UNIVERSOS - VOLUMEN II. CAPÍTULO XXXIX - PIERRE DE RONSARD

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 CAPÍTULO XXXIX

PIERRE DE RONSARD

 

Poeta y diplomático francés, cabeza del movimiento renacentista llamado La Pléyade.

Castillo de la Possonnière, cerca de Couture, 11-09-1524; Saint Cosme, cerca de Tours, 27-12-1585.

      Era el menor de seis hijos de un culto y noble militar que tenía vocación poética y amplios conocimientos de latín.

      Tuvo como preceptor a su tío paterno, el clérigo Jean de Ronsard, quien le impartió su primera educación en la casa paterna. Al morir, el poeta heredó su biblioteca. A los nueve años fue enviado a estudiar en el Colegio de Navarra en París. A los doce años lo nombraron paje de la corte. Luego pasó tres años en la corte de Gran Bretaña y en 1940 regresó a Francia, al servicio del duque de Orleans.

      Fue enviado a misiones diplomáticas en  Irlanda, Escocia, Zelanda y Piamonte, en las cuales aprendió alemán, inglés e italiano, y adquirió conocimientos avanzados de latín.

      En 1545, en la corte de Blois, tuvo un amor platónico con la quinceañera Casandra Salviati, hija de un banquero italiano. Ella le inspiró Les amours de Cassandre, sonetos a la manera de Petrarca, publicados en 1552.

      En 1547 fundó el grupo poético La brigade que, años después, se convertiría en La Pléyade, grupo de poetas apasionados por los clásicos griegos y latinos.

      Entre 1550 y 1552 publicó sus cuatro libros de Odes (Odas), inspirados en Píndaro y Horacio.

      En 1555 conoce a Marie Dupin, pastora de quince años nacida en Bourgueil. Le dedicó Continuation des Amours, poemas de tono íntimo.

      Al año siguiente publica Les Hymnes, obra enciclopédica de temas políticos, religiosos y filosóficos dedicada a Margarita de Saboya.

En 1558 escribe para una joven desconocida con quien aparentemente pensaba contraer matrimonio, Sonnets pour Sinope.

      También merecen mencionarse Sonnets et Madrigals pour Astrée, dedicados a Françoise Babou de la Bourdaisiére, y Sonnets pour Hélène, publicado en 1578 e inspirado por Hélène de Surgères, dama de honor de Catalina de Médicis.

 

En sus últimos años perdió a muchos de sus amigos y murió casi totalmente olvidado en su priorato de San Cosme.

      Tal vez el mayor honor de sus contemporáneos fue llamarlo “el príncipe de los poetas y el poeta de los príncipes”.

      Sus restos reposan en el Cementerio Père Lachaise de París. Él mismo compuso su epitafio, que llamó La tumba de Ronsard:

Ronsard aquí reposa. Valiente ya en la infancia,

entretuvo a las musas del Helicón en Francia

tras las flechas de Apolo y al ritmo lastimero

del laúd. No lo libró su musa del certero

aguijón de la muerte que en su tumba lo encierra.

Vaya hasta Dios su alma, sus restos a la tierra.

 

LA MUERTE DE MARÍA - (Sur la mort de Marie)

Como se asoma en mayo la sensitiva rosa

bajo el celoso cielo rendido a su color,

con su cáliz primero, su juventud hermosa

que la alborada riega con llanto bienhechor,

con pétalos radiantes donde el amor reposa

que perfuman el aire de aroma embriagador

y por el fuego heridos o por lluvia copiosa,

lánguidamente mueren extasiados de amor:

Así en tu primavera de soñada princesa,

cuando el cielo y la tierra coreaban tu belleza,

la Parca te ha llamado y en cenizas reposas.

Por funeral te dejo mis lágrimas, mis quejas,

y en un ramo de flores mis plegarias añejas,

para que viva o muerta, seas tan solo rosas.

 

SONETO A HELENA - (Sonnet à Hélène)

Cuando llegues a vieja y a la luz de una vela
estés, de noche, hilando, sentada junto al fuego,
al entonar mis versos, dirás maravillada:
Fui bella en otros tiempos y Ronsard lo cantó.
No habrá entonces sirvienta que, oyendo tal noticia,
aunque por su trabajo luzca medio dormida,
al grito de mi nombre no se haya despertado,
bendiciendo tu nombre con un canto inmortal.
Yo estaré bajo tierra, ya fantasma sin huesos,
y a la sombra del mirto buscaré mi reposo:
Tú serás junto al fuego, una vieja encorvada,
llorarás tu arrogancia, lamentando mi amor.
Vive, si es que me crees, no esperes a mañana:
Recoge sin demora las rosas de la vida.

