CAPÍTULO XXXI
ALFRED DE MUSSET
Louis-Charles-Alfred de Musset-Pathay, poeta, escritor
y dramaturgo del movimiento romántico francés.
París,
11-12-1810; id., 02-05-1857.
Nació en
el seno de una aristocrática familia terrateniente, liberal y culta, aficionada
a las letras y las artes, donde se leía a Voltaire y a Rousseau. Su abuelo
materno y su padre habían sido poetas, editores y amigos de numerosos
escritores de los siglos XVIII y XIX. Heredó de su madre la sensibilidad y la
elocuencia.
Recibió una
esmerada educación, primero en Humanidades en el prestigioso Liceo Henri IV, y
luego intentó estudios de derecho, medicina y pintura, que finalmente abandonó
para dedicarse exclusivamente a la literatura. Fue una decisión derivada de la
muerte de su padre en 1832, ante la incertidumbre financiera de su futuro.
Había que elegir entre las letras y las armas.
¡Todavía
no soy soldado!, dijo cuando entendió que sus creaciones literarias empezaban a
hacer ruido entre sus contemporáneos.
Fue un
enamorado precoz: Su hermano Paul en Biographie de Alfred de Musset - Sa vie
et ses oeuvres, refiere que no exagera al decir que su primer amor cuando
apenas contaba cuatro años fue su prima Clélie, un amor pueril que se
transformó en amistad mucho antes de la edad del verdadero amor. Clélie venía
de Lieja y empezó a relatar hechos de la guerra de invasión. Alfred quedó
encantado con la gracia de la narración y la hizo contar cien cuentos, que ella
imaginaba para complacerlo. Fascinado con su encantadora Scheherezade, más
seriamente de lo que todos pensaban, -y, como se cuidaron de llevarle la idea-
el niño le exigió la promesa de acompañarlo ante el cura tan pronto como
tuviera la edad.
Clélie -siempre según Paul- marcó para siempre la vida de Musset. Fue una amistad de toda la vida.
Escribió
su primer poema, À ma
mère, a los catorce años. Cuatro años después
se conoció Un rêve, y su primer libro, una colección de textos poéticos,
fue publicado en 1829 con el título de Contes d’Espagne et d’Italie.
En Un
rêve, el poeta refleja el recuerdo de su primera traición por parte de
Madame Beaulieu, con uno de sus amigos íntimos.
En 1833,
en una cena el poeta conoce a la famosa escritora George Sand (Aurore Dupin),
una de las piedras de escándalo de la sociedad parisina, de quien inicialmente
se hizo amigo y después se enamoró apasionadamente, y quien se convirtió en su
amante un mes después. Vivieron juntos en Venecia desde diciembre de 1833 hasta
marzo de 1834. Fue una relación tormentosa que terminó definitivamente en
Venecia en 1835, salpicada por la infidelidad de Sand y la enfermedad y crisis
de demencia del poeta. La aventura quedó plasmada en su novela autobiográfica La confession d’un enfant du siécle
publicada en 1836.
En 1835
conoció a la que sería su amante y patrocinadora Caroline Jaubert, una mujer de
salón, autora principal de Souvenirs de
madame C. Jaubert (1881).
Después se
enamoró de Rachel Felix, la actriz francesa nacida en Suiza que tuvo romances
con algunas de las más célebres figuras de mitad del siglo XIX francés.
Luego convivió dos años con Louise-Rosalie Ross, llamada Madame Allan-Despréaux,
actriz parisina que tuvo un papel importante en el descubrimiento de Musset
como dramaturgo.
En 1852,
durante la ceremonia en la Academia Francesa conoció a la poetisa Louise Colet,
que para entonces mantenía una tormentosa relación con Gustave Flaubert. Con
ella mantuvo una relación de varios meses.
Aimée Irène
d’Alton fue su último gran amor y la inspiración para sus obras de 1837 y 1838,
aunque la relación duró menos de un año. Cuando murió el poeta, su hermano Paul
se casó con Aimée.
De su obra
poética sobresalen Rolla (1833) y Les nuits (La nuit de mai, La
nuit de dêcembre, La nuit d'août, La nuit d’octobre), publicadas
entre 1835 y 1837 en la revista Revue des
Deux Mondes, donde había debutado
con la publicación del drama André
del Sarto.
Como
dramaturgo merecen mencionarse Une nuit
vénitienne, la mencionada André del
Sarto, seguida semanas después por Les
caprices de Marianne, Lorenzaccio,
y On ne badine pas avec l’amour, que
sigue siendo una de las piezas clásicas del teatro francés.
Su obra
dramática La coupe et les lèvres sirvió de base a Giacomo Puccini para
su ópera de 1889, Edgar.
Recibió la
Legión de Honor en 1845 y fue elegido miembro de la Academia Francesa en 1852.
Frágil,
especialmente afectado por el alcoholismo y las secuelas de una vida
desordenada, y probablemente en una etapa avanzada de sífilis, murió pobre,
solo y casi completamente olvidado.
Sus restos reposan en la avenida principal del Cementerio Père Lachaise de París. En la parte frontal del mausoleo, obra del escultor francés Jean Auguste Barre, hay una inscripción que recuerda una estrofa de su poema Lucie – Élégie:
I
Mis
queridos amigos, cuando muera,
plantad
junto a mi tumba un noble sauce;
amo de
su follaje el desconsuelo,
su
palidez, sedosa y apacible,
y sé
que cubrirá su sombra leve
la
generosa tierra donde duermo.
