CAPÍTULO XC - SAMUEL TAYLOR COLERIDGE
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SAMUEL TAYLOR COLERIDGE
Samuel Taylor Coleridge, poeta, crítico y filósofo inglés, reconocido como una de las más altas eminencias del romanticismo británico, movimiento que fundó junto con su amigo William Wordsworth.
Ottery St. Mary, 21-10-1772; Londres, 25-07-1834.
Era el hijo menor de una familia de trece hermanos, formada por Ann Bowdon y John Coleridge, pastor anglicano que quiso inclinar a Samuel hacia la vida religiosa, pero falleció cuando este tenía apenas nueve años.
La difícil situación económica de su familia lo llevó a Christ’s Hospital School, institución de caridad londinense donde además de recibir una esmerada educación literaria, encontró la amistad del poeta Charles Lamb y el amor de Mary Evans, hermana de un compañero de estudios y una de sus primeras musas.
A los quince años inició estudios superiores en el prestigioso Jesus College de Cambridge, pero por diversas razones se retiró siete años después sin haber logrado terminar carrera.
Allí hizo amistad con el poeta Robert Southey –con cuya cuñada Sara Ficker se casó en 1795- y ambos se enfocaron en la creación de una comuna que llamaron Pantisocracia.
En 1795 conoció a William Wordsworth, amistad que, tres años después, terminó en la creación de Lyrical Ballads, obra que introdujo el Romanticismo en la literatura inglesa.
Por esa misma época esciribió dos de sus libros más famosos, que los críticos ubican dentro de la llamada “poesía de misterios”: The rime of the ancient mariner y Kubla Khan.
A principios del nuevo siglo, tras un par de años en Alemania se instaló en Keswick, al noroeste de Inglaterra, donde se agravaron sus problemas matrimoniales debido a su relación con Sara Hutchinson y su delicado estado de salud por su adicción al opio, que utilizaba para aliviar su reumatismo.
A Sara dedicó su conocido poema romántico Dejection: An Ode.
En 1817 se publicó su Biographia Literaria, un libro sobre teoría y crítica literaria, que incluye disertaciones y apuntes sobre métrica y estilo, entre otros temas.
Murió de un ataque al corazón, un poco antes de cumplir 62 años.
Hay cinco epitafios en su tumba de la Iglesia de San Miguel en Highgate, Londres, donde reposan sus restos. El primero fue compuesto por el propio poeta:
I.-
¡Detente, Pasajero Cristiano! – Detente, hijo de Dios,
y lee con manso corazón: Bajo éste césped
descansa un poeta, o al menos eso pareció alguna vez.
¡Eleva una meditación como plegaria por S.T.C.,
que estuvo un año respirando con dificultad
y encontró la muerte en vida,
para que pueda aquí encontrar vida en la muerte!
Por Dios, misericordia: Que sea perdonado por la fama
que buscó, y esperó, a través de Cristo.
¡Haz tú lo mismo!
II.-
JAMES AND ANN GILLMAN,
Los amigos con quienes él vivió
durante éste período, le dedican ésta lápida.
Bajo el agobio de la más larga
y dolorosa enfermedad,
su actitud fue inalterablemente dulce y angélica.
Fue un amigo siempre amable y constante,
el más bondadoso y el mejor de los maestros,
el más encantador compañero de hogar.
III.-
Oh, forjado para tiempos más tranquilos y corazones más nobles
oh, estudioso Poeta, elocuente para la verdad!
Filósofo! despreciando la riqueza y la muerte,
todavía dócil, infantil, lleno de vida y de amor!
IV.-
AQUI
Sobre ésta piedra monumental,
tus amigos inscriben tus méritos.
¡Lector, para el dolor del mundo
una luz se ha apagado en la tierra!
Pero para éste piadoso y exaltado cristiano
¡Alegría, y de nuevo te digo, alegría!"
V.-
Donde esté tu tesoro
Allí esté tu corazón.
S.T.C.
INSCRIPCIÓN PARA UNA FUENTE EN UN BREZAL
(Inscription for a fountain on a heath).
¡Este sicomoro, a menudo con música de abejas,--
carpas como esta querían los Patriarcas! ¡Incólume gigante,
cubran todas tus añosas ramas esta tienda,
el pequeño cuenco redondo, que esta prominente piedra
resguarda de las hojas que caen! ¡Larga sea la Primavera,
serena como el aliento de un niño dormido,
y lance al caminante sus heladas aguas,
con pulso firme y suave! Que no cese
la danza silenciosa de esos diminutos conos de arena,
que en su base, como los Pajes de las Hadas,
alegres y pequeños, danzan continuamente,
sin perturbar la superficie tersa de la Fuente.
Aquí están el crepúsculo y la calma: aquí hay musgo,
una mullida silla, y una sombra intensa y generosa.
Puedes buscar muy lejos y no hallarás un árbol semejante.
¡Bebe aquí, Peregrino; descansa aquí! Y si tu corazón
es inocente, también aquí revivirás tu espíritu,
oyendo sonidos apacibles, o los vientos que pasan
o el murmullo de las abejas rumorosas.
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