UNIVERSOS - VOLUMEN II. CAPÍTULO XXIII - LOUISE LABÉ

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 CAPÍTULO XXIII

LOUISE LABÉ

 

Louise (Charly) Labé, poetisa francesa del renacimiento.

Lyon, 1515-1524; Parcieux-en-Dombes, 25-04-1566.

      Es muy poco lo que se sabe sobre sus orígenes y sus primeros años, pero incluso sobre su existencia misma. Recientemente, la famosa colección de clásicos La Pléiade aventuró la tesis de que Louise Labé era en realidad el seudónimo de un grupo de hombres.

      Se le conoció como La Bella Amazona, La Safo de Lyon, La Ninfa del Ródano y La Bella Cordelera, éste último por su origen como hija de Pierre Charly, un próspero cordelero y por su matrimonio con el fabricante de ropa Ennemond Perrin, otro miembro del gremio. Su madre era Etiennette Roybet, segunda esposa de Pierre.

      Gracias a la boyante economía familiar, Louise recibió una esmerada educación privada que incluyó latín, italiano y música. Refinada, culta, amante de las artes y precursora del feminismo, disponía de una valiosa biblioteca en varios idiomas y en su casa se reunía lo más selecto de la sociedad, las artes y las ciencias de su tiempo.

      No escribió mucho, que se sepa, pero la calidad de lo que se le atribuye le ha valido el reconocimiento universal: Debat de Folie et d’Amour, exitosa alegoría dramática inspirada en Erasmo y traducida al inglés por Robert Greene; tres elegías que recuerdan las Heroides de Ovidio, y veinticuatro conocidos y celebrados sonetos claramente eróticos y de elevado lirismo, traducidos al alemán por Rainer Maria Rilke, y al holandés por Pieter Cornelis Boutens.

      En 1564, la peste estalló en Lyon. Al año siguiente, con mala salud, Louise se retiró a la casa de su compañero Thomas Fortin, un banquero de Florencia, quien fue testigo de su testamento y a quien legó buena parte de sus bienes. Murió allí en 1566 y fue enterrada en su propiedad campestre cerca de Parcieux-en-Dombes, en las afueras de Lyon.


SONETO II – (Oeuvres, sonnet II)

Oh bellos ojos brunos, oh miradas furtivas,

oh llantos derramados, oh cálidos suspiros,

oh tenebrosas noches vanamente esperadas,

oh días luminosos que en vano han regresado, 


oh anhelos obstinados, oh tristes apogeos,

oh penas infligidas, oh tiempos disolutos,

oh millares de muertes en mil redes tendidas,

oh perversas miserias contra mí destinadas,


oh brazos, manos, dedos, cabellos, frente, risas,

oh laúd quejumbroso, oh viola y arco y voz:

¡Tal cantidad de antorchas quemando a una mujer!


A ti elevo mi queja, que tanto fuego llevas,

y de tantas maneras mi corazón inflamas,

sin que haya una centella que te alcance también.


SONNET III - (Oeuvres)

Grandes deseos, esperanzas vanas,

tristes suspiros, lágrimas y abrojos,

fuente de ríos donde son mis ojos

nítidos manantiales y fontanas.


Oh crueldad, oh durezas inhumanas,

celeste luz de rayo lastimero,

del viejo corazón amor primero,

¿seguirán mis tristezas tan cercanas?


Deja que Amor ensaye en mí su flecha,

que nuevo fuego y nuevos dardos lance,

que intente lo peor para dañarme.


Tan lastimada estoy y tan maltrecha,

que no habrá nueva herida que me alcance

ni encontrará lugar para agravarme.


SONETO IV - (Oeuvres)

Después que el cruel Amor envenenó

por vez primera con su ardor mi pecho,

ardí por siempre en su furor divino,

que nunca abandonó mi corazón.


Ni la fatiga del trabajo duro,

ni la amenaza de inminente ruina,

ni la muerte que todo se lo lleva,

¡nada asustó a mi corazón ardiente!


