CAPÍTULO LXXXIX - ROBERT LOUIS STEVENSON
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CAPÍTULO LXXXIX
ROBERT LOUIS STEVENSON
Robert Louis Balfourt Stevenson, poeta, novelista, dramaturgo, cronista y
ensayista escocés.
Edimburgo, 13-11-1850; Vailima, Islas Samoa, 03-12-1894.
Nació y creció en el seno de una familia acomodada. Era el hijo único de Thomas Stevenson, un próspero ingeniero civil, y su esposa, Margaret Isabella Balfour.
Asistió a la Academia Edimburgo antes de ingresar, a los diecisiete años a la Universidad de Edimburgo, donde obtuvo su grado en Derecho, pero nunca ejerció la abogacía. Desde niño tuvo complicaciones de salud ocasionadas por deficiencias pulmonares, por lo que tuvo que permanecer en cama mucho tiempo. Su niñera le contaba entonces numerosas historias que despertaron su interés por la literatura.
En 1873 conoció en Suffolk al erudito inglés Sidney Colvin, de quien se hizo amigo para toda la vida, y a Fanny Sitwell, quien más tarde se casó con Colvin. Sitwell, una mujer mayor con encanto y talento, descubrió al joven y se ganó su confianza. Pronto Stevenson estuvo profundamente enamorado y, a su regreso a Edimburgo, le escribió una serie de cartas en las que primero hacía el papel de amante, luego de adorador y luego de hijo. Uno de los varios nombres con los que Stevenson se dirigía a ella en estas cartas era “Claire”, hecho que muchos años después de su muerte daría lugar a la idea errónea de que Stevenson había tenido una aventura con una chica humilde de Edimburgo, con ese nombre. Con el tiempo, la pasión se convirtió en una amistad duradera.
Sus primeros escritos, como An Inland Voyage en 1878 y Travels with a Donkey in the Cévennes en 1879, reflejan sus impresiones sobre los primeros viajes que tuvo que hacer, en busca de climas más benignos para su delicado estado de salud.
En un viaje posterior a California, conoció a Fanny Vandegrift Osbourne, una divorciada estadounidense diez años mayor, con quien contrajo matrimonio en 1880.
En 1881 publicó Virginibus Puerisque (Of Maidens and Youths), su primera colección de ensayos. En abril de 1882 abandonó Davos, pero una estancia en las Scottish Highlands, que dio lugar a dos de sus mejores cuentos, Thrawn Janet y The Merry Men, le produjo hemorragias pulmonares, y la pareja se transladó al sur de Francia.
Después de publicar su famosa novela Treasure Island en 1883, Robert y Fanny pasaron una temporada en Suiza y la Riviera francesa, y regresaron a Escocia en 1884, estancia que se prolongó hasta 1887. Durante este período publicó otras dos novelas de aventuras, The Black Arrow: A Tale of the Two Roses y Kidnapped, y un relato del llamado terror fantástico, que se sigue leyendo con mucho interés en la actualidad, The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde.
En agosto de 1887, aún en busca de salud, Stevenson partió hacia Estados Unidos con su esposa, su madre y su hijastro. Al llegar a Nueva York, se hizo famoso, con editores y editores que le ofrecían lucrativos contratos. Se quedó por un tiempo en las montañas de Adirondack, donde escribió varios ensayos y comenzó The Master of Ballantrae.
En 1888 inició con su esposa un viaje de vacaciones por las islas del Pacífico sur, y llegaron hasta Samoa, donde habría de vivir sus últimos años, rodeado del afecto y la admiración de los nativos. Lo bautizaron Tusitala, “el narrador de historias”.
De esta última etapa de su vida nos quedan Across the Plains, The Master of Ballantrae, In the South Seas, Survivor, The Bottle Imp and Other Tiles, Catriona, el volumen de poemas A child’s Garden of Verses y la novela inconclusa Weir of Hermiston. Además, las dos novelas que escribió a cuatro manos con su hijo adoptivo, el escritor Lloyd Osburne: The Wrong Box y The Ebb-Tide.
Menos de un mes después de cumplir 44 años, una hemorragia cerebral acabó con su vida.
En la casa de la Familia Stevenson en Vailima, Samoa, se leen sobre su tumba las dos estrofas de su poema Requiem, que había compuesto diez años antes, cuando su estado de salud lo hizo pensar que no viviría mucho más:
Bajo el inmenso y estrellado cielo
cavad la tumba donde duerma en paz.
Feliz viví y alegremente muero
y ésta será mi súplica final.
Grabad sobre mi lápida estas letras:
“Aquí descansa
donde quiso estar;
del monte el
cazador está de vuelta
y el marino
regresa de la mar.”
(Hyères, mayo, 1884).
EPITAFIO PARA EROTION - (Epitaphium Erotii)
Aquí
duerme Erotion, a quien el destino se llevó
a los
seis años. ¡Viajero (cuando también yo muera,
lo cual sucederá
en mi granja campestre),
honra
todos los años a este pequeño espíritu!
Luz para
tu corazón, salud para tus hijos, es mi deseo,
y que sea
esta, en tu verde granja, la única tumba.
EPITAFIO
Yo, a
quien Apolo visitó alguna vez,
o fingió
visitar, ahora, que ha llegado mi día,
duermo
completamente; no sabré en absoluto
del
cansancio de lo mutable; no percibiré
las
inconmensurables arenas de los siglos
apurando
el agua pálida, ni el estruendoso
ritmo
musical de las nuevas generaciones.
CITAS
- La única finalidad
de la vida es ser lo que somos y convertirnos en lo que somos capaces de ser.
- No hay deber que
descuidemos tanto como el deber de ser felices.
- La política es tal
vez la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación.
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