UNIVERSOS - VOLUMEN II. CAPÍTULO XIV - HASSAN DIDI

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CAPÍTULO XIV

HASSAN DIDI

 

Al-Usthadh Noonu Thaa Hassan Didi, renombrado poeta de las Islas Maldivas.

Nació en 1912 y murió en 2002.

      Fue miembro de la Royal Nepal Academy y del Rajasva Standing Commitee. Publicó más de diez libros incluidos Kopila, Jundiree, Mangalman y Aansu.

      Ganó varios premios nacionales de poesía.

      Su poema “My Epitaph” está incluido en “Gestures: An Anthology of South Asian Poetry”. Editor: K. Satchidanandan. 1996.



MI EPITAFIO

(My epitaph)


En este polvo reposa una flor,

que floreció sin fragancia.

En esta tumba yace un cuerpo

despreciado y sin su alma.


En mi tiempo aprendí los secretos

que escondían la felicidad.

En mi dolor he muerto a destiempo,

con alegría nunca conocida.


En mi corazón hubo deseos

que nunca se cumplieron.

En mi juventud tuve un sueño

cuyo significado nunca supe.


En mi vida tuve desconsuelos

pero nunca una bendición.

Sin embargo, al morir he marchado

al lado de los elegidos.


En mis oraciones pedí ser oído,

humildemente arrodillado ante el altar del amor.

Mi corazón se rompió en pedazos

al no encontrar una respuesta.


Nada he conocido de este mundo,

nadie me ofreció amor ni consuelo.

Al final enfrenté lo inevitable:

Soledad e incomprensión.


Mi vida no fue más que un desierto,

sin refugios ni oasis.

En la caravana hacia el más allá

los dejo con todo lo demás.


En mi último deseo queda dicho

que se debe grabar sobre mi tumba:

“Al pasar por aquí, no se acongoje,

siga su camino”.

 

UNIVERSOS - VOLUMEN II. CAPÍTULO XIII - ROBERT DESNOS

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CAPÍTULO XIII

ROBERT DESNOS

Poeta dadaísta y surrealista francés, crítico de cine, periodista y locutor de radio, autor de una obra monumental que sigue sorprendiendo por su calidad y dimensiones.

París, 04-07-1900; Campo de concentración de Theresienstadt, 08-06-1945.

      Era hijo de un comerciante de Les Halles, el barrio del mercado central de París.

      En 1918 se publicaron sus primeros escritos en La Tribune des Jeunes, una revista parisina de corte socialista. Al año siguiente colaboró con la revista de vanguardia Le Trait d'union, y con algunos poemas en Dadaist Littérature.

      Su primer libro Rose Sélavy, colección de aforismos surrealistas, vio la luz en 1922.

      Hacia 1924 intenta un amor imposible y no correspondido con la cantante y actriz Yvonne George, y para ella escribe, entre otros, el poema À la mystérieuse. Yvonne murió de tuberculosis a los treinta y tres años.

      En 1928, Robert vio por primera vez a Youki (Lucie Badoul), hija de un próspero granjero del norte de Francia, casada con el pintor japonés Tsugaharu Foujita. Se convirtió en amigo cercano de la pareja y poco a poco se enamoró de Youki. Foujita se dio cuenta de la cercanía de la pareja y permitió el triángulo amoroso.  Pronto, el pintor encontró un nuevo amor en la joven y bella bailarina y modelo Madeleine Dormans (Madeleine Lequeux).

      En 1930, Youki se separó de Foujita, se convirtió en la musa del poeta y se fue a vivir con él. Se casaron en 1932 y vivieron juntos hasta la detención de Desnos en 1944, y su muerte un año más tarde en el campo de concentración de Terezín en Checoeslovaquia. Youki murió veintiún años después, en 1966.

      Robert conoció a André Breton en la primera época del surrealismo y se convirtió rápidamente en uno de los miembros más valiosos del movimiento, debido a su habilidad para entrar en trances hipnóticos bajo los cuales recitaba sus sueños, escribía y dibujaba. Sus textos de esta época aparecen en la publicación surrealista Littérature, y en su libro La Liberté ou l’amour. En sus escritos, llenos de humor, ternura y erotismo, la acrobacia de las técnicas verbales no le resta méritos a la espontaneidad de la inspiración. Corps et biens, publicada en 1930, es una obra que mezcla libremente los sueños y la realidad. En este mismo año rompió con la rigidez doctrinaria del surrealismo de Breton y empezó a escribir piezas para radio como la celebrada Complainte de Fantomas en 1933.

      Abandonado el surrealismo, empezó a escribir en formas más tradicionales sus simpatías humanitarias provocadas por los sucesos de la guerra. Así, entre 1942 y 1944 aparecieron Fortunes, État de veille y Contrée.

      En 1953 se publicó Domaine public, una colección de sus poemas surrealistas y de sus últimos trabajos.

      Arrestado por sus actividades en la Resistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial, fue deportado y enviado a campos de concentración donde murió de fiebre tifoidea poco después de que el campo fuera liberado.

      Sus restos reposan en el cementerio parisino de Montparnasse.

