada por la Universidad de Kentucky y Ph.D.
en Literatura Inglesa por la Universidad de Columbia.
Durante
veintitrés años lo amó, perdonó sus infidelidades, soportó sus crisis
alcohólicas, atendió sus problemas mentales, y hasta lo acogió otra vez cuando Lady Caroline Blackwood, la nueva mujer por la que la
había abandonado se aburrió de su vida desordenada.
Poco después
de la muerte de Lowell, y muchos años después de haber escrito The Ghostly Lover y The Simple Truth, Hardwick empezó a
escribir su famosa novela Sleepless Nights, entre autobiografía y testamento,
criticada,
inclasificable, y finalmente celebrada como una de las grandes novelas de
finales del siglo XX.
“Cuando escribas mi epitafio, debes decir que fui la persona más solitaria que jamás haya vivido”, le dijo una vez a Robert.
Lady
Caroline Blackwood era una talentosa periodista y escritora inglesa,
primogénita del cuarto marqués de Dufferin y Ava, y heredera de la cervecería
Maureen Guinness. Exmujer del pintor Lucien Freud, a quien conoció en una
fiesta organizada por la esposa del célebre novelista Ian Fleming, se había
escapado con él a París en 1952 a los veintiún años, se casaron en 1953,
Caroline lo abandonó en 1956 y se divorciaron al año siguiente. Las peripecias
de su matrimonio la llevaron a convertirse en una enamorada de la vida bohemia
y, por ese camino, de los personajes que se cruzaron en su camino, salpicado de
excesos, alcohol, barbitúricos, muchas relaciones, varios hijos y numerosos
escándalos. Caroline escribiría años más tarde sobre las angustias de su
infancia, abandonada a su suerte a pesar de los pergaminos de su ilustre
linaje.
Su segundo
matrimonio fue con el pianista y compositor Israel Citkowitz. Tuvieron dos
hijas, aunque en sus últimos días Caroline confesó que una de ellas era hija
del guionista Ivan Moffat. Citkowitz tuvo un final triste: A sus 63 años, los
bomberos encontraron su cadáver descompuesto en el modesto apartamento donde
había vivido sus últimos días.
Caroline hizo grabar sobre su tumba estos versos del poema In the Ward, de Lowell:
En algún lugar, tu espíritu
ha alcanzado la más alta vida:
Todos los lugares comparados
con ese lugar
se convierten en nada.
Además de sus tres matrimonios -Freud, Citkowitz, Lowell- y del mencionado Ivan Moffat, Caroline también estuvo involucrada sentimentalmente con el crítico Cyril Connolly y el fotógrafo Walker Evans.
Blackwood
vivía en Londres en abril de 1970 cuando conoció a Robert Lowell, entonces
profesor invitado del All Souls College de Oxford, y se fue a
vivir con él la misma noche en que se conocieron.
Sheridan, el hijo de ambos, nació en septiembre de 1971.
Después de
divorciarse de sus respectivos cónyuges, Blackwood y Lowell se casaron en
octubre de 1972.
Seguro como
estaba del talento de Blackwood, Robert la animó a escribir su primera novela.
Después hubo más novelas, biografías, cuentos, crónicas, reseñas…, y ella
colaboró con Lowell en la versión final de The Dolphin.
Tras la muerte del poeta en 1977, Blackwood se fue a vivir a Irlanda y diez años después regresó a Long Island, en los Estados Unidos. A pesar de sus problemas con el alcoholismo, siguió escribiendo, entre otros libros, una biografía de la princesa Margarita y otra de Francis Bacon, publicadas en The New York Review of Books en 1992.
Murió de cáncer a mediados de febrero de 1996 en el Hotel Mayfair de New York. Tenía 64 años.
Más allá de sus trastornos de personalidad, las relaciones sentimentales de Lowell produjeron una enorme cantidad de buena literatura, de él y de las mujeres que compartieron su desordenada existencia.
Lowell es considerado el más importante poeta en lengua inglesa de la segunda mitad del siglo XX. En 1947, con apenas 30 años ganó el Premio Pulitzer por sus dos primeros libros de poesía, Land of Unlikeness y Lord Weary’s Castle, en los cuales explora el lado oscuro del legado puritano estadounidense y es evidente la influencia de su conversión del episcopalismo al catolicismo.