SONETO I - (Poésies diverses)

Ya no soy más que huesos, parezco un esqueleto,
demacrado, nervioso, sin músculos, escuálido,
que el signo de la muerte sin perdón ha marcado;
no puedo ver mis brazos sin que tiemble de miedo.
Apolo con su hijo, los dos, grandes maestros,
no pudieron curarme, sus artes me engañaron;
¡adiós sol placentero! mi ojo está apagado,
en un pozo de escombros mi cuerpo se va hundiendo.
¿Qué amigo al verme en este cadavérico estado,
no llega a mi morada con ojo triste y húmedo,
me consuela en la cama y en el rostro me besa,
enjugando mis ojos por la muerte dormidos?
¡Adiós mis compañeros! ¡Adiós, caros amigos!
yo me voy adelante y os preparo el lugar.

SEGUNDO LIBRO DE LOS AMORES - Canción XXVII
(Second libre des amours. Chanson XXVII)
Levántate, María, mi joven perezosa,
que ya la alegre Alondra va cantando en el cielo,
y el Ruiseñor gorjea pausada y dulcemente
sobre el cercano espino su lamento amoroso.
Levántate, veremos las perlas de rocío,
y tu rosal hermoso cubierto de capullos,
y tus bellos claveles que, al declinar la tarde,
recibieron el agua de manos diligentes.
Acuérdate que anoche tus ojos me juraron
que antes de levantarme, tú ya estarías despierta:
Pero a las chicas bellas el sueño de la Aurora
les mantiene los párpados dulcemente cerrados.
Cien besos en tus ojos y en tus bellos pezones
te mostrarán temprano la luz de la mañana.


UNIVERSOS - VOLUMEN II. CAPÍTULO XXVIII - ARTHUR RIMBAUD

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 CAPÍTULO XXVIII

ARTHUR RIMBAUD

 

Jean Nicolas Arthur Rimbaud, poeta simbolista francés.

Charleville, 20-10-1854; Marsella, 10-11-1891.

      Niño prodigio, fenómeno literario, enfant terrible, “el Shakespeare niño” según Victor Hugo, transgresor, precoz, rebelde, impertinente, genio, insolente, traficante de armas, crápula, pervertido, borracho, drogadicto, antisocial, fascista, patriota, burgués, poeta maldito… todo esto y mucho más en una envoltura de ángel-niño-hombre y en apenas 37 años turbulentos y contradictorios.

      A los siete años ya componía poemas y elegías en latín avanzado. El director de su colegio sentenció: “Nada común crece en esa cabeza, será un genio del mal o un genio del bien”. Tal vez fue ambas cosas.

En apenas cuatro años -entre los 15 y los 19- escribió casi toda su obra literaria, y le alcanzó para provocar un revolcón en la literatura europea al romper con las rígidas estructuras que encorsetaban la poesía académica y romántica de su tiempo. Fundamentalmente con Une saison en enfer, obra pionera del simbolismo, y Les illuminations, que incluye los primeros poemas en verso libre, se anticipó al surrealismo y se convirtió en el padre de la poesía francesa moderna. Influyó en numerosos poetas, y todavía cien años después, la llamada generación beat lo convirtió en uno de sus ídolos esenciales.

      Su tormentosa relación sentimental con Paul Verlaine, otro genio de la poesía igualmente transgresor, marcó la vida y la obra de ambos y escandalizó a la intelectualidad francesa.

      A los veinte años, Rimbaud abandonó definitivamente la poesía, se enroló en el ejército colonial holandés, fue enviado a Indonesia, desertó, regresó a Francia, luego se fue a Chipre, después a Yemen, y en 1884 recaló finalmente en Harar, un pueblecito de Etiopía donde vivió los últimos años de su vida dedicado al rentable negocio del tráfico de armas para dictadorzuelos africanos. Y sorprende –en un poeta que llevó la poesía a niveles sublimes- que allí, como si la literatura nunca hubiera existido, haya sido aparentemente feliz. Una personalidad altamente compleja, sin duda.

      En mayo de 1891, una sinovitis en su rodilla derecha, que luego se convirtió en carcinoma, lo obligó a regresar a Francia donde días después le amputaron la pierna. Seis meses después moría en un hospital de Marsella.