Cuanto más el Amor viene a asediarnos,

más nos obliga a conservar las fuerzas,

y a mantener la calma en sus batallas;


y aquel que al parecer nos favorece,

y a Dioses y hombres menosprecia, sólo

busca ser el más fuerte entre los fuertes.


SONETO XVIII - (Oeuvres)

Bésame más y vuélveme a besar:

Dame uno de tus besos más sabrosos,

dame uno de tus besos más ardientes,

que yo te daré cuatro como brasas.


Y si este dulce mal te quema tanto

otros diez más ardientes te daré.

Juntemos estos besos tan felices

y disfrutemos juntos nuestro gozo.


Viviremos así una doble vida.

Cada uno en el otro vivirá.

Déjame, Amor, pensar una demencia:


Si me hace mal vivir discretamente,

y no puedo tener contentamiento,

me lanzaré a buscar una aventura.


SONETO XXIV - (Oeuvres)

No me juzguéis, Señoras, si yo amé,

si sentí mil antorchas encendidas,

mil dolores acerbos, mil torturas,

si he perdido mi tiempo en vanos llantos.


¡Pobre de mí! No mancilléis mi honor.

Si cometí un error, está el castigo,

mas no afiléis sus ya filosas puntas:

Pensad, más bien, que Amor en su momento,


aunque seáis esposas de un Vulcano,

sin tener la belleza de un Adonis,

enamoraros más, podrá, si quiere,


y más que a mí, con menos ocasiones,

y con pasión más fuerte y más extraña.

Cuidáos de no ser más desdichadas.


UNIVERSOS - VOLUMEN II. CAPÍTULO XXII - JEAN DE LA FONTAINE

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 CAPÍTULO XXII

JEAN DE LA FONTAINE*

 

Fabulista, poeta, cuentista y novelista francés.

Chateau-Thierry, 08-07-1621; París, 13-04-1695.

      Era hijo de Françoise Pidoux y de Charles de La Fontaine, uno de los consejeros del rey, inspector forestal y capitán de las cacerías del Ducado de Château-Thierry.

      A pesar de que algunos de sus contemporáneos lo tildaban de insípido, perezoso y sin muchas aspiraciones, Racine y Boileau lo consideraron un bon homme, atributo aceptado poco a poco por su público y más tarde por sus biógrafos y la posteridad.

      Su carácter apacible le permitió vivir al margen de las rencillas literarias de su tiempo.

      Estudió en la Universidad de su ciudad natal. Sus padres querían que asistiera al seminario y en 1641 lo inscribieron en el Oratorio de San Felipe Neri, pero un año y medio después se aburrió de leer a San Agustín, renunció al estado clerical y reanudó sus estudios de derecho en París. En 1649, obtuvo un diploma de abogado en el Parlamento de París.

Contra todos los pronósticos, y cuando sólo su padre tenía la esperanza de que Jean se convirtiera en poeta, la musa le llegó de la mano de Pierre Pintrel, oficial de la guarnición local y amigo del vecindario, conocido recitador de versos y traductor de las cartas de Séneca, que en una de sus visitas llegó con un libro de poemas de Malherbe y le leyó la oda sobre el asesinato de Enrique IV.

      Fue como una aparición. La Fontaine tenía veintidós años y el descubrimiento de Malherbe lo llevó a ensayar sus primeras odas.

Poco después, Pintrel le recomendó abandonar a Malherbe y cambiar sus lecturas por las obras de Virgilio, Horacio, Terencio, Tito Livio y Quintiliano, lo cual mejoró notablemente sus conocimientos de la lengua latina.

Más tarde lo deslumbraron las lecturas de Plutarco, Platón, Rabelais, Marot, Ariosto, Boccaccio y Maquiavelo, muchas de ellas recomendadas por el poeta y traductor François de Maucroix, otro de sus grandes amigos que, entre sus muestras de amistad, tradujo obras del griego para él.

      Su estrella literaria comenzó con la adaptación de la comedia l’Eunuque de Terencio que, entre otros logros, le ganó la admiración y el mecenazgo del Ministro de Finanzas Nicolás Fouquet.

