CAPÍTULO XV
THÉOPHILE GAUTIER
Pierre Jules Théophile Gautier, poeta francés, novelista, cuentista, dramaturgo, periodista y crítico
literario de arte y de ballet.
Tarbes, Altos Pirineos, 31-08-1811; Neuilly, 23-10-1872.
A los tres años su familia se
estableció en París, donde Théophile encontró todos los estímulos para sus
inquietudes intelectuales, revolucionarias y bohemias.
Recibió educación en el Lycée Charlemagne y en el Lycée Louis-le-Grand, pero buena parte
de su formación y de su enciclopédica cultura provino de sus innumerables
lecturas.
Sus primeras inclinaciones
artísticas estuvieron orientadas a la pintura, pero el estímulo de su padre a
sus primeros poemas, su amistad con Gérard de Nerval y haber conocido a Víctor
Hugo, lo llevaron a abrazar con entusiasmo el romanticismo que, años después,
terminaría por ridiculizar.
Théodore de Banville, Gautier y
Leconte de Lisle se convirtieron entonces en inspiradores y fundadores de lo
que sería la escuela parnasiana que incluyó principalmente a Catulle Mendés,
Sully Prudhome, José María de Heredia y Louis Ménard, y más tarde a Baudelaire,
Verlaine y Mallarmé, amén de por lo menos una veintena más de poetas y figuras
literarias y artísticas.
En el prólogo de su novela Mademoiselle de Maupin, Gautier esbozó
los fundamentos del parnasianismo, definido como “el arte por el arte”:
Independencia absoluta del artista y culto a la belleza sin intenciones morales
o políticas, valores que refrendaría en sus obras posteriores, pero
especialmente en el conjunto de poemas breves reunidos en Émaux et camées.
El parnasianismo francés de
Gautier y, especialmente el simbolismo de Verlaine, tuvieron una marcada
influencia en el movimiento literario latinoamericano conocido como modernismo, cuyo referente principal fue
el poeta nicaragüense Rubén Darío, que vivió en París en diferentes épocas
durante los primeros años del siglo XX, como corresponsal del diario La Nación
de Buenos Aires y como diplomático de su país.
Los primeros poemas de Gautier
se publicaron en La Presse. Más tarde perteneció al extravagante y
efímero grupo Le Petit Cénacle. Luego, gracias a Balzac, empezó a
escribir en Chronique de Paris.
En 1851 fue nombrado director de la Revue de Paris, fue periodista
de Le Moniteur Universel y colaborador de las revistas L’Artiste
y Revue des Deux Mondes.
De sus viajes por Europa nos
quedan, entre otros, Voyage en Espagne, Constantinople, la colección de
artículos Quand on voyage, Impressions de Voyage en Suisse y Voyage
en Russie.
Algunas de sus novelas son Mademoiselle
de Maupin, Jean et Jeannette, Le Romain de la Momie y Le Capitaine
Fracasse.
En poesía figuran La Comédie
de la mort, la recopilación Poésies complètes, y el
mencionado Émaux et camées.
Escribió una docena de guiones
para teatro y ballet, pero ninguno estuvo cerca del espectacular éxito de Giselle.
Alrededor de medio centenar de
cuentos y relatos, críticas de arte, ensayos y biografías completan su vasta
obra.
Hacia 1830 conoció a la bella e
inteligente Eugénie Fort, de origen muy humilde, y después de seis años
empezaron un romance que culminó con el nacimiento de Théophile en noviembre de
1836. Su padre se negaba a reconocerlo. Eugénie se mudó a Marsella y varios
años después regresó a París donde se ocupó de atender la crianza y educación
de su hijo, acompañada por esporádicas visitas del padre.
A finales de 1856 Eugénie
empezó a escribir un diario que alcanzaría diez volúmenes, donde con frecuencia
aparece Gautier, a veces para apreciar sus ocasionales encuentros, otras para
quejarse de lo que considera su actitud egoísta. En algún momento lo muestra
arrepentido de no haber organizado su vida con ella.
Durante la Comuna, vivió en
Versalles, y Gautier se refugió en ella para huir de París.
Después del armisticio de
comienzos de 1871, Eugénie se unió a su hijo Théophile en Bruselas.
En 1841, en una presentación de
la ópera de Donizetti La Favorite, Gautier vio actuar a la célebre
bailarina italiana Carlotta Grisi (Caronne Adele Giuseppina Maria Grisi), se
enamoró de ella y se dice que fueron amantes.
Gautier era el autor, junto al dramaturgo francés Jules-Henri Vernoy, del
libreto del famosísimo ballet Giselle, una de las obras cumbres del
ballet romántico, interpretado por más de una docena de las más famosas
bailarinas del siglo XX, entre ellas la cubana Alicia Alonso y la rusa Anna
Pávlova.
Finalmente, Gautier terminó
uniéndose -no está claro si se casaron- a la hermana de Carlotta, la
mezzo-soprano y también bailarina Ernesta Grisi, cuyo talento y belleza él
destacó en La Presse. Ernesta interrumpió su carrera después de empezar
su relación con Gautier, estuvieron juntos 22 años y tuvieron dos hijas, Judith
y Estella. Se separaron en 1866 por desacuerdos sobre el matrimonio de Judith
con el escritor Catulle Mendès: mientras Gautier se oponía, Ernesta la apoyaba.