      El poeta de la rebeldía, y el más grande que ha habido. Alto elogio, viniendo de Albert Camus, otro enfant terrible, premio Nobel y brillante intelectual de la literatura francesa.

Sus cenizas reposan en el Cementerio de Charleville Mezieres en Ardennes, Francia. El epitafio dice: Rogad por él.

      Según su biógrafo Enid Starkie, sus últimas palabras quedaron en una carta a una compañía naviera:

Me hallo enteramente paralizado y desearía por ello subir pronto a bordo. Tengan a bien comunicarme a qué hora se me podrá embarcar. 


EL BAILE DE LOS AHORCADOS - (Bal des pendus)

En el negro patíbulo, querido manco,

danzan, danzan los paladines,

los escuálidos paladines del diablo,

los esqueletos de los Saladinos.


El Señor Belcebú tira de la corbata

de sus pequeños títeres negros que le hacen muecas al cielo

y con un zapatazo en la frente,

los hace danzar al son de un viejo villancico.


Y los ofendidos títeres enlazan sus brazos endebles:

Como órganos negros, los pechos erguidos

que antes estrechaban gentiles damiselas,

se rozan largamente en un repugnante amor.


¡Hurra, alegres danzarines que ya no tenéis panza!

¡Podéis hacer cabriolas, los tablados son amplios!

¡Oh, que no se sepa si es batalla o es danza!

¡Belcebú, entusiasta, rasga sus violines!


¡Oh rudos talones, jamás se rae su sandalia!

Casi todos se han quitado su camisa de piel;

el resto no preocupa y se ve sin escándalo.

Sobre sus cráneos la nieve ha puesto un gorro blanco:


El cuervo hace un penacho en sus cabezas carcomidas,

de su magro mentón cuelga un trozo de carne:

Parecen, cuando giran en oscuras refriegas,

valientes luchadores enfrentando armaduras de cartón.


¡Hurra, el invierno silba en el gran baile de los esqueletos!

¡El negro patíbulo brama como un órgano de hierro!

Los lobos han respondido, desde el violeta de los bosques:

En el horizonte, el cielo es del rojo del infierno…


Hola, sacúdeme a estos fúnebres capitanes

que desgranan, socarrones, de sus gordos dedos rotos

un rosario de amor por sus pálidas vértebras:

¡No estamos aquí en un monasterio, oh muertos!


Oh, he aquí que en medio de la danza macabra

salta hacia el cielo rojo, como un loco, un gran esqueleto

llevado por el ímpetu: Se encabrita como un corcel

y, al sentir todavía la cuerda rígida en el cuello,


crispa todos sus dedos sobre un fémur que cruje

con gritos parecidos a risas de burla;

después, como un comediante vuelve a su caseta,

y reinicia su baile al ritmo de las osamentas.


En el negro patíbulo, querido manco,

danzan, danzan los paladines,

los escuálidos paladines del diablo,

los esqueletos de los Saladinos.


LA ETERNIDAD - (L’eternité)

¡La hemos encontrado!

¿Qué? - La Eternidad.
Es el sol poniente

bañado de mar.


Alma centinela,

oigamos las cuitas

de la noche negra

y el fuego del día.


De impulsos banales,

de humanos sufragios,

liberas tu vida

y así vas volando.


Nada de futuro,

brasas de satén,

despertar ardores

es vuestro deber.


Ninguna esperanza,

oriente ninguno.

Ciencia con paciencia,

suplicio seguro.


¡La hemos encontrado!

¿Qué? - La Eternidad.
Es el sol poniente

bañado de mar.


SENSACIÓN - (Sensation)

En las tardes azules del verano,
iré por los senderos, picado por el trigo,
y pisaré la hierba diminuta;
soñador, su frescura percibirán mis pies,
mientras el viento baña mi cabeza desnuda.
No diré nada, no pensaré en nada:
se inflamará mi alma de un amor infinito,
me iré lejos, muy lejos, por la Naturaleza,
feliz como un bohemio que va con su mujer.


CITAS

- La honestidad de la mendicidad me aturde.

- Mediante la poesía, llegar a lo desconocido.

- ¿Y si un trozo de madera descubre que es un violín?

- No se es serio cuando se tienen diecisiete años.