      En 1661, mientras La Fontaine escribía Le Songe de Vaux, Fouquet cayó en desgracia y fue arrestado por orden del rey, con lo cual el poeta perdió la protección y fue perseguido por su lealtad a Fouquet, para quien había escrito entre otras obras la Élégie aux nymphes de Vaux. Tuvo que abandonar París.

      A su regreso, su carrera se reinició con la publicación de los cinco libros de sus Contes, luego vendrían sus Fables y su novela Les amours de Psyché et Cupidon. Para ello contó con la protección de la Duquesa de Bouillon Marie-Anne Mancini, sobrina del cardenal Mazarino, una mujer de mundo que amaba la poesía. Ella y su hermana, la bella, inteligente y celebrada duquesa de Mazarin fueron amigas del poeta durante toda su vida, le dieron valiosos consejos literarios y tuvieron gran influencia en sus escritos.

      Luego disfrutó del mecenazgo de la Duquesa de Orleans Marguerite de Lorraine, y de la salonniere Madame de La Sablière -en cuya casa vivió los veinte años más felices de su vida y a quien le dedicó Joconde, el más popular de sus cuentos-. Finalmente, tras la muerte de Madame de La Sablière, Madame Anne d’Hervart y su esposo lo alojaron en su casa, donde tuvo una vejez digna y una muerte tranquila.

      Por esa época, junto a Moliere, Racine y Boileau, amistades que se mantuvieron hasta la muerte, La Fontaine se incorporó al círculo de protegidos de la amante del rey, Madame de Montespan.

      Su fama se debe principalmente a sus Fables, publicadas en doce libros que agrupan 240 narraciones en verso, en las cuales los animales toman el papel de seres racionales con un fino sentido del humor y dejan siempre un aprendizaje y una lección moral.

      Sus cuentos y novelas están inspirados principalmente por Giovanni Boccaccio, Ludovico Ariosto y François Rabelais. En 1683 fue llevado a la Academia Francesa, pese a la oposición de Luis XIV.

      En 1647, con veintiséis años, aceptó con impensada facilidad un matrimonio de conveniencia arreglado por su padre, con Marie d’Héricart, de 14 años, hija de un amigo de la familia, y con una dote de veinte mil libras. Charles, su único hijo, nacido en 1653, fue criado por su madre. Se separaron en 1658.

Pocos hombres ilustres han recibido opiniones tan dispares de sus contemporáneos como Jean de La Fontaine, pero actualmente estamos de acuerdo en que las críticas negativas de su época se debieron fundamentalmente a su bonhomía, a su indolencia manifiesta y a la ignorancia de muchos de sus interlocutores, que lo percibían como un hombre torpe y aburrido.

      La hija de Racine, por ejemplo, que lo vio muchas veces en la casa de su padre, lo describió como “un hombre desaliñado y estúpido que sólo hablaba de Platón”.

      El escritor y filósofo Jean de La Bruyère, escribe: “Parece un hombre, torpe, pesado, estúpido. No puede hablar, ni siquiera decir lo que acaba de ver. Pero si se sienta a escribir, produce el modelo de los cuentos. Dota de lenguaje a las bestias, a los árboles, a las piedras, a cuanto la naturaleza le ha negado el habla, y entonces todo en sus obras es ligereza, elegancia, belleza, naturaleza”.


      Sobre su tumba en el Cementerio Père Lachaise de París, se lee:

Aquí yace John de La Fontaine

admirador de las fábulas de Esopo

y de los más recientes y únicos Babrio y Fedro.

Más que émulo, vencedor.


      En su honor hay un cenotafio en la Academia Francesa:

Discípulo ingenioso del sabio frigio,

La Fontaine se vistió con el velo de la fábula

para poner a raya al vicio odioso

y hacer más amable la verdad

      La Fontaine, en alguno de sus muchos momentos de buen humor escribió su epitafio que, sin embargo, no figura en su tumba:


EPITAFIO DE UN PEREZOSO - (Épitaphe d'un paresseux)

Jean se fue tal como había venido,

gastó su capital después de los intereses,

creyó que el bien era poco necesario.

