CAPÍTULO XXXIII - MAX EHRMANN

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CAPÍTULO XXXIII 

                                                 MAX EHRMANN

 

Poeta, escritor, ensayista, filósofo y abogado estadounidense de origen alemán.

Terre Haute, Indiana, 26-09-1872; id., 09-09-1945.

Hijo de prósperos y cultos inmigrantes alemanes, empezó su educación en una Escuela del Distrito de Terre Haute, donde le inculcaron el amor por la lectura y la literatura. Erhmann escribiría más tarde:

Tuve una infancia feliz en la cual mis padres alimentaron mi amor por la literatura. Nuestro entretenimiento familiar al final del día era leer en voz alta las obras de los clásicos alemanes, y mi padre recitaba poemas de Schiller, el poeta alemán, dramaturgo, filósofo e historiador.

Asistió a la Universidad de DePauw, donde fue editor de la publicación de noticias. Después estudió Leyes y Filosofía en Harvard, donde además editó la revista estudiantil The Rainbow y publicó su primer libro, The Farrago.

Ya graduado, ejerció el Derecho por alrededor de dos décadas en su natal Indiana. Se jubiló un poco después de los cuarenta años y se dedicó exclusivamente a la literatura, con especial predilección por la poesía y el ensayo.

Escribió más de veinte libros y panfletos y numerosos ensayos y poemas que se publicaron separadamente en periódicos y revistas.

Se hizo famoso mundialmente por su poema escrito en 1927, Desiderata, que su viuda publicó tres años después de su muerte bajo el título Los poemas de Max Ehrmann, y que durante muchos años había sido atribuido a otros autores y reproducido y publicado decenas de miles de veces antes de conocerse su verdadero origen.

Entre sus obras merecen citarse Breaking Home Ties, A Fearsome Ridle, The poems of Max Ehrmann, A Prayer and other selections, Jesus: A Pasion Play y The Bank Robbery.

La Universidad de DePauw le concedió un Doctorado Honoris Causa en Letras. Max diría: Mientras estuve allí, contraje una enfermedad de la cual nunca me curé: esa enfermedad fue el Idealismo.

Contrajo matrimonio con su vieja amiga Bertha Pratt King (1879-1962) en junio de 1945, después de que ella se retiró de la docencia. Era una defensora de los derechos de la mujer, que había llegado a Terre Haute tras graduarse en Smith College a principios de 1900. Max murió tres meses después de la boda.

Tras quedar viuda, Bertha compiló The Journal of Max Ehrmann, Poems of Max Ehrmann, The Wife of Marobius y otras obras de teatro para su publicación. Al año siguiente escribió y publicó Max Ehrmann: A Poet’s Life.

Durante sus años de enseñanza, Bertha escribió el libro The Worth of a Girl, y publicó numerosos artículos en revistas y publicaciones periódicas.

Los restos de Max Ehrmann reposan en el Cementerio Highland Lawn en Terre Haute.

Recientemente, en 2010, una escultura del destacado artista Bill Wolfe en honor a Max Ehrmann, el “Poeta Laureado de Terre Haute”, fue develada y dedicada en una ceremonia pública en Seventh Street y Wabash Avenue -conocida como la Encrucijada de América- en Terre Haute.

Durante su vida, Max se había sentado a menudo en esta esquina para inspirarse en la vida de la ciudad que lo rodeaba. La escultura de bronce de tamaño natural presenta a Max sentado en un banco del parque con lápiz y papel escribiendo a mano, y extractos del Desiderata incrustados en placas en la pasarela a su alrededor.

Otra placa y otro banco se encuentran en la entrada de la calle Álamo de la Biblioteca Pública del Condado de Vigo. Allí se lee este otro fragmento del Desiderata:

 

Tú eres una criatura del universo,

no menos que los árboles y las estrellas

tienes derecho a estar aquí

y sea que te resulte claro o no

sin duda el universo marcha como debiera.



BARCOS REGRESANDO A CASA

(Ships Returning Home).

 

Todos somos barcos regresando a casa

cargados con la experiencia de la vida,

recuerdos del trabajo, buenos tiempos y lamentos,

cada uno con su carga especial;

 

y es nuestro destino común

mostrar las marcas del viaje,

aquí una proa hecha pedazos,

allí un aparejo remendado,

y todos los cascos ennegrecidos

por los golpes incesantes de las olas inquietas.


Al menos demos gracias

por los buenos vientos y los mares tranquilos,

y en tiempos de tormenta tengamos el coraje y la paciencia

propios de los mejores marineros;

y, sobre todo, tengamos la jubilosa esperanza

de alegres encuentros,

cuando nuestro barco lance finalmente su ancla

en las serenas aguas de la eterna bahía.



CITAS


- Quizás aun cuando esté muerto, algún navegador de bibliotecas llegará hasta mí y, al ver que no soy del todo indigno, me resucitará del polvo de las cosas olvidadas.

- Si en un momento de rara felicidad pudiera llegar a escribir unas pocas palabras de calidad que pudiesen suavizar los arduos caminos de la vida y aportar al ajetreo de nuestros días un poco de coraje, dignidad y equilibrio, sería muy feliz.

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