UNIVERSOS - VOLUMEN II. CAPÍTULO XXXVII - RAINER MARIA RILKE

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 CAPÍTULO XXXVII

RAINER MARIA RILKE

 

René Karl Wilhelm Johann Josef Maria Rilke, poeta y novelista austroalemán, considerado el más sublime lírico en lengua alemana, y una figura sobresaliente de la intelectualidad europea de finales del siglo XIX y principios del XX.

Praga, Imperio Austrohúngaro (hoy República Checa), 04-12-1875; Valmont, Suiza, 29-12-1926.

Luego de unos primeros años en el Colegio de los Escolapios de Praga, su padre lo obligó a ingresar en la Escuela Militar de Sankt Pülten. Tenía diez años, y a los catorce pasó al Instituto Militar de Mährisch Weiß-kirchen, en Moravia.  La experiencia en los dos institutos militares fue devastadora y Rilke la calificaría tiempo después como “largo suplicio”, “abismo de miseria”, “desesperación cotidiana” y “abecedario de horrores”. Se había sentido “exhausto y maltratado, corporal y espiritualmente”.

      En 1895 empezó estudios de Filosofía en la Universidad Charles Ferdinand de Praga y luego se cambió a Derecho. Los abandonó pronto y se marchó a Munich para estudiar Historia del Arte y Estética y empezó a codearse con los cenáculos literarios de la ciudad.

Ya había publicado en 1894 su primer libro de poemas Leben und Lieder (Vida y Canciones), dedicado a la sobrina del poeta checo Julius Zeyer, Valérie von David- Rhonfeld, tal vez su primer romance. Era bella, pertenecía a la aristocracia católica de Bohemia y tenía alma de artista: pintaba y escribía relatos. No prosperó el amor y la carta de despedida del poeta contenía más o menos las mismas palabras con las que se despediría de sus futuras amigas y amantes: Gracias por el regalo de la libertad.

      En los dos años siguientes publicó Larenopfer (Ofrenda a los lares)Traumgekrönt (Coronado de sueños).

      En 1896 en una cervecería de Munich encontró de nuevo el amor en brazos de la condesa Franziska von Reventlow, artista y escritora alemana que se hizo célebre como la Condesa bohemia. Era una mujer bellísima, hija de aristócratas prusianos, rebelde y solitaria que deambulaba por la ciudad intentando olvidar el abandono de su familia. El amor les duró poco.

Al año siguiente conoció a la poeta y novelista rusa de San Petersburgo, Lou Andreas Salomé, catorce años mayor que él y recién casada con un desabrido catedrático de lenguas orientales. Rebelde, indomable, libre, brillante, deseada por unos cuantos intelectuales de su tiempo, Lou había escapado ya de los brazos del filósofo Friedrich Nietzsche y del escritor Paul Rée, pero aún le quedaba la larga etapa de su tormentosa relación con Freud. Se embarcó entonces con Rilke en una aventura de encuentros furtivos, viajes, letras y deslumbramientos de la cual ninguno saldría ileso. Viajaron dos veces a Rusia y allí el poeta le dedicaría algunos de sus mejores poemas. Fue su gran amor.

      A finales de 1900 conoció a la pintora expresionista alemana Paula Modersohn-Becker, con quien tuvo un romance breve y secreto y una amistad de muchos años. Uno de sus lienzos más conocidos es un retrato del poeta.

      Al mismo tiempo Rilke conoció a la escultora Clara Westhoff; se casaron a principios de 1901 y con ella tuvo su única hija, Ruth. A su lado escribió las tres partes del Das Stunden-Buch (Libro de Horas), que publicó en 1905 y dedicó a Lou Andreas Salomé.

      Pero la vida de hogar no era para él. Se marchó a París a mediados de 1902 y trabajó durante ocho meses como secretario privado del escultor Auguste Rodin. En ese mismo año publicó Das Buch der Bilder (El Libro de las Imágenes). Allí escribió Die Weise von Liebe und Tod des Cornets Christoph Rilke (Canto de amor y muerte del alférez Cristóbal Rilke), y posteriormente su única novela, Die Aufzeichnungen des Malte Laurids Brigge (Los cuadernos de Malte Laurids Brigge).

      A finales de 1907 conoció en Venecia a Mimi (Adelmina) Romanelli, otro de sus breves romances. Pasó diez días en su casa y en su primera carta le escribió: “Estoy feliz por haberme entregado sin miedo a su belleza…, feliz por haber andado con fe cierta sobre nuestras aguas inciertas.” Y en otra: "No olvide que yo pertenezco a la soledad, que necesito no necesitar de nadie, que toda mi fuerza nace de la distancia".