En cuanto a su tiempo, lo empleó bien

y lo solía dividir en dos partes,

una para dormir y otra para no hacer nada.


 

* Con información de Lives of the most Eminent Literary and Scientific Men of France. Vol I. Mary Wollstonecraft. LONGMAN, ORME, BROWN, GREEN, & LONGMANS, PATERNOSTER-ROW; AND JOHN TAYLOR, UPPER GOWER STREET. 1838.

UNIVERSOS - VOLUMEN II. CAPÍTULO XXI - CONSTANTINO KAVAFIS

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 CAPÍTULO XXI

CONSTANTINO KAVAFIS

 

Konstandinos Pétrou Kavafis, poeta griego, el más importante de su país en el siglo XX. Fue también periodista y funcionario.

Alejandría, Egipto, 29-04-1863; id., 29-04-1933.

      Era el menor de nueve hijos de Pedro Kavafis y Khariklia Potiadis, comerciantes de Constantinopla que se establecieron en Liverpool después del matrimonio. Luego se trasladaron a Alejandría donde los negocios no fueron tan bien como esperaban. Pedro murió en 1870, cuando de su fortuna quedaba muy poco y el poeta tenía apenas siete años. Tres años después Khariklia decidió regresar a Liverpool en un intento por rehacer su fortuna, pero tuvo que volver a Alejandría siete años después, casi en la ruina.

      Durante sus años en Inglaterra, Kavafis aprendió muy bien el inglés, leyó a Shakespeare y a Wilde, y escribió sus primeros poemas.

      En 1885 regresaron de nuevo a Alejandría desde Constantinopla, y allí viviría el poeta el resto de sus días. Trabajó por poco tiempo en un diario local y fue corredor de bolsa durante cinco años. En 1992 empezó a trabajar en el Ministerio de Obras Públicas, donde se destacó como funcionario modelo durante 30 años y ascendió hasta el cargo de subdirector.

      En vida, Kavafis publicó solamente unos pocos poemas en hojas sueltas y en opúsculos de unas pocas decenas de ejemplares que él mismo repartía casi en secreto entre sus amigos más cercanos, quizás para no hacer ostentación de su homosexualidad, dada su condición de funcionario.

      Era en esencia un artesano de la palabra, y sus poemas de elevada sensualidad y abiertamente homosexuales, llevados cuidadosamente a exquisitos niveles estéticos, han llegado hasta nosotros gracias entre otros a Alexandria: A History and Guide (1922) y Pharos and Pharillon (1923), estudios del novelista y ensayista británico Edward Morgan Forster sobre Alejandría, a Alexandria Quartet (1957-1960), tetralogía del también escritor británico Lawrence Durrell, y a Présentation critique de Constantin Cavafy (1958), de Marguerite Yourcenar.

El día de su cumpleaños número setenta, el poeta murió de cáncer en la laringe. Sus restos reposan en el Cementerio Ortodoxo Griego de Alejandría, junto a los de algunos de sus familiares.

Sobre su tumba se lee, en caracteres griegos:

Constantino P. Cavafis

Poeta

Alejandría, 29 de abril de 1933.

 

      Los siguientes poemas de Kavafis, han sido traducidos de versiones en inglés de los académicos británicos Edmund Keeley, profesor, escritor y traductor de la Universidad de Princeton, y Philip Sherrard, profesor, escritor y traductor del King’s College de Londres.



LO OCULTO - (Hidden Things). (El poema original está grabado en caracteres griegos en un mural de Leiden, Holanda).

No trates de encontrar lo que yo he sido

en todo cuanto hice y cuanto dije.

Un muro vi surgir que transformaba

mi manera de ser y mis vivencias.

Un muro vi surgir que muchas veces

al hablar, silenciaba mis palabras.

Entenderás mi vida solamente

por mis acciones menos observadas

y por lo más secreto de mis versos.

Pero es tal vez inútil el intento,

la atención y el esfuerzo en conocerme.

Después -en sociedad más tolerante-

otro, quizás, tallado a mi medida,

actuará con entera libertad.


