CAPÍTULO LXXIX - CHRISTINA ROSSETTI
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CAPÍTULO LXXIX
CHRISTINA ROSSETTI
Christina Georgina Rossetti (Ellen Alleyne),
poetisa inglesa.
Londres, 05-12-1830; id., 29-12-1894.
Christina nació en el
seno de una familia de poetas y artistas, y era la menor de cuatro hermanos, hijos de un poeta
napolitano que se había exiliado en Inglaterra, y de una angloitaliana hermana
del amigo y médico de Lord Byron. Fue educada en casa, principalmente por su
propia madre, que había sido formada como institutriz y estaba comprometida con
cultivar la excelencia intelectual de su familia. Y tuvo éxito: Christina se
convirtió en una de las más sobresalientes poetisas de la era victoriana, María
Francesca fue autora de un reconocido estudio sobre Dante y de libros de instrucción
religiosa y gramática italiana, Dante Gabriel se distinguió como uno de los más
sobresalientes poetas y pintores de su tiempo, y William fue un prolífico
editor, crítico literario y de arte, y memorialista del movimiento
prerrafaelita.
Aunque
era apenas natural que la formación materna habría de encorsetar a Christina
dentro de los rígidos cánones victorianos, sin posibilidad de evaluar otros
tipos de pensamiento, sus posteriores escritos sobre la educación de su tiempo
revelan un contraste entre la rebeldía, el erotismo y el descomplicado modo de
vida italiano frente al sometimiento de la mujer victoriana.
A los
dieciséis años ya había escrito más de cincuenta poemas, treinta y nueve de los
cuales fueron impresos privadamente y circularon solo entre familiares y
amigos, con elogiosos comentarios.
Christina
nunca se casó ni tuvo hijos. A los dieciocho años estuvo cerca de unirse al
pintor prerrafaelita James Collinson, y unos quince años más tarde el lingüista
Charles Cayley también le propuso matrimonio, pero ambas relaciones terminaron,
básicamente por incompatibilidades religiosas.
Aunque
empezó a escribir siendo una niña, no fue sino hasta 1862 cuando publicó su
primer libro Goblin Market and Other
Poems.
Entre los
dieciocho y veinte años escribió Maudy: A
Story for Girls, una historia autobiográfica con pretensiones de novela,
que se publicó tres años después de su muerte.
En 1856 publicó The Prince´s Progress
and Other Poems, y en 1893 apareció Verses.
Un año después de su muerte se publicó New Poems.
Pero su vida fue también una cadena de
enfermedades y es probable que las dificultades financieras, su elevada
sensibilidad y su idea casi fanática de la religión hayan influido
decisivamente en su salud: anemia, ansiedad, angina de pecho, crisis nerviosas,
depresión, histeria, ataques de pánico, bronquitis aguda, tuberculosis y,
finalmente el fatal cáncer de seno que acabó con su vida a los sesenta y cuatro
años.
Sus
restos reposan en el cementerio de Highgate en Londres.
El
epitafio: Dejadme el último lugar.
ACUÉRDATE DE MÍ - (Remember)
Acuérdate
de mí cuando esté lejos
en la
lejana tierra del silencio
y no
pueda tu mano sostenerme
ni yo dar
media vuelta y regresar.
Acuérdate
de mí si no hay más días
para
nuestro futuro que soñaste:
Acuérdate
de mí pues será entonces
tan tarde
una oración como un consejo.
Y si
llega un instante en que me olvidas
y luego
me recuerdas, no te aflijas:
Si la
noche y el barro son apenas
vestigios
de los sueños que un día tuve,
mucho
mejor que olvides y sonrías
en vez de
que recuerdes y estés triste.
AMOR, CUANDO YO MUERA - (When I am dead, my
dearest).
Amor,
cuando yo muera,
no quiero
cantos tristes;
no
siembres en mi tumba
ni rosas
ni cipreses:
Quiero la
hierba verde
con
lluvias y rocío:
Y si
quieres, recuerda,
y si
quieres, olvida.