      En diciembre de 1909 conoce a la condesa Marie von Thurn und Taxis-Hohenlohe. En octubre de 1911 viaja con ella a su castillo de Duino, cerca de Triste, donde permanece hasta mediados de 1912 y escribe sus célebres Duineser Elegien (Elegías del Duino).

A mediados de 1914 conoce a la pintora francesa Lou Albert-Lasard, con quien mantuvo una relación hasta 1916.

      Alrededor de 1919 empezó su romance con la pintora prusiana Baladine Klossowska, madre del filósofo y escritor Pierre Klossowski y del pintor Balthus (Balthasar). Rilke la había conocido a principios de siglo y algunos especulan que Pierre y Balthus son hijos no reconocidos por el poeta. La relación se mantuvo hasta la muerte de Rilke.

      El poeta fue pues, un consentido de buena parte de la intelectualidad y la nobleza de su tiempo. Su obra debe mirarse no solo a través de su poesía sino de las más de siete mil cartas que escribió, la gran mayoría de ellas a las mujeres que lo amaron o sintieron admiración por él y por la belleza de sus palabras. Stefan Sweig lo dejó claro: Rilke ofrece el espectáculo maravilloso de transformar la porcelana en mármol.

      Cabe mencionar entre sus muchas otras musas a la actriz de teatro italiana Eleonora Duse, la princesa y exitosa escritora rumanofrancesa Marthe Bibescu, la escritora francoalemana Annette Kolb, la baronesa austrohúngara Sidonie Nádherný von Borutin, la pintora alemana Mathilde Vollmöller Purrmann, la condesa veneciana Pía Valmarana, la pianista austríaca Magda von Hattingberg, la aristócrata alemana Gisela von der Haydt, la condesa francesa Manon zu Solms-Laubach, la escritora y salonière alemana Helene von Nostitz, la editora y redactora alemana Katharina von Düring Kippenberg, la baronesa Alice Fähndrich von Nordeck zur Rabenau, la escritora y traductora alemana Elisabeth Gundolf-Salomon, la condesa Margot Sizzo-Noris Crouy, la pintora suiza Sophy Giauque… La larga lista explica que haya sido un viajero incansable durante toda su vida, desde su Praga natal hasta más de una docena de países europeos y el norte de África.

      En 1923 aparece otra de sus obras más celebradas, los Sonette an Orpheus (Sonetos a Orfeo), escritos en el castillo de Muzot como complemento a las Elegías del Duino.

      En 1929 se publicó Briefe an einen jungen Dichter (Cartas a un joven Poeta), una de sus obras más leidas. Consta de diez cartas dirigidas al joven y desconocido poeta Franz Xaver Kappus, cadete de la escuela militar austrohúngara, escritas entre principios de 1903 y finales de 1908.

 

        Rainer Maria Rilke tuvo una muerte quizás reservada solo a los poetas. Al cortar una rosa se clavó una espina en la mano izquierda y al día siguiente la infección se había extendido hasta la mitad del brazo, lo cual llevó a descubrir los primeros síntomas de la leucemia que acabaría con su vida.

      Sus restos reposan en el Cementerio de Rarogne, Cantón Valais, Suiza, donde se lee un epitafio compuesto por él mismo:

Rosa, ¡oh, contradicción pura!

Deleite

de ser el sueño de nadie

bajo tantos

párpados.

 

Y en el escudo que corona la tumba, una inscripción en latín:

La firmeza de la verdad. La verdad de la firmeza. 


SOLEDAD - (Loneliness. De una versión en inglés de Cliff Crego)

La soledad es como la lluvia.
Sube del mar al encuentro de la tarde;
desde llanuras remotas y perdidas,
sube al cielo, a donde pertenece.
Y desde el cielo se desploma sobre la ciudad.
Cae como un diluvio en horas inciertas
cuando las bocacalles regresan hacia el alba
y cuando los cuerpos que nada han encontrado,
defraudados y tristes, se abandonan;
y cuando aquellos que se odian,
deben dormir en la misma cama:
entonces, la soledad se une al cauce de los ríos...

 

EL SEPULCRO DE UNA MUCHACHA - (The tomb of a youg girl. De una versión en inglés de www.genius.com).

¡Aún te recordamos! Igual que ayer,

como si todo tuviera que suceder una vez más.

Tus suaves, breves senos, crecían

como los limoneros de la costa,

y el murmullo de su sangre corría

como el mar tempestuoso.