ÍTACA – (Ithaka)

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca,

pide que el camino sea largo,

lleno de aventuras,

lleno de descubrimientos.

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes

ni al fiero Poseidón;

no los hallarás en tu camino

si es elevado tu ideal,

si es noble la emoción

que alimenta tu espíritu y tu cuerpo.

Nunca verás lestrigones ni cíclopes

ni a Poseidón,

a menos que los lleves en tu alma,

a menos que tu alma los erija frente a ti.

Pide que tu camino sea largo

que sean muchas las mañanas de verano

en que llegues con placer y alegría

a puertos nunca vistos.

Detente en los mercados de Fenicia

y compra cosas bellas:

madreperla, coral, ámbar, ébano

y toda clase de perfumes sensuales,

tantos perfumes sensuales como puedas.

Ve a muchas ciudades egipcias

y aprende y vuelve a aprender de los sabios.

Ten a Ítaca siempre en tu mente;

llegar allí es tu destino,

pero de ninguna manera apresures el viaje.

Es mejor que sea un viaje largo

y anclar en la isla cuando ya estés viejo,

enriquecido con la experiencia del camino,

sin esperar a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te ha brindado un viaje maravilloso.

Sin ella nunca lo hubieras emprendido.

Ahora no tiene ya nada que ofrecerte.

Aunque la encuentres pobre,

Ítaca no te ha defraudado.

Entonces, sabio como te has vuelto,

lleno de experiencias,

habrás entendido el significado de las Ítacas.


TUMBA DEL GRAMÁTICO LYSIAS - (Tomb of grammarian Lysias)

En la biblioteca de Beirut, entrando a la derecha,

enterramos al sabio Lysias, el gramático.

El lugar está muy bien escogido.

Lo ubicamos cerca de sus cosas

que aún allá, él tal vez recuerde:

escolios, textos, gramáticas, variantes,

voluminosos estudios de helenismos.

De esta manera, al dirigirnos a los libros,

veremos, y honraremos su tumba.


TUMBA DE EURIÓN - (Tomb of Eurion)

En esta excelsa tumba, toda en piedra sienita,

que cubren tantos lirios y violetas,

reposa el bello Eurión,

un chico alejandrino de veinticinco años.

Por su lado paterno, de antigua estirpe de macedonios;

por línea materna, de familia de magistrados.

En Filosofía fue alumno de Aristóclito

y en Retórica, de Paros.

En Tebas estudió las Sagradas Escrituras.

Escribió una historia de la provincia de Arsínoe.

Por lo menos esto permanecerá.

Pero hemos perdido lo más precioso - su figura,

que era como una visión de Apolo.


PARA AMONIS QUE MURIÓ A SUS 29 AÑOS, EN 610.  - (For Ammonis, who died at 29, in 610)

Rafael, te piden que escribas unos versos

como epitafio para el poeta Amonis:

Algo refinado y de buen gusto. Puedes hacerlo,

eres el indicado para escribir algo así

sobre el poeta Amonis, nuestro Amonis.

Naturalmente hablarás de sus poemas -

pero habla también de su belleza,

de su hermosura sutil que tanto amamos.

Tu griego es siempre elegante y musical.

Pero ahora necesitamos toda tu maestría.

Nuestra pena y nuestro amor pasan a otro idioma.

Vierte tu sentimiento egipcio en el griego que hablas.

Rafael, deberán tus versos escribirse,

para que palpite en ellos nuestra vida,

para que el ritmo y cada frase muestren

que sobre un alejandrino otro alejandrino escribe.


ANTE LA TUMBA DE ENDIMIÓN (Before the statue of Endimion)

He venido desde Mileto hasta Latmos

en un carruaje blanco

tirado por cuatro mulas blancas como la nieve,

con jaeces de plata.

He navegado desde Alejandría en una nave púrpura

para celebrar ritos secretos -

sacrificios y libaciones - en honor de Endimión.

Y aquí ante su estatua, contemplo extasiado

su célebre hermosura.

Mis esclavos han vaciado sus cestas de jazmines

como tributos auspiciosos que reviven los placeres de ayer.