      En la casa donde vivió hasta ser arrestado, se lee en una placa:


Aquí vivió de 1934 a 1944

ROBERT DESNOS

POETA FRANCÉS.

Arrestado por la Gestapo y deportado

encontró la muerte debido a que estuvo privado

de Libertad de Progreso y de Justicia.



COMO UNA MANO EN EL INSTANTE DE LA MUERTE 

(Comme une main á l’instant de la mort).


Como una mano que se levanta

en el instante de la muerte y del naufragio,

como los rayos del sol poniente,

así surgen de todas partes tus miradas.


No hay más tiempo, quizás no hay más tiempo para verme,

pero la hoja que cae y la rueda que gira te dirán

que nada es perpetuo sobre la tierra, salvo el amor,

y yo quiero creerlo.


Botes de salvamento pintados de colores rojizos,

tempestades que huyen,

un viejo vals que el tiempo y el viento

arrastran sobre la inmensidad del cielo.


Paisajes.

De otros no quiero más que el abrazo al que aspiro,

y muera el canto del gallo.

Mi corazón se aflige,

como se crispa una mano en el instante de la muerte.

Desde que te conocí nunca he llorado.


Quiero mucho a mi amor para llorar.

Tú llorarás sobre mi tumba,

o yo sobre la tuya.

No será demasiado tarde.

Mentiré. Diré que fuiste mi amante.


Y, además, realmente es tan inútil;

tu y yo, moriremos pronto.



TANTO SOÑÉ CONTIGO (A LA MISTERIOSA)

(J'ai tant rêvé de toi - A la Mystérieuse).

(Fue su último poema, dirigido a su amada Youki).


Tanto soñé contigo

que ya no eres real.

¿Habrá tiempo aún para sentir ese cuerpo vivo y besar

sobre esa boca el nacimiento de tu adorable voz?


Tanto soñé contigo

que mis brazos acostumbrados a abrazar tu sombra,

a cruzarse sobre mi pecho,

quizás no acierten a encontrar la forma de tu cuerpo.

 

Frente a la realidad que me persigue y me gobierna

a través de los días y los años,

sin duda me volveré una sombra.

¡Oh, cavilaciones sentimentales!

 

Tanto soñé contigo

que seguramente no tendré tiempo para despertar.

Duermo, expuesto a todos los avatares de la vida y del amor,

y tú, eres hoy lo único importante para mí.

Podría tocar menos tus labios y tu frente

que los primeros labios y la primera frente que aparezcan.

 

Tanto soñé contigo,

tanto caminé, hablé, dormí con tu fantasma,

que quizás sólo me queda ser un fantasma entre fantasmas,

una sombra cien veces más sombra que la sombra que se pasea

y se seguirá paseando alegremente sobre el reloj solar de tu vida.


 

EL CEMENTERIO - (Le cimetiére)

Aquí estará mi tumba, y no en otro lugar, bajo estos tres árboles.

Recojo las primeras hojas de la primavera

entre un zócalo de granito y una columna de mármol.


Recojo las primeras hojas de la primavera,

pero otras hojas se alimentarán de la podredumbre final

de este cuerpo que vivirá, si puede, cien mil años.


Pero otras hojas se alimentarán de la podredumbre final,

pero otras hojas se mancharán

bajo la pluma de los que cuentan sus aventuras.


Pero otras hojas se mancharán

con una tinta más líquida que la sangre y el agua de las fuentes:

Testamentos no cumplidos, palabras perdidas más allá de los montes.


¿Con una tinta más líquida que la sangre y el agua de las fuentes

podré defender mi memoria del olvido

como una jibia que huye al perder la sangre, al perder el aliento?


¿Podré defender mi memoria del olvido?



EPITAFIO - (Épitaphe)


Yo viví en esos tiempos. Por mil años

cazado, no caído, estuve muerto.

Con el decoro preso, yo era libre

al lado del esclavo enmascarado.


Yo viví en esos tiempos, y era libre.

Contemplaba los ríos, cielo y tierra

girando alrededor y en equilibrio,

con próvida estación de aves y miel.


¿Qué de vuestra fortuna, seres vivos?

¿Hoy lamentáis los tiempos de mi lucha?

¿Fue para el bien común vuestra cosecha?

¿Habéis enriquecido mi ciudad?


No me juzguéis, vivientes. Estoy muerto.

Ni espíritu ni cuerpo sobreviven.



UNIVERSOS - VOLUMEN II. CAPÍTULO XII - MARCELINE DESBORDES VALMORE

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 CAPÍTULO XII 

MARCELINE DESBORDES VALMORE


Marceline Desbordes-Valmore, poetisa, actriz y cantante francesa.

Douai, 30-06-1786; París, 23-07-1859.

  Paul Verlaine escribió que Marceline era digna -par son obscurité apparente mais absolue- de figurar entre los Poetas Malditos, y que al lado de George Sand, Safo y Santa Teresa, eran las únicas mujeres de genio y talento de ese siglo, y de todos los siglos.