En 1960 ganó el National Book Award de poesía por su libro Life Studies, en el cual aparecen muchos de sus poemas más famosos, como On a Mad Negro Soldier Confined at Munich, Man and Wife, Commander Lowell, y Skunk Hour, este último dedicado a Elizabeth Bishop, en respuesta a The Armadillo.
Escribió poesía rigurosamente formal y
fue altamente elogiado por su excepcional y poderoso manejo de la rima y de la
métrica. Obras como Near the Ocean, The
Dolphin y Day by Day, son apenas
una pequeña muestra de la belleza y la musicalidad de su poesía.
Se le conoció como el padre de la
llamada poesía confesional, que
encontró eco principalmente en sus alumnas Anne Sexton y Sylvia Plath.
Alistado en el ejército durante la
Segunda Guerra Mundial, al ser convocado se declaró objetor de conciencia por
lo cual pasó varios meses en prisión, así como por sus activas protestas contra
la guerra de Vietnam.
Su vida personal estuvo llena de
conflictos sentimentales y sicológicos. Fue diagnosticado de transtorno
bipolar, sufrió severos episodios maníaco depresivos por los cuales estuvo
repetidamente hospitalizado y finalmente murió de un ataque cardíaco, dentro
del taxi que lo llevaba de regreso a casa de Elizabeth Hardwick, mientras
abrazaba un retrato de Caroline, pintado por Lucien Freud. Este había sido su
deseo:
Pido una muerte
natural,
sin dientes por el
suelo,
ni sangre derramada.
Sus restos reposan en el Cementerio Stark de New Hampshire. El epitafio nos recuerda un fragmento de su poema Endings:
…lo inmortal es removido
sin consentimiento del mortal.
…Ponte de pie y vive,
la paloma ha traído una rama de olivo para comer.
HIJOS DE LUZ - (Children of Light)
embarcaron en los países bajos de Holanda,
peregrinos expulsados por la noche de Ginebra,
plantaron aquí el germen luminoso de la Serpiente;
y aquí los reflectores giratorios intentan alarmar
las bulliciosas casas de cristal erguidas sobre la roca;
y los cirios se consumen junto a un altar vacío,
y hay luz donde la sangre desposeída de Caín
quema, sigue quemando el insepulto germen.
COMO UN SICOMORO JUNTO AL AGUA - (As a plain tree by the water).
(El American plain tree o plátano americano, más conocido como sicomoro, alcanza una altura de 50 metros. Sus racimos de semillas colgantes individuales, suaves y en forma de bola, a menudo, persisten después de la caída de las hojas).
Las tinieblas han convocado a las tinieblas, y el oprobio
avanza por nuestras ventanas en esta planificada
Babel de Boston donde nuestro dinero conversa
y multiplica las tinieblas de una tierra
en formación donde la Virgen camina
y las rosas circundan su esmaltado rostro
o caen en astillas sobre calles resecas.
Nuestra Señora de Babilonia, pasa, pasa,
yo fui una vez la niña de tus ojos;
moscas, moscas sobre el sicomoro, en las calles.
zumban en mis tímpanos mientras el largo
y fúnebre canto de la gente hace explotar la hora
de las ciudades flotantes y el demonio cautiva
Era una ciudad de langostas de Maine --
cada mañana botes cargados de remeros
partían hacia las canteras
de granito de las islas,
y dejaban docenas de desnudas
casas blancas de madera
adheridas como conchas de ostras
a una colina de rocas,
y por debajo de nosotros, el mar lamía
los laberintos de una ensenada
de pequeños y rústicos palillos,
donde se atrapaban los peces de
carnada.
¿Recuerdas? Nos sentábamos sobre un
trozo de roca.
Desde la distancia del tiempo
parece el color de los lirios
en descomposición, tornándose púrpura,
pero era solamente
la roca gris de siempre
volviendo al verde de siempre
cuando el mar la mojaba.
El mar empapaba la roca
a nuestros pies, todo el día,
y continuaba socavando
capa por capa.
Una noche soñaste
que eras una sirena ceñida a un pilote
del muelle,
intentando arrancar
los percebes con las manos.
Queríamos que nuestras dos almas,
como las gaviotas, pudieran regresar
a la roca. Finalmente,
el agua era demasiado fría para
nosotros.
CITAS
- Él es, pienso, el único
poeta norteamericano reciente que escribe con éxito en el lenguaje, la cadencia
y el ritmo de la sonora tradición inglesa.
(Edmund Wilson, a propósito de Robert Lowell).
- Un poema es un
acontecimiento, no la descripción de un acontecimiento.
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