Ese dios -

el vagabundo, el esbelto

expoliador de las mujeres bellas; él - el sabio, -

pero dulce y ardiente como lo imaginaste,

protege con su sombra tu cuerpo adolescente

mientras se inclina sobre el caramelo de tus ojos.

 

      A mediados de 1905 Rilke pasó cerca de tres meses en el palacio de Friedelhausen, invitado por la condesa Luise Schwerin. A su memoria, el poeta escribió a comienzos de 1906 este poema:

(De una versión en inglés de Cliff Crego).

 

LA EXPERIENCIA DE LA MUERTE - (Death experience)

No sabemos nada de ese irse al más allá, que

nada comparte con nosotros. No tenemos razón

para sorprendernos y mostrar amor u odio

a la Muerte, asombrosamente desfigurada

por el trágico lamento de una máscara grotesca.

Hoy el mundo está lleno de los roles que jugamos

mientras nos aseguramos de que, nos guste o no,

también la Muerte juega, aunque no guste.

Pero cuando te fuiste, saltó al escenario

una franja de realidad a través de la hendidura

por donde te ibas: Verde, auténtico verde,

auténtica luz del sol, auténtico bosque.

Continuamos actuando. Ensayando gestos

de vez en cuando, y recitando ansiosamente

lo que tanto nos costó aprender; pero tu lejanía,

apartada del rol de nuestra vida,

a veces nos sobrepasa, como una conciencia

que desciende sobre nosotros desde su realidad,

y por un momento representamos la Vida,

embelesados, sin pensar en el aplauso.

 

DOS POEMAS DE ABRIL DE 1901

(Los siguientes dos poemas son una muestra de los que Rilke escribió en ruso, dedicados a Lou Andreas Salomé y traducidos de una versión en inglés del poeta y académico ruso Philip Nicolayev, coeditor en jefe de Fulcrum: An Annual of Poetry and Aesthetics):


I

Estoy cansado del peso de los días mórbidos.
La noche vacía de los campos sin viento
se extiende desnuda sobre el silencio de mis ojos.
Mi corazón empezó como empieza un ruiseñor,
pero no le alcanzaron las palabras;
todo lo que escucho ahora es el silencio
que crece en la oscuridad como una pesadilla,
oscuro como el último suspiro
del niño muerto por quien nadie llora.

II

Estoy tan solo: nadie entiende
el silencio, voz de mis largos días,
y no hay viento que abra
los infinitos cielos de mis ojos.
En mi ventana un inmenso día se extiende
por un extraño confín de la ciudad; una sombra grande
reposa y espera. ¿Seré yo?, me pregunto,
¿esperando qué? ¿Y dónde está mi alma?


MUERTE - (Death. De una versión en inglés de www.genius.com)

La ilustre Muerte existe antes que nosotros,
nuestro destino espera entre sus manos silenciosas.
Cuando levantamos con orgullosa alegría el vino rojo de la Vida
para apurar hasta el fondo la mística copa reluciente
y asoma en nosotros un éxtasis que invade nuestro ser, la Muerte inclina su cabeza y llora. 


CITAS

 

- Hay mucha gente en el mundo, pero hay muchos más rostros, pues cada uno tiene varios.

 

- La fama es la suma de los malentendidos que se reúnen alrededor de un hombre.

 

- La única patria que tiene el hombre es su infancia.

 

- Si su diario vivir le parece pobre, no lo culpe. Acúsese a sí mismo de no ser lo bastante poeta para poder percibir y atraer sus riquezas. (Cartas a un joven poeta. I).

- Ser artista es no calcular, no contar, sino madurar como el árbol que no oprime su savia, pero permanece sereno y confiado bajo las tormentas de la primavera, sin temor a que tras ella quizás nunca pueda llegar otro verano. (Id. III).


- Ame su soledad y soporte el sufrimiento que le causa, compartiendo su queja con acentos armoniosos… Alégrese de su propio crecimiento, en el cual, por cierto, no puede llevar a nadie consigo. (Id. IV).

 

- Amar es una oportunidad, un motivo sublime, que se ofrece a cada individuo para madurar y llegar a ser algo en sí mismo; para volverse mundo, todo un mundo, por amor a otro. (Id. VII).

 

- Quizás todos los dragones de nuestra vida, sean princesas que sólo esperan vernos alguna vez resplandecientes de belleza y valor. (Id. VIII).

 

- Tiene razón la vida. Siempre y en cualquier caso. (Id. IX).