  De sus dos primeras relaciones tuvo dos hijos que murieron muy pronto: Louisa, hija de Louis Lacour, fallecida poco después del parto, y Marie-Eugène, hija de Eugène Debonne, muerta a los cinco años. Posteriormente se casó con el actor François Prosper Lachantin (Valmore), con quien tuvo cuatro hijos, de los cuales solo uno la sobrevivió. El otro murió recién nacido y su hija Inés murió en la adolescencia. Ondine, la otra hija, falleció a los 31 años, después de haber perdido también un hijo. No sorprende, entonces, que la muerte esté presente en buena parte de su poesía.

  También mantuvo una apasionada relación con el escritor Henri (Hyacinthe Thabaud) de Latouche, quien durante algún tiempo pensó que Ondine, llamada Marceline Junie Hyacinthe, era hija suya.

  En 1819 se publica su primera recopilación, Les Élégies, Marie et romances, a la que siguieron otras sin mucho éxito, hasta que en 1830 apareció Poésies, que le permitió hacerse un nombre en el mundo literario. Escritores de la talla de Verlaine, Lamartine, Louis Aragon, Balzac, Dumas, Sainte-Beuve, Baudelaire, entre otros, expresaron su admiración sin reservas por la poesía de Marceline.

  Además de unos cuantos libros de poesía, Marceline Desbordes-Valmore escribió varios cuentos para niños y la novela autobiográfica L’atelier d’un peintre: scènes de la vie privée.

  Sin embargo, los últimos años de su vida se caracterizaron por las dificultades para publicar sus escritos. En 1843 apareció Bouquets et prières, y su última recopilación, Poésies inédites, vió la luz sólo después de su muerte.

  Sus restos reposan en el Cementerio de Montmartre en París. Allí, sobre un medallón de bronce con su efigie se leen algunos de sus versos:

Nada le pido a la multitud que pasa;

precisa el corazón lastimado poco ruido, poco espacio;

y desde mi profundo socavón, sin un sollozo,

espero recorrer los siglos al lado de la muerte.

Marceline escribió a su vez el epitafio para su hija Ondine, también poetisa que murió en sus brazos consumida por la tuberculosis:

Aún no habías sembrado tu corona de estrellas

sobre el callado espejo del río de tus días.

Con tus primeros sueños la hora te ha llegado

y tu fresco recuerdo brillará para siempre.

 

SEPARADOS - (Les séparés - N’écris pas)

No me escribas. Estoy triste y quisiera apagarme.

Sin ti la belleza del verano es como noche sin lumbre.

He cerrado mis brazos que ya no pueden alcanzarte,

e invocar mi corazón es invocar la tumba.

¡No me escribas!


No me escribas. No aprendemos que estamos para morir.

Pregunta solo a Dios… a ti, ¡cómo te amaba!

Desde el fondo de tu ausencia, escuchar que me amas

es escuchar el cielo sin poder alcanzarlo.

¡No me escribas!


No me escribas. Te temo; tengo miedo de mis recuerdos

que han guardado tu voz y a menudo me llaman.

No muestres agua viva a quien no puede beberla.

Unas letras amadas son un retrato vivo.

¡No me escribas!


No me escribas esas dulces palabras que no me atrevo a leer:

Parece que tu voz las esparce sobre mi corazón

y las veo arder a través de tu sonrisa;

como si un beso las grabara sobre mi corazón.

¡No me escribas!


UNA CARTA DE MUJER - (Une lettre de femme)

Las mujeres, lo sé, no deberían escribir;

escribo, sin embargo,

para que, desde lejos, puedas leer en mi corazón,

como si partieras.


No trazaré nada que ya no esté en ti

mucho más bello:

una palabra dicha cien veces, viniendo de quien amamos

parece nueva.


¡Que te lleve felicidad!; yo, sigo esperando,

y aunque lejos,

siento que voy a donde estés, para ver y escuchar

vagar tus pasos.


No te desvíes, si pasa una golondrina

por el camino,

creo que soy yo el que pasa, fiel,

a tocar tu mano.


¡Tú te vas, todo se va! Todo emprende viaje,

luz y flores;

te sigue la belleza del verano; quedo a merced de la tormenta

cargada de lágrimas.


Pero si uno vive sólo de esperanza y zozobras,

al dejar de verte,

compartámoslo bien: yo conservo las lágrimas,

tú guarda la esperanza.


Tan unida estoy a ti, que no, no quisiera

verte sufrir:

desear el dolor al ser amado,

es odiarse.


CITAS

        - ¡No he sabido sino amar y sufrir: mi lira es mi alma! (MDV).

        - Mientras podamos dar, no podemos morir. (MDV).

        - ¡Ah!, el infierno está aquí; el otro me da menos miedo:

             pero el purgatorio inquieta mi corazón.

           (MDV en Les Sanglots).

 - Jamás poeta alguno fue más natural; ninguno fue jamás menos  artificial. Nadie ha podido                  imitar ese encanto, porque es completamente original y nativo. (Baudelaire, en Marceline                       Desbordes-Valmore).

  - Sus cantos guardan siempre el tono delicioso de la mujer; ningún préstamo, ningún ornamento    ficticio, nada aparte de l’éternel féminin, como decía el poeta alemán. (Idem).