Ya no
veré las sombras,
no
escucharé la lluvia
ni el
lastimero canto
del
triste ruiseñor:
Soñando
en la penumbra
que ni
avanza ni cede,
felizmente
recuerdo,
y
felizmente olvido.
TIERRA DE SUEÑOS - (Dream Land)
Donde lloran los ríos
sin sol
arrojando sus olas al
abismo
ella duerme un sueño
encantado
del que no
despertará.
Guiada por una
estrella,
vino desde muy lejos
para buscar bajo las
sombras
su lugar de reposo.
Dejó la rosada
mañana,
dejó los campos de
maíz
por el frío del
crepúsculo
y el agua de los
manantiales.
Como por un velo, a
través de los sueños
mira la palidez del
cielo,
y escucha el ruiseñor
que canta con
tristeza.
Paz, paz, una
perfecta paz
emana de su frente y
de su seno;
su rostro mira hacia
el oeste,
la tierra púrpura.
No puede ver la
semilla
germinando en la
colina y en el valle;
y no siente la lluvia
caer sobre su mano.
Descansa, descansa
para siempre
sobre el musgo de la
playa;
descansa hasta lo
profundo del corazón
hasta el final del
tiempo:
Duerme sin que la
pena te despierte;
la noche sin mañana
brillará cuando la
alegría se apodere
de su perfecta paz.
CANCIÓN DE LA NOVIA - (Bride Song)
Muy tarde para el
amor, muy tarde para la alegría,
¡tarde, demasiado
tarde!
Has vagado en el
camino por mucho tiempo,
has dudado frente a
la puerta.
La encantada paloma
en su rama
murió sin compañero;
La encantada princesa
en su torre
durmió y murió tras
la reja;
su corazón se encogía
de pesar
mientras tú la
obligabas a esperar.
Hace diez años, hace
cinco años,
hace un año,
aún entonces habrías
llegado a tiempo,
aunque un poco tarde;
hubieses visto su
rostro viviente,
que ahora no podrás
ver:
La fuente congelada
podría haber saltado,
los capullos haber
cabalgado sobre el aire,
el cálido viento del
sur podría haber despertado
para fundir la nieve.
¿Es hermosa ahora que
está muerta?
Alguna vez lo fue;
con sus cabellos
cubiertos de oro en polvo
era una reina digna
del mejor de los reyes,
ahora debe llevar
entre sus bucles,
blancas amapolas;
debe llevar un velo
para cubrir su rostro
y allí la ansiada
lápida:
¿O es que por fin el
hambre mitigada
no precisa cuidados?
No le vimos nunca una
sonrisa
o un ceño fruncido;
su lecho nunca le
pareció suave,
aunque levemente se
meciera;
prestó poca atención
a su vestuario,
túnicas, adornos o
trajes;
pensamos a menudo en
su blanca frente adolorida
por el peso de la
corona,
hasta que sus
plateados cabellos mostraron en sus rizos
que habían sido
demasiado oscuros.
Nunca hubo
impaciencia en sus palabras;
sus tonos eran
suaves,
y modulaba apenas
lo que creía
necesario.
Su corazón se mantuvo
en silencio
entre el ruido y el
tumulto de la calle.
No hubo prisa en sus
manos,
ni en sus pies;
no hubo alegría cerca
de ella,
a la cual no le diera
bienvenida.
Deberías haberla
llorado ayer,
haberte consumido
sobre su lecho,
pero ¿por qué llorar
hoy
si ella está muerta?
Los que la amamos, en
vez de llorar hoy,
coronamos su cabeza
real.
Deja estas amapolas
que hemos puesto,
tus rosas son
demasiado rojas;
deja que crezcan, no
para ti,
estas amapolas que hemos cortado y esparcido.
CITAS
- La esperanza es como una campanilla que tiembla desde su nacimiento.
- No elijas el amor en lo superficial sino en las profundidades.
- Un
día en el campo vale por un mes en la ciudad.
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