En la
parte posterior hay una segunda inscripción que corresponde a la última estrofa
de su poema Rappelle-toi:
II
Cuando en
la tierra fría
mi
destrozado corazón repose,
¡acuérdate
de mí!
Si una
flor solitaria
sobre mi
tumba dulcemente se abre,
¡acuérdate
de mí!
Ya no te
veré más, pero mi alma
regresará
por ti cual fiel hermana.
Oye la
voz que en la tiniebla gime:
¡Acuérdate
de mí!
ACUÉRDATE
DE MÍ - (Rappelle-toi)
Cuando la aurora
tímida
al Sol abra su mágico
palacio,
¡acuérdate de mí!
Cuando la noche
plácida
entre tules de plata
sueñe y pase,
¡acuérdate de mí!
Cuando palpite de
placer tu seno
entre las sombras que
a soñar te invitan,
oye la voz que entre
los bosques clama:
¡Acuérdate de mí!
Cuando nuestros
destinos
para siempre nos
hayan separado,
¡acuérdate de mí!
Si exilio, penas y
años
mi corazón deshecho
han marchitado,
¡acuérdate de mí!
Piensa en mi amor,
¡en nuestro adiós y ausencia!
que nada son cuando
en verdad se ama,
y escucharás mi
corazón triunfante:
¡Acuérdate de mí!
Cuando en la tierra
fría
mi destrozado corazón
repose,
¡acuérdate de mí!
Si una flor solitaria
sobre mi tumba
dulcemente se abre,
¡acuérdate de mí!
Ya no te veré más,
pero mi alma
regresará por ti cual
fiel hermana.
Oye la voz que en la
tiniebla gime:
¡Acuérdate de mí!
AL LECTOR - (Au Lecteur)
Toda mi juventud va
en este libro;
ha sido escrito casi
sin pensarlo.
Eso tal vez se nota,
lo confieso,
sé que pudiera
haberlo corregido.
Pero, si el hombre
cambia sin cesar,
¿por qué cambiar las
cosas del pasado?
Sigue tu rumbo,
triste pajarillo;
¡y que Dios te
conduzca a tu destino!
Y quienquiera que
seas, tú que lees,
léelo tantas veces
como puedas,
y así no me condenes
fácilmente.
Son mis primeros
versos los de un niño,
los segundos, son de
un adolescente,
y tan sólo los
últimos, de un hombre.
A
SAINT-BEUVE
Amigo,
lo has dicho bien: en nosotros, tal como somos,
existe
frecuentemente una cierta flor
que se
marchita y se desprende del corazón.
“Existe,
en una palabra,
en las
tres cuartas partes de los hombres,
un
poeta que muere joven, a quien el hombre sobrevive”.
Lo has
dicho bien, amigo, demasiado bien.
No te
has dedicado a ordenar tu pensamiento,
para
que tu pluma haga poemas armoniosos
y
blasfemes en el lenguaje de los dioses.
Lee de
nuevo, yo desagravio a tu musa ofendida;
y
recuerda que en nosotros frecuentemente existe
un
poeta dormido siempre joven y vivo.
TRISTEZA - (Tristesse)
Perdí mi fuerza y mi vida,
mi alegría y mis amigos;
he perdido hasta el orgullo
que hacía creer en mi genio.
Cuando supe la Verdad,
yo creí que era una amiga;
mas, cuando la comprendí
y la tuve, estaba asqueado.
Y, sin embargo, es eterna,
y los que están aquí abajo
sin ella, lo ignoran todo.
Dios habla y se le responde.
Tan sólo me queda el bien
de haber llorado una vez.
IMPROMPTU
(En réponse a cette question: Qu'est-ce que la
poésie?)
En respuesta a la pregunta: ¿Qué es la poesía?
Espantar los
recuerdos, fijar el pensamiento,
sobre un eje
dorado tenerlo en equilibrio,
imprevisible,
inquieto, pero a la vez inmóvil;
eternizar el
sueño de apenas un instante;
amar lo
verdadero, lo bello y su armonía;
que el corazón
escuche los ecos de su genio;
cantar, reír,
llorar, sin rumbo, a la deriva;
hacer de una
sonrisa, suspiro, voz, mirada,
una obra
exquisita, llena de asombro y gracia,
cultivar una
perla nacida de una lágrima:
Son esas las
pasiones del poeta aquí abajo,
ahí está su
tesoro, su vida y su ambición.
A VICTOR HUGO
Hace falta en el
mundo, que amemos muchas cosas,
para saber, de paso,
qué es lo que más amamos,
los dulces, el
océano, el juego, el cielo azul,
las damas, los
caballos, los laureles, las rosas.
Hay que pisar las
flores apenas entreabiertas;
hacen falta los
llantos, decir muchos adioses.
El corazón entonces
presiente que está viejo,
y la manera de irse
nos descubre las causas.
De estos bienes
fugaces que a medias degustamos,
lo mejor que nos
queda son los viejos amigos.
Caemos, escapamos.
Que el azar nos reúna,
nos juntamos, reímos
y nos damos la mano,
mientras nos
acordamos que caminamos juntos,
que es inmortal el
alma, y que ayer es mañana.