La muerte de su entrañable
amigo Gérard de Nerval, la amargura de no haber obtenido el reconocimiento
oficial que creía merecer a pesar de ser el bibliotecario de la princesa
Mathilde, prima de Napoleón III, y el rechazo de la Academia Francesa por tres
años seguidos, se sumaron para acelerar las complicaciones del corazón que le
ocasionaron la muerte en su refugio de Neuilly-sur-Seine, en las afueras de
París.
Sus restos reposan en el
cementerio parisino de Montmartre.
Aunque en su tumba solo se leen
su nombre y fechas, Gautier había sugerido su epitafio:
¡Descansa en paz, hermosa alma, noble
artista!
La inmortalidad ha empezado para ti.
ÚLTIMO
DESEO - (Dernier voeu)
Hace ya tanto tiempo que te amo:
- y confieso que son dieciocho años –
yo soy la palidez, tú eres la rosa,
soy el invierno, tú la primavera.
Como en el cementerio, blancas lilas
han florecido en torno de mis sienes;
muy pronto cubrirán mi cabellera
para sombrear mi frente ya marchita.
Mi sol, pálido sol, en su declive
va a desaparecer en el ocaso
y en la colina fúnebre ilumina
de mi última morada la penumbra.
Deja entonces que caiga de tus labios
sobre mis labios un tardío beso,
para que pueda en paz, en mi sepulcro,
mi corazón tranquilo reposar.
LA ÚLTIMA HOJA -
(La dernière feuille)
En el árido bosque abandonado,
queda solo una rama solitaria
y un solo pajarillo y una hoja,
mísera hoja triste y olvidada.
Queda solo un amor que oye mi canto
en el fondo de mi alma solitaria,
pero el viento rugiente del otoño
enmudece mi voz apasionada.
El pájaro se va, la hoja cae,
llega el invierno y el amor se apaga.
Cuando de nuevo el árbol esté verde,
ven pajarillo y en mi tumba canta.
LAS PALOMAS - (Les colombes)
En la ladera, donde están las tumbas,
una bella palmera de asta verde
se yergue donde llegan las palomas
a refugiarse y a tejer su nido.
Pero al amanecer dejan las ramas;
y las vemos, collar que se desgrana,
dispersas, blancas, sobre azules aires,
en lejanos aleros asentarse.
Mi alma es el árbol donde cada noche,
enjambres blancos de visiones locas
caen del cielo con vibrantes alas,
para volar con los primeros rayos.
EL ARTE - (L’art)
Sí, la obra más bella resulta
de una forma rebelde
al trabajo,
verso, mármol, ónix, esmalte.
¡Lejos de falsas restricciones!
Pero, para caminar derecha
puedes calzar,
Musa, un estrecho coturno.
¡Huye del ritmo cómodo,
como un zapato demasiado grande,
a la moda,
que cualquier pie usa y deja!
Rechaza, escultor,
la arcilla que amasa
el pulgar,
cuando la inspiración flota lejana;
lucha con el Carrara,
con el Paros duro
y escaso,
guardianes de la forma pura;
pide a Siracusa
su bronce, al que ciertamente
se le atribuye
el rasgo noble y elegante;
con mano delicada,
persigue en una veta
de ágata
el perfil de Apolo.
Pintor, huye de la acuarela,
y fija el color
evanescente
en el horno del esmaltador.
Pinta sirenas azules,
y tuerce de cien formas
sus colas,
monstruos de los blasones;
y en el trébol del nimbo,
la Virgen con su Jesús,
y el globo,
con la cruz encima.
Todo pasa. Sólo el arte sólido
tiene la eternidad.
El busto
sobrevive a la ciudad.
Y la medalla rústica
que encuentra un labrador
bajo tierra
revela un emperador.
Los dioses mismos mueren
pero los versos soberanos
permanecen
más fuertes que los bronces.
Esculpe, lima, cincela;
¡que tu sueño etéreo
se concrete
en el bloque resistente!
EL ESPECTRO DE LA ROSA - (Le Spectre
de la Rose)
Despereza tus
párpados cerrados
que acarician tu
sueño virginal,
estoy aquí, fantasma
de una rosa
que en el baile de
anoche tú llevabas.
Cuando a cortarme
fuiste me perlaban
las lágrimas de plata
de la lluvia,
y entre las
luminarias de la fiesta
presumiste de mí toda
la noche.
Oh, tú, que de mi
muerte fuiste causa,
sin que te sea
posible ahuyentarlo,
toda la noche mi
fantasma rosa
junto a tu cama
llegará a bailar.
Pero no tengas miedo,
no reclamo
ni misa ni tampoco De
Profundis;
este suave perfume es
de mi alma,
y acabo de llegar del
paraíso.
Mi destino fue blanco
de la envidia:
Por tener una suerte
tan hermosa
más de uno su vida
hubiera dado,
porque tengo tus
senos por sepulcro,
y en la piel de
alabastro en que reposo
un poeta con besos
escribió:
Aquí yace el fantasma
de una rosa
a quien envidiarán
todos los reyes.
CITAS
- El arte no es, de ninguna manera, el fruto
de las costumbres, el arte no tiene nada que ver con la moral.
- Yo
renunciaría con gusto a mis derechos de francés y de ciudadano por ver un
cuadro auténtico de Rafael o una hermosa mujer desnuda.
- El verdadero paraíso no está en el cielo sino en la boca de la mujer amada.