CAPÍTULO XCVII - PHILLIS WHEATLEY
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CAPÍTULO XCVII
PHILLIS WHEATLEY
Phillis
Wheatley, poetisa, primera afroamericana en publicar un libro de poesía en los
Estados Unidos.
Senegambia, hoy Senegal, c.1753; Boston, 05-12-1784.
Su vida
es una historia que prometía un horizonte claro y un desenlace feliz, pero su
gran talento no fue suficiente para superar los prejuicios raciales de sus
contemporáneos para aceptar su doble condición de negra y esclava.
A los
siete años fue robada a su tribu en África Occidental y vendida a traficantes
que la embarcaron en la goleta The
Phillis -de ahí su nombre- y llevada a las colonias británicas en Estados
Unidos. Allí fue comprada por John Wheatley, un próspero comerciante de Boston,
como sirviente para su esposa Susana. Como era usual, se le dio el apellido
Wheatley.
En su nueva familia le enseñaron las primeras letras, y la animaron a escribir poesía cuando se dieron cuenta de sus inclinaciones y habilidades literarias. Leyó a los clásicos griegos y latinos y a los catorce años escribió To the University of Cambridge, in New England, su primer poema.
En 1773,
acompañada del hijo de los Wheatley viajó a Londres en busca de patrocinio para
su obra, y encontró eco en Selina Hastings, condesa de Huntingdon, que ya había
apoyado los escritos de antiguos esclavos liberados que compartían su fe. Logró
así la publicación del volumen Poems on Various Subjects, Religious and Moral, que la hizo famosa tanto en Inglaterra como en
las colonias americanas.
Figuras de la talla
de George Washington y el poeta afroamericano Jupiter Hammon elogiaron su obra.
A los 20 años, después de la aparición de su primer libro, que era la primera obra poética publicada por una mujer afroamericana en lo que hoy es Estados Unidos, Phillis fue emancipada.
Hacia 1778, conoció y
se casó con John Peters, un tendero negro liberto, de profesión verdulero.
Tuvieron que enfrentar grandes dificultades, malas condiciones de vida y la
muerte de sus dos bebés.
Después de que su marido fuera encarcelado por deudas en 1784, Wheatley cayó enferma y murió en la pobreza. Su último hijo murió unas horas después.
Sus
restos reposan en el cementerio Copp’s Hill Burying Ground de Boston.
El
cenotafio en el Rincón de los Poetas de la Catedral de San Juan en New York, se
tomó de su poema Un Himno a la Humanidad:
Amplía la mente
demasiado estrecha
y llénala con tu
fuego.
En el
Memorial de Mujeres de Boston hay una estatua en su honor, con las siguientes
inscripciones:
I
Phillis Wheatley. Ca.1753-1784
Nacida en África Occidental y vendida como
esclava del barco “Phillis” en la época colonial de Boston, fue un prodigio
literario cuyo volumen de 1773, “Poemas sobre Varios Aspectos, Religión y
Moral”, fue el primer trabajo publicado por un escritor africano en América.
II
¡Imaginación! ¿Quién puede cantar tu fuerza?
¿O quién describe la celeridad de tu carrera?
Cruzando el aire para encontrar la morada
luminosa,
el palacio empíreo del Dios tronante,
podemos en tus alas ir más allá del viento
y dejar atrás el móvil universo:
Los ojos de la mente vagan de estrella a
estrella,
miden el firmamento, tasan los reinos celestiales.
Allí con una mirada percibimos el poder total,
o deslumbramos con nuevos mundos tu alma
ilimitada.
Sobre la
Imaginación.
III
Yo, a edad temprana, por aparente cruel
destino
fui arrancada de la casa feliz del África
querida:
¿Qué terribles punzadas lastimaron,
qué amarguras labraron el seno de mis padres?
Fue esa alma acerada, no movida por ninguna
miseria,
la de un padre aferrado a su criatura amada:
Tal es, tal es mi caso. ¿Y puedo, entonces,
solamente rezar
para que otros no sientan jamás el dominio del
tirano?
Para Su Señoría
William, Conde de Dartmouth.
IV
…en cada Pecho humano, Dios ha sembrado un
Principio, que llamamos Amor a la Libertad; es impaciente contra la Opresión, y
anhela la Liberación…el mismo Principio vive en nosotros.
Carta al Reverendo Samson Occom. Febrero 11, 1774.
SER TRAÍDA DESDE ÁFRICA HASTA AMÉRICA - (On being brought from Africa to America)
La
misericordia me trajo desde mi tierra pagana,
le enseñó
a mi alma ignorante a entender
que hay
un Dios, que también hay un Salvador:
Nunca
había buscado la redención ni sabía de ella.
Algunos
miran nuestra raza oscura con ojo desdeñoso,
“Su color
es un hito diabólico.”
Recuerden,
Cristianos, Negros, tan negros como Caín,
que
pueden ser refinados, y unirse al angélico tren.
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