CAPÍTULO XXXII
FERNANDO PESSOA
Fernando Antonio Nogueira Pessoa, poeta modernista, traductor y periodista
portugués.
Lisboa, 13-06-1888; id. 30-11-1935.
Tenía cinco años cuando murió
su padre y la familia se trasladó con el nuevo esposo de su madre, el comandante João Miguel Rosa, cónsul de
Portugal, a Durban, Sudáfrica, donde el poeta asistió a una escuela inglesa. A
los trece años regresó a Portugal por un año, y a los diecisiete se radicó
definitivamente en Lisboa.
Estudió brevemente en la
Universidad de Lisboa y poco después empezó a publicar prosa, crítica y poesía
mientras trabajaba como traductor comercial.
En vida, algunos trabajos suyos
aparecieron en periódicos locales, y solamente publicó tres colecciones de
poesía en inglés, Antinous y Sonnets en 1918, y English Poems en 1921, y Mensagem,
una colección de poemas en portugués sobre los grandes personajes históricos
portugueses, en 1933.
Su primer poema fue publicado
en 1914, y ese mismo año Pessoa dio vida a los tres principales personajes
literarios, o heterónimos, como él los llamaba, a los cuales regresaría a lo
largo de toda su carrera: Alberto Caeiro, un poeta campesino, sin educación
formal, de grandes ideas, que escribía en verso libre; Ricardo Reis, un médico
latinista y monárquico que componía odas formales influenciado por Horacio; y
Álvaro de Campos, ingeniero naval, aventurero homosexual con sede en Londres,
influenciado por Walt Whitman y los futuristas italianos.
En sus últimos años creó
también el “semi-heterónimo” Bernardo Soares, autor del Livro do Desassossego, una importante obra literaria del siglo XX.
En total, el poeta creó más de setenta heterónimos.
Pessoa publicó también bajo su
propio nombre, pero consideró ese trabajo el producto de un “ortónimo”, otro
personaje literario, el del escritor que crea heterónimos.
Pessoa dio a sus heterónimos
una vida plena, separada de la suya, asignando y adoptando en cada caso una
sicología, una estética y una política distintas.
Parco en amores, se sabe que a sus 31 años tuvo una novia de 19, Ofélia
Queiroz, una muchacha de familia burguesa de Lisboa, con quien estuvo saliendo
durante un año y a quien escribía cartas firmadas a veces por Alberto Caeiro, a
veces por Álvaro de Campos, heterónimo que ella detestaba. En realidad, nunca
llegaron a ser pareja. De hecho, fue Alberto Caeiro quien le escribió la carta
con la que terminó la relación. En ese laberinto de heterónimos que fue su
vida, hay elementos para creer que en algún momento el estado mental de Pessoa
era delicado, y hablaba de ingresar a un manicomio.
Ofelia escribió el prólogo para
la primera edición de las cartas de amor que el poeta le escribió.
Murió en el Hospital de San
Luis de los Franceses, donde le diagnosticaron un cólico hepático, tal vez
consecuencia de la cirrosis.
Denme las gafas, se dice que
fueron sus últimas palabras.
Su
último texto estaba escrito en inglés: I know not what
tomorrow will bring. Ese mañana le trajo paz y fama, seguramente.
Como homenaje, en Oporto se
creó la Universidad Fernando Pessoa.
Sus restos reposan en el Monasterio de los
Jerónimos de Santa María de Belém, en Lisboa. Sobre la tumba se lee su poema Para Ser Grande:
Para
ser grande, sé íntegro:
Nada
tuyo exageres o excluyas.
Sé
todo en cada cosa.
Pon
cuanto eres en lo mínimo que haces.
Es así
como la luna entera brilla en cada lago,
porque
alta vive.
Pessoa escribió y sugirió para su
tumba varios epitafios, entre ellos:
- Fui el que no soy.
- En el plano abandonado
que la tibia brisa entibia.
por las balas traspasado
-dos, de lado a lado-
yace muerto y se enfría.
Y el de Ricardo Reis:
Nosotros, que aquí yacemos, nos amamos. Esto nos deniega.
Mi mano perdida se deshace donde está el hueco de sus senos.
Es el amor bien conocido: cada amante es anónimo.
Nos sentíamos a gusto. Besad: así era nuestro beso.
AUTOPSICOGRAFÍA
- (F. Pessoa/Bernardo Soares)
El poeta es
fingidor;
finge tan
completamente
que hasta finge
que es dolor
el dolor que en
verdad siente.
Pero en cambio,
sus lectores,
en el dolor no
han sentido
del poeta los
dolores,
sino los que no
han tenido.
Y así por el
mundo rueda
distrayendo a
la razón,
ese trencito de
cuerda
que se llama corazón.
SI
DESPUÉS DE MORIR - (Se depois de eu morrer)
Si después que yo muera,
quisieran escribir mi biografía,
No hay nada más simple.
Tiene solo dos fechas, la de mi
nacimiento y la de mi muerte.
Entre una y otra todos los días son míos.
Soy fácil de definir.
Viví como un condenado.
Amé las cosas sin sentimentalismo
alguno.
Nunca tuve un deseo que no
pudiese realizar, porque nunca me cegué.
Incluso escuchar nunca fue para
mí sino un complemento del ver.
Comprendí que las cosas son
reales y todas diferentes unas de otras:
Comprendí esto con los ojos,
nunca con el pensamiento.
Comprenderlo con el pensamiento
sería hallarlas todas iguales.
Un día me dio sueño como a
cualquier niño.
Cerré los ojos y dormí.
Más allá de eso, fui el único
poeta de la Naturaleza.
NO SÉ SI ES EL AMOR
QUE TIENES O EL AMOR QUE FINGES. (Não sei se é amor que tens, ou
amor que finges) - (Ricardo Reis).
No sé si es el
amor que tienes, o el amor que finges,
lo que me das.
Tú dámelo. Tanto me basta.
Ya que no estoy
para el tiempo,
déjame ser
joven por error.
Poco nos dan
los dioses, y lo poco es falso.
Pero si lo dan,
por falso que sea, el regalo
es verdadero.
Acepto,
cierro los
ojos: es suficiente.
¿Qué más quiero?
ES TAL VEZ EL ÚLTIMO DÍA DE MI VIDA - (É talvez o último dia da minha vida)
Es tal vez el último día de mi
vida.
Saludé al sol, levantando la mano
derecha,
pero no lo saludé, diciéndole
adiós,
hice la señal de querer verlo
antes: nada más.
SI
YO PUDIERA - (Se
eu pudesse)
Si yo pudiera morder la tierra
toda
y sentirla en el paladar,
sería más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz.
Es preciso ser de vez en cuando
infeliz
para poder ser natural...
No todo es días de sol,
y la lluvia, cuando falta mucho,
se pide.
Por eso tomo la infelicidad con
la felicidad,
naturalmente, como quien no
extraña
que haya montañas y planicies
y que haya peñazcos y hierbas...
Lo que es preciso es ser natural
y calmado
en la felicidad o en la
infelicidad,
sentir como quien mira,
pensar como quien anda,
y cuando se va a morir, recordar
que el día muere
y que el poniente es bello y es
bella la noche que queda.
Así es y así sea.
EPITAFIO
DE BARTOLOMEU DIAS
Yace aquí, en la pequeña playa
extrema,
el Capitán del Fin. Doblado el
Asombro,
el mar es el mismo: ¡ya nadie le
tema!
Atlas, muestra alto el mundo en
su hombro.
CITAS
-
Ser poeta no es una ambición mía, es mi manera de estar solo.
-
El deleite del odio no puede compararse con el deleite de ser odiado.
-
Nunca amamos a nadie, amamos sólo la idea que tenemos de alguien. Lo que amamos
es un concepto nuestro, es decir, a nosotros mismos.
-
La belleza es griega, pero la conciencia de que sea griega es moderna.
- Me siento tan aislado que puedo palpar la distancia entre mi presencia y yo.
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