CAPÍTULO XCIII - DYLAN THOMAS
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CAPÍTULO XCIII
DYLAN THOMAS
Dylan Marlais Thomas, poeta, cuentista y dramaturgo
galés.
Swansea, Gales, 27-10-1914; New York, 09-11-1953.
Aunque algunos lo han alineado con los poetas malditos, y la mayoría lo idolatra por su originalidad y por la fantástica musicalidad de su poesía, en general es considerado un poeta difícil, tanto que él mismo se definió alguna vez como un poeta que escribía “poemas que no entiende ni mi propia madre”.
Con apenas veinte años se dio a conocer como poeta con 18 Poems. Posteriormente
aparecieron Twenty Five Poems en
1934, The Map of Love en 1939 y Deaths and Entrances en 1946, volumen
este con el que se consolidó como poeta.
De sus
trabajos en prosa merecen destacarse Under Milk Wood en 1954
y A Child's Christmas in Wales en 1955.
Su poema And Death Shall Have No Dominion, publicado en 1933 en el New English Weekly, fue su primera publicación internacional.
En abril de 1936 conoció en un pub de Londres a Caitlin MacNamara, una
bailarina irlandesa con quien contrajo matrimonio ese mismo año, y se
establecieron en Laugharne, en una casa situada frente al mar. Tuvieron dos
hijos y una hija: Llewelyn Edouard Thomas, erudito redactor
publicitario; Aeronwy Bryn
Thomas-Ellis, poetisa, escritora y traductora de poesía italiana; y Colm Garan
Hart Thomas.
Vivieron
relativamente felices hasta que Dylan, llegada la guerra se encontró con la
cantante Vera Phillips, su amor de adolescencia. Finalmente, Vera se casó con
su novio William Killick.
“En el límite del amor”, una película de John Maybury, recrea la historia del triángulo amoroso.
Con veinte años tuvo su primer amor a su llegada a Londres, con la que sería afamada novelista y poetisa Pamela Hansford Johnson. Pamela le había escrito a los dieciséis años, cuando ambos tenían poemas publicados en The Sunday Referee. Fue su primera novia seria y se cree que llegaron a comprometerse, pero la relación se rompió poco después.
La sonoridad
de su voz hizo famosas sus lecturas públicas y sus grabaciones para la BBC, por
lo cual fue invitado a leer sus poemas en colegios y universidades de Estados
Unidos. Durante su cuarta gira tuvo su último encuentro público en el City College de New York. Pocos días
después sufrió un coma etílico en el Hotel Chelsea, después de una prolongada
sesión de tragos.
Murió de
neumonía en el Hospital St. Vincent de New York a los 39 años. Al parecer, el
médico le dio varias dosis de morfina, algo contraindicado en la condición en
que se encontraba.
Se había convertido en una figura legendaria, tanto por su brillante obra como por su vida turbulenta.
Sus restos reposan en el Cementerio de Laugharne, South Wales, Inglaterra. El epitafio transcribe los últimos versos de su poema Fern Hill (La Colina de los Helechos):
El tiempo me mantenía verde y moribundo
aunque yo cantaba encadenado como el mar.
Las mismas palabras se leen en el Rincón de los Poetas de la Abadía de Westminster.
Hay un mito con
las que se dice fueron sus últimas palabras: Acabo de tomarme dieciocho whiskies dobles. Pienso que eso pudiera ser un récord.
A todas
luces poco creíble, las biografías del último siglo concuerdan en desmentirlo y
más bien se cree que fue un invento de Elizabeth Reitell, quien estuvo con él
en sus últimos momentos.
Y LA MUERTE NO SERÁ SOBERANA - (And death shall have no dominion)
Y la
muerte no será soberana.
Desnudos,
los muertos serán uno
con el
hombre en el viento y la luna de occidente;
cuando
sean sólo polvo sus descarnados huesos,
habrá
estrellas donde hubo pies y codos;
aunque se
vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se
hundan en el mar resurgirán;
aunque se
pierdan los amantes, quedará el amor;
y la
muerte no será soberana.
Y la
muerte no será soberana.
Bajo las
sinuosidades del mar
los
eternos yacentes no morirán en la tempestad;
no se desmembrarán,
aunque las fuerzas fallen
y se
retuerzan atados a la rueda del tormento;
en sus
manos la fe se abrirá en dos,
y
demonios de un cuerno los atravesarán;
no habrá
fisuras en sus extremidades laceradas;
y la
muerte no será soberana.
Y la
muerte no será soberana.
Tal vez
las gaviotas no vuelvan a graznar en sus oídos
ni las
olas se estrellen en las costas;
tal vez
donde se abrió una flor no haya más flores
ofreciendo
sus pétalos al vuelo de la lluvia;
aunque
estén locas y muertas como clavos,
calaveras
ilustres se abrirán paso entre las margaritas;
se
asomarán al sol hasta que el sol se apague,
y la
muerte no será soberana.
ESTE PAN QUE YO PARTO - (This bread I break)
Este pan que yo parto fue trigo en otro
tiempo,
este vino en algún árbol extraño
su fruto sumergió;
de día el hombre y por la noche el viento,
segaron la cosecha y el gozo de la uva.
Ayer, en este vino, la sangre del verano
hundió la pulpa que adornó la viña,
ayer, en este pan,
era felicidad el trigo al viento;
el hombre rompió el sol, también abatió el
viento.
Esta pulpa que trizas, esta sangre que
dejas
sembrar desolación entre las venas,
nacieron trigo y uva
de una raíz sensual y de la savia;
mi vino que tú bebes, mi pan que ahora
comes.
CITAS
- Demasiado viejo para figurar entre los ‘malditos’. Demasiado joven para
besar la gloria con los ojos abiertos.
- Todos los hombres son unos bastardos.
(Caitlin
MacNamara, por la época en que conoció a Dylan).
- La nuestra no sólo fue una historia de amor, también fue una historia de
alcohol. (Caitlin MacNamara).
- Estoy en el camino de Blake, pero tan lejos que sólo se ven las alas de
sus talones. (En carta a Pamela Hansford Johnson).
- No era tan borracho como decían: se las arreglaba para escribir mucho
cada día, era un gran trabajador de la escritura y no podría haber escrito
tanto si vivía borracho.
(Caitlin
MacNamara en Life with Dylan Thomas, en coautoría con el escritor y
biógrafo George Tremlett).
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