UNIVERSOS - VOLUMEN II. CAPÍTULO XXXVI - ANTERO DE QUENTAL

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CAPÍTULO XXXVI

ANTERO DE QUENTAL

 

Antero Tarquínio de Quental, poeta, político y filósofo portugués.

Ponta Delgada, Azores, 18-04-1842; id., 11-09-1891.

      Revolucionario, racionalista, defensor de la emancipación de las mujeres, crítico feroz del despotismo en la universidad y de la arbitrariedad gubernamental y defensor acérrimo de la libertad de prensa. Leamos cómo lo describe Eça de Queiroz:

      «Un hombre tan sencillo, con una mala chaqueta de alpaca en el verano, con un abrigo color miel en el invierno, que vivía como un pobre voluntario en una casucha de pueblo pobre, sin posición ni fama, ignorado siempre por el Estado, nunca invocado por las muchedumbres».

      Estudió derecho en la Universidad de Coimbra, donde empezó a consolidar su vocación de poeta. Se sabe que escribió poemas desde muy joven, pero su primer soneto conocido data de 1859.

En 1861 publicó Sonetos, su primer libro, al que seguirían Beatrice y Odes Modernas, en 1863 y 1875.

      La totalidad de sus sonetos, que representan lo mejor de su poesía, se publicó en 1886 y luego en 1890 en el libro Sonetos Completos.

Entre sus escritos como pensador podemos mencionar las Considerações sobre a filosofia da história literária (1872), la conferencia Causas da Decadência dos Povos Peninsulares (1871) y Bom Senso e Bom Gosto (1865).

      Enfermo de tuberculosis y con síntomas de psicosis maníaco depresiva, se aisló y se entregó a lecturas de pensadores pesimistas como Schopenhauer y Hartmann, lo cual se refleja principalmente en sus últimos sonetos.

      Finalmente, agobiado por sus problemas psicológicos decidió dispararse en la cabeza, en el jardín de un convento y frente a un letrero donde se leía “Esperanza”. Tenía 49 años. Nunca se casó.

Sobre su tumba en el Cementerio de Ponta Delgada, se lee el epitafio que le escribió su amigo el poeta Joao de Deus, No túmulo de Antero:


LA TUMBA DE ANTERO

Aquí yace el polvo, yo no; yo soy el que fui...

rayo animado de esa Luz celeste,

al cual la muerte devuelve las almas,

devolviendo a la tierra el polvo que las viste.


En el Jardín Antero de Quental en Ponta Delgada hay un monumento del escultor local Canto da Maia, donde se leen dos de sus más conocidos sonetos, Solemnia Verba y Contemplação:


PALABRAS SOLEMNES - (Solemnia Verba)

Dije a mi corazón: “¡Mira por cuántos

vanos senderos fuimos! Considera

desde esta cima gélida y austera,

los yermos que regaron nuestros llantos…

¡Polvo y cenizas, donde flor y encantos!

¡Noche donde hubo luz de primavera!

¡Mira el mundo a tus pies y desespera,

sembrador de tinieblas y quebrantos!”

Empero el corazón, hecho valiente

a fuerza de tortura repetida,

y de tanto sufrir vuelto creyente,

respondió: «¡Desde aquí veo el Amor!

No fue en vano vivir si esto es la vida,

ni en vano el desengaño y el dolor.»

 

CONTEMPLACIÓN - (Contemplação)


Sueño de ojos abiertos, caminando

ya no por entre formas y apariencias,

sino viendo la faz de las esencias,

entre ideas y espíritus flotando…

¿Qué es el mundo ante mí? Humo ondeando,

fatuas visiones, restos de existencias…

una niebla de engaños e impotencias

sobre insondable abismo rastreando…

Y de entre niebla y sombra por momentos

llega solo un murmullo de lamentos…

la queja, el profundísimo gemido

de las cosas que buscan ciegamente

entre su noche y dolorosamente

otra luz, otro fin ya presentido…


SEPULTURA ROMÁNTICA - (Sepultura Romântica)

Donde rompe la mar, en un recodo

rugidor y monótono, y los vientos

desde la arena elevan sus lamentos,

allí mi corazón tendrá acomodo.                  

Que al sol y en soledad se queme todo                    

al calor del verano, en días lentos;

y luego, en el invierno, aires violentos

disuelvan sus cenizas en el lodo…    

hasta que se deshaga, y convertido

en impalpable polvo y en olvido

se lo lleven los vientos al pasar...

¡Y de sus luchas y sus ansias pleno

y de su loco amor, duerma en el seno

de ese infecundo, de ese amargo mar!


ZARA

(El poema es un epitafio escrito por Antero de Quental a solicitud de su amigo Joaquim de Araujo, para su hermana Zara Margarida, fallecida a los quince años).

Feliz aquel que en el dolor se mueve

y en pasiones de vida tumultuosa,

inconsciente, fugaz como la rosa,

como la sombra sobre el agua, leve.

Era tu vida un sueño. Indefinido

y frágil, pero suave y transparente…

Despertaste… reíste… y vagamente

continuaste tu sueño interrumpido.

 


CITAS

- Sólo quienes saben lo que son las lágrimas, saben lo que es el amor.

- La poesía es la confesión sincera del pensamiento más íntimo de una época.

- Los hombres como nosotros cambiamos de moral cada seis meses.