EPITAFIO DE ANTÍOCO, REY DE COMAGENA - (Epitaph of Antiochos, King of Kommagini)

Después del funeral del erudito Antíoco, rey de Comagena,

de vida discreta y apacible,

su hermana, profundamente afligida,

quiso para él un epitafio.

Así, con la opinión de cortesanos sirios,

Calístrato, sofista de Éfeso,

-residente del pequeño Estado de Comagena

y huésped frecuente de la casa real-

lo escribió y se lo envió a la anciana.

“Pueblo de Comagena, celebrad de acuerdo con sus méritos,

la gloria del benemérito rey Antíoco.

Fue un gobernante prudente.

Fue justo, sabio y valiente.

Además, fue lo mejor de todo, Helénico –

la humanidad no tendrá atributo más valioso:

todo lo demás pertenece a los dioses”.


TUMBA DE JASES - (Tomb of Iasis)

Yo, Jases, reposo aquí – el efebo

famoso por su belleza en esta gran ciudad.

Los intelectuales me admiraron,

y también los humildes, el pueblo raso.

Y sentí el mismo afecto por ambos.

Pero, considerado a menudo un Narciso y un Hermes,

los excesos me consumieron, acabaron conmigo.

Caminante, si eres alejandrino, no me juzgarás.

Conoces nuestro ritmo de vida,

su ardor, su sensualidad insuperable.


TUMBA DE LANIS - (Tomb of Lanis)

Marcos, aquel Lanis que amaste no está aquí,

en esta tumba donde vienes a llorar, de pie, largamente.

El Lanis que amaste está cerca de ti,

en tu casa, en tu cuarto, cuando miras su retrato –

ese retrato que aún guarda de él lo más valioso,

lo que más amaste.

¿Recuerdas, Marcos, cuando trajiste

del palacio del Procónsul, al famoso pintor de Kyrenia?

Con qué artística astucia trató de persuadiros,

en el momento de ver a tu amigo,

que definitivamente debía pintarlo como Jacinto.

De esta manera su retrato sería famoso.

Sin embargo, tu Lanis no quiso prestar para eso su belleza:

reaccionó con firmeza, le dijo al pintor

que no quería parecerse a Jacinto, ni a ningún otro,

sino a Lanis, hijo de Rametichos, un alejandrino.


TUMBA DE IGNACIO - (Tomb of Ignatios)

Aquí ya no soy Cleón, famoso en Alejandría

(donde no es fácil brillar)

por mis palacios maravillosos, mis jardines,

por mis caballos y carruajes,

por las joyas y sedas que llevaba.

Ello aparte, aquí no soy aquel Cleón:

sus veintiocho años deben borrarse.

Soy Ignacio, lector, he recobrado el juicio demasiado tarde;

pero, aun así, he vivido feliz durante diez meses

en la paz y la seguridad de Cristo.


MAR DE LA MAÑANA - (Morning sea)

Deja que me detenga aquí.

Deja también que contemple por un momento la naturaleza.

El azul brillante del mar de la mañana, del cielo sin nubes,

el amarillo de la costa; todo hermoso,

todo bañado en luz.

Deja que me quede aquí. Déjame pretender que vea esto

(en realidad lo vi por un minuto cuando me paré por primera vez)

y no, también aquí, mis usuales sueños despierto,

mis recuerdos, aquellas imágenes de placer sensual.


VOCES - (Voices)

(De una versión en inglés de Daniel Mendelsohn).


Voces imaginadas, y también amadas

de aquellos que murieron, o de aquellos que hemos perdido

como si hubieran muerto.


A veces en nuestros sueños aparecen;

a veces la mente las escucha en sus cavilaciones.


Y con su murmullo por un momento vuelven,

ecos del primer poema de nuestra vida -

como música lejana desvaneciéndose en la noche.


CITAS

- Memoria, todo lo que puedas traer de aquel amor, todo lo que puedas, tráelo esta noche. (De Gris).

- He mirado tanto a la belleza que mi vida rebosa de ella.

  (De He